Primera parada del Premio Planeta. Hotel Palace de Barcelona. José Manuel Lara, presidente del Grupo Planeta escoltado por siete estáticos miembros del jurado (Rosa Regás, Carmen Posadas, Pere Gimferrer, Fernando Delgado, que se estrena este año, Juan Eslava Galán, Alberto Blecua y Emili Rosales) da la bienvenida a los invitados. Porque en esta rueda de prensa, organizada para separar el cóctel de la comida, nada se dirá de sustancia sobre lo que todos hemos venido a notificar.
Así que hablemos de lo que no hemos venido a hablar, de Cataluña. No es la primera vez que José Manuel Lara asegura que "si los políticos crean problemas a lo mejor los accionistas tendrán que tomar medidas". Que Planeta se va de Cataluña porque "no conoce a ningún editor que trabaje fuera del país del idioma de origen", en el que publica. Y sigue. Ante la separación "tomaremos medidas no de cabreo político sino de realidad empresarial". Lara que no quiere caldo, tres tazas. Seguimos. "No hay caldo de cultivo para el independentismo", asegura. "Fase de bajar un poco el suflé", por "la fractura". "El gran peligro". Lo que sí recuerda es, cita a Montilla, que "hay entre un 90 y un 95%" de catalanes que en 2007 "se sentían incómodos con el marco constitucional por cuestiones fiscales". El fallo de España. En el fallo del Planeta, el miércoles por la noche estarán la ministra Ana Pastor, el presidente de la Generalidad, Artur Mas, el secretario de Estado de Cultura, Juan Manuel Lassalle, y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.
63 años orbitando
Sexagésimotercera edición del Premio Planeta. 63 años, 41.000.000 ejemplares vendidos gracias a este bautismo, 21.000 novelas lanzadas por los "anonimatos" para intentar alcanzar el estrellato, que empieza por 601.000 euros y se consuela con 150.250.
Este año han llegado a la sede 453 obras originales de todo el planeta. 33 son ciudadanas del mundo. Origen desconocido. 76 de América del Sur. Parece que ya toca ganador mexicano (país clasificado en el grupo de Amércica del Norte, por cierto). Razones empresariales. Nadie responde. "No creo que sea Jorge Volpi", dice Lara. Entre las novelas finalistas una habla de Caracas, de sus bajos fondos (bajos se queda corto) y de periodistas. En la rueda de prensa ha dicho Juan Eslava Galán que el reportero protagonista es naif. Ya veremos. En Venezuela el año pasado hubo medio millar de violaciones de derechos de información, no hay papel para los medios críticos y ocupa el puesto 117 de libertad informativa en el mundo. El ranking es de 180 países.
El único miembro del jurado en hablar, Juan Eslava, nos anuncia que este año en la decena final "hay predominio de novela policiaca. Se escribe lo que se lee, modas literarias". La historia está de capa caída. Desde mafias rusas de la prostitución enfrentadas en Marbella, amor otoñal, guerra civil española, una roadmovie literaria, otra que recuerda a la película La Comunidad de Alex de la Iglesia, Comiendo sonrisas, a la única finalista que califica de excelente, será para despistar… Es una investigación sobre la muerte de una madre. Protagonista femenina.
José Manuel Lara empieza agradeciendo la labor de los medios de comunicación, "la única manera de facturación es que los medios hablen del libro". Luego toca Ley de Propiedad Intelectual, que pasado mañana va de vuelta, no devuelta, al Congreso y el pirateo de libros. "No queremos ganar dinero de los internatutas" (error), "que los bloqueos de las webs piratas sean inmediatas, que el proceso no dure meses", dice Lara, "es un espoleo hasta a la madre que lo parió". Batallador cansado. Otro fallo, el papel contra lo digital. En la quinta pregunta el presidente del grupo Planeta admite que a los lectores les gusta eso del papel con e-book incluido, que es cómodo para viajar… Claro. Lara ha preguntado directamente a Carmen Posadas si se ve leyendo sus libros en una plaza de toros, como los cantantes víctimas del pirateo, que ni por esas ganan dinero. Por los gestos minimalistas de Posadas, le ha hecho gracia la ocurrencia, sí... pero poca.
Por cierto donde no hay negocio, por si alguien está pensándolo, es en la venta de enciclopedias y diccionarios "han caído de 75.000 a 5". O algo así. Pues eso.