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El genio Orson Welles

En el centenario del nacimiento del cineasta, se reedita en España Mr. Arkadin (1954), que fue origen de una de sus películas menos logradas.

Los Libros: El genio de Orson Welles

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En el centenario del nacimiento del cineasta, se reedita en España Mr. Arkadin (1954), que fue origen de una de sus películas menos logradas.
Orson Welles | Cordon Press

En el centenario de Orson Welles (nacido en 1915) se acaba de reeditar en España su novela Mr. Arkadin (1954), que fue origen de una de sus películas menos logradas. (Por cierto, rodó parte de ella en España y Miguel Delibes ha contado que él intervino, como extra, en una escena que fue suprimida en el montaje). No hace falta subrayar su talento excepcional en la radio, el teatro, la interpretación, la dirección... Baste con recordar títulos que forman parte ya de los clásicos contemporáneos: Ciudadano Kane, El cuarto mandamiento, Sed de mal, Campanadas a medianoche...

En la introducción, Juan Cobos, gran conocedor de Welles, nos cuenta algunos autores que tenía en su biblioteca personal; entre ellos, no pocos españoles: de los modernos, Ortega y Unamuno (y, no se sorprendan, algo de los Álvarez Quintero y Martínez Sierra); de toros, el Cossío, biografías de toreros y antologías de poesía; de los clásicos, Santa Teresa de Jesús y Bernal Díaz del Castillo (el maravilloso cronista de Indias que tantos españoles desconocen). No puede sorprender que tuviera muchas ediciones de las obras de Shakespeare. Sí es interesante subrayar la abundante presencia de libros de misterio y policiacos, una de sus grandes pasiones.

De ella nace esta novela; también, de la experiencia en la película El tercer hombre. Aunque estaba basada en la novela de Graham Greene y la dirigió Carol Reed, nadie discute la gran influencia, en el éxito final, de Welles, más allá de su interpretación del personaje de Harry Lime. Baste con recordar los fuertes contrastes, en blanco y negro, tan influidos por el expresionismo alemán; en concreto, el final de Harry, cuando los dedos de su mano asoman dramáticamente a través de una tapa de alcantarilla...

El éxito de este personaje suscitó que le encargaran una serie de guiones sobre la vida anterior (la "precuela", dirían hoy) de Harry Lime. De esto y de su relación con un refugiado francés, Louis Dolivet, surge Mr. Arkadin.

A la medida de Welles

El personaje parece hecho a la medida de Orson Welles, como actor: tan imponente como un profeta bíblico y tan poderoso como Kane, con la única debilidad de la pasión por su hija Raina (a la que corteja el narrador, como una manera de acercarse a su padre). Arkadin vive en la soledad, encarna el poder del dinero, es un enigma viviente: "No sé quién soy"... Entre sus posesiones se incluye un castillo catalán, cercano al del ogro o la bella durmiente de los cuentos infantiles... Una cita de Shakespeare le sirve para defender a las personas con carácter, fieles a sí mismos.

En la novela aparece el amor de Welles por los españoles, orgullosos en su pobreza, ásperos como sus paisajes: "Son gente pura..., dura..., rigurosa..., fatalista. Me gustan..." Menciona a Goya, las procesiones, el magnífico coñac. Y elogia la belleza del sol poniente, "del color de la sangre de toro".

¿Se advierte, en esta novela, la influencia del cine? Muy claramente, en tres aspectos. En lo visual, en los fuertes contrastes de sombras y luces. En la estructura, por la unión de escenas sueltas, cada una brillante y sorprendente. En lo literario, en los diálogos brillantes, propios de los grandes guionistas norteamericanos, y en las cínicas reflexiones del narrador sobre las relaciones sentimentales: "No hago llorar a las mujeres más de lo necesario para mantener vivo su cariño... No se le conocían amistades femeninas: las feas, ni falta que hacen; las guapas salen demasiado caras... Si bien no me importaba beber en cualquier vaso, no me gustaban las mezclas... Las mujeres poseen el inestimable don de encariñarse con los hombres en proporción directa con los servicios que ellos les prestan, y tanto más se encariñan cuanto más débiles, más inermes y más ingratos – también – son esos hombres".

El enigma policiaco conduce a indagar en el misterio de la condición humana. A uno de los personajes, "una larga y agria experiencia de la vida le había proporcionado una resignación llena de dignidad". De esa fuente parece brotar la conclusión: "Cada cual saca de donde puede la fuerza para vivir".

Dos cosas de genio

La novela tiene – creo – un defecto claro: la desmesura, el exceso, el barroquismo, que conduce a una final casi de "grand guignol". Y una cualidad evidente, que hace muy atractiva la lectura: el resplandor de la inteligencia. Las dos cosas son muy propias del genio Orson Welles.

Añado –con toda modestia – un recuerdo personal. Estuve con él solamente una vez: en aquel "verano sangriento", una mañana, en Bayona, estábamos mi padre y yo, con Luis Miguel Dominguín y Ernest Hemingway, en una terraza, al aire libre. Al cabo de un rato, llegó Welles y se sentó con el grupo. Desde ese momento, se convirtió en el centro de toda la conversación. Como estaba sentado a mi lado, me contó lo mismo que repitió en otras ocasiones: que él había toreado novilladas, por los pueblos de Sevilla, con el apodo El Americano. Y me enseñó una cicatriz, en el brazo, asegurándome que se la había producido un novillo...

No he encontrado ningún dato que lo confirme. ¿Era verdad o una absoluta fabulación? Las dos cosas eran perfectamente posibles, en el director de Ciudadano Kane y de Fake (fraude): un genio llamado Orson Welles.

Orson Welles: Mr. Arkadin, Barcelona, ed. Anagrama, abril de 2015, 227 págs., 18’90 euros. ISBN: 978-84-339-0691-5.

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