El Museo del Prado tiene almacenes y espacios subterráneos que la mayoría de los mortales nunca conoceremos. La imaginación nos puede regalar momentos extraordinarios y permitirnos pintar una sugestiva realidad de lo que se esconde bajo la pinacoteca madrileña. Podemos agudizar el ingenio y añadir estrambóticas interpretaciones de las obras que atesora y, así, que nuestra visita al museo se envuelva de una nebulosa inquietante pero divertida. Este es el regalo que nos hace Plaza y Janés. Con el Bicentenerio del Museo del Prado como percha, Luis Montero, escritor e historiador del arte, publica El museo de los espejos, un thriller que gira en torno a los símbolos de pinturas universales.
La intriga nos lleva a las celebraciones del Bicentenario, que se ven drásticamente alteradas por una serie de violentas muertes. Un abyecto pero instruido asesino reproduce algunas de las pinturas más famosas que allí se exponen. Una copista aficionada y un estrafalario experto en simbología se verán obligados a tratar de resolver los crímenes.
Más allá de esta entretenida trama, que así a priori podría resultar un Código Da Vinci castizo, es un libro curioso por dos cuestiones. Por un lado, propone conocer detalles de obras maestras de Velázquez, Goya o el Bosco desde una perspectiva distinta –algo esotérica–, desentrañando su simbología y la interpretación de lo que quiso trasmitir el artista.
"El paralelismo entre el Museo del Prado y un templo le pareció oportuno. El edificio Villanueva tenía trazas de santuario, como si fuera una visión de un profeta más que el diseño de un arquitecto".
Su autor, especialista en Iconografía, ha fabricado un artefacto literario que se lee bien, que resulta curioso y que explora la mente de los mejores pintores de la Historia del Arte para traducir su intención con los pinceles. Los crímenes son la excusa para adentrarnos en símbolos, códigos y alegorías. "Ninguna de las interpretaciones simbólicas que mencionan los personajes del relato es fruto de mi invención", matiza el propio autor, quien aporta bibliografía específica para aquellos a los que le haya picado la curiosidad sobre estos temas.
"Había símbolos por todas partes: en los paisajes, en las manos de los santos, en los colores...Cada pintura susurraba múltiples secretos. Querían ser leídas. Exigían ser interpretadas para no morir en el olvido".
Por otro lado, permite acercarse al funcionamiento de un museo como el Prado. El lector puede descubrir la figura del correo, la persona designada para velar por los cuadros cuando se prestan a otra institución; o la del copista, una figura muy ligada a la propia historia del museo y a su concepción de academia. De hecho, durante los primeros años de vida del Prado, el centro solo abría los miércoles para el público general y el resto de días estaba reservado a investigadores y copistas. Hoy en día, hay una Oficina de copias y es muy habitual toparse con caballetes y artistas en plena acción.
En contra, la trama, aunque tiene buena cadencia, se vuelve inverosímil por momentos. Por ejemplo, existe un enmascarado omnipresente que se pasea por Madrid invisible a todos, sin levantar sospechas. Luis Montero Manglano (Madrid, 1981) es autor de otras novelas como El Lamento de Caín (Premio EATER mejor novela de terror, 2012) o La ciudad de los nombres santos.
Luis Montero Manglano. El museo de los espejos. Plaza y Janés, 2019. ISBN: 9788401022289. 18 euros.