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Gabriel Albiac presenta la edición más ambiciosa de los 'Pensamientos' de Pascal

"Una de las ediciones más brillantes que se han hecho de los Pensamientos a nivel internacional", según Luis Alberto de Cuenca  

Durante la tarde de ayer tuvo lugar un acontecimiento extraño en el Museo ABC: fue presentado un libro que no es un libro, por un autor que no es su autor estricto, de un pensador que "debería haber caído en el olvido" hace trescientos años. Cualquiera podría objetar, sin embargo, que muchas veces el traductor y editor de una obra acaba haciéndola más suya que el propio escritor, pero si en algo se esmeró Gabriel Albiac ayer fue en dejar claro que todos sus esfuerzos de los últimos 4 años han ido dirigidos a lo contrario: hacer de los Pensamientos (Tecnos) de Pascal lo que realmente fueron en su origen, presentándolos como realmente fueron concebidos y despojándolos de todos los malentendidos que han ido generándose a su alrededor durante los últimos tres siglos y medio. Paradójicamente (o no), para llevar a cabo esta tarea ha debido trabajar de una manera desmesurada, "identificando uno por uno todos los papeles" que conforman la obra póstuma del matemático francés, traduciéndolos escrupulosamente, rastreando cada una de las posibles citas desordenadas que se esconden entre esas páginas, muchas veces mal atribuidas al propio Pascal, y construyendo digitalmente una caja en la que depositar los legajos, a imitación de la verdadera caja en la que, después de su muerte, sus herederos encontraron sus anotaciones. Definitivamente, Albiac sí es el autor de "una de las ediciones más brillantes que se han hecho de los Pensamientos, no solo en el ámbito hispano, sino también en el internacional", como sentenció también ayer el filólogo y poeta Luis Alberto de Cuenca.

"Pascal es un accidente", comenzó a explicar el filósofo. "Un accidente casi milagroso. Lo normal hubiese sido que su nombre hubiese desaparecido". Lo que ocurrió fue que tras su muerte sus familiares rebuscaron entre sus pertenencias, con la clara intención de encontrar una obra póstuma, pero con lo que dieron no podía parecerse menos a un libro. "De hecho no era ni la preparación de un libro. Eran simplemente anotaciones desordenadas y acumuladas durante años". Muchas de ellas estaban agujereadas y unidas por alambres y constituían el contenido de conferencias que el propio Pascal preparaba para exponer a sus amigos. Sus herederos decidieron, pese a todo, editarlas y publicarlas, "buscando indudablemente su canonización. Algo ciertamente ingenuo, por otro lado, después de las críticas que el matemático había hecho de la Compañía de Jesús". "He ahí la primera gran distorsión", continuó Albiac."Convertir en libro lo que no es un libro".

Aquella evidencia llevó al filósofo a una pregunta inevitable: "¿Cómo se edita una caja de papeles sin distorsionarla?". Lejos de criticar la edición original, de la que destacó su "rigor admirable, teniendo en cuenta que se hizo en el siglo XVII", consideró que, hasta hace relativamente poco, culminar con éxito una tarea de tales características era simplemente imposible. Habría hecho falta "elaborar una caja igual, y meter en ella los papeles tal y como los dejó su dueño; lo que supone de por sí un coste de producción y distribución inasumible". En los tiempos que corren, sin embargo, lo que sí que es posible es "la ficción digital de la caja de papeles", dentro de la cual sí se pueden colocar los papeles, "agrupados como los agrupó Pascal". Así, el lector que se haga con el libro tendrá acceso en todo momento a esa base de datos desarrollada por Albiac, y podrá leer como le plazca los Pensamientos.

"Una edición única"

Junto a Gabriel Albiac, presentaron el libro dos eminencias de la talla de Jon Juaristi y Luis Alberto de Cuenca, amigos suyos de hace muchos años, y voces más que distinguidas a la hora de valorar un trabajo como el que les había reunido allí. "Existían muy pocas ediciones en español de los Pensamientos de Pascal", arrancó Juaristi. "Pero esta que presenta ahora Gabriel es única. Las 42 páginas que sirven de introducción a la obra son un trabajo de hermenéutica deslumbrante". Luis Alberto de Cuenca, por su parte, se amparó a su faceta de filólogo y amante de los libros para criticar el proyecto. "Sospecho que es por eso que mi gran amigo Gabriel me ha invitado hoy, ya que en otros asuntos más sesudos dudo que pueda ser de alguna ayuda, porque me están completamente vedados". "Como filólogo, sin embargo", prosiguió, "me viene a la cabeza aquella cita de Horacio, que decía: 'Construir un monumento más duradero que el bronce'. Y eso es lo que ha hecho él con esta edición. Ha construido un monumento más duradero que el bronce". Además, destacó el libro como un "auténtico prodigio de la ecdótica", cuyo valor reside precisamente en su destacado esfuerzo por ser lo más fiel posible al texto original, y se despidió llamando la atención sobre la editorial Tecnos, sin la cual este proyecto nunca habría llegado a buen puerto.

Ya metidos en materia, como no podía ser de otra manera, ninguno de los tres quiso concluir la presentación sin mencionar algunos de los hitos en la historia del pensamiento propiciados por la obra de Pascal. "Sobre todo la voladura del yo", destacó Albiac. "Actualmente vivimos en los confines del Barroco. Estamos viendo el desenlace de todo lo que arrancó en el XVII, ese yo escénico, que le llegó directamente al francés, y esto es indudable, del teatro español". Siguiendo por esa senda Juaristi destacó por encima de otras aportaciones del matemático, su "impresionante ponencia" acerca de la condena de los poderosos, y de la política en general. Una serie de cuestiones que parecen más actuales que nunca, y que brindaron al protagonista de la noche la oportunidad dorada de cerrar la velada con una cita de su rescatado Pascal: "En último término la política, en el más honrado de los casos, es una condena honorable".

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