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Publican tres relatos inéditos de Virginia Woolf

La obra, inspirada en su amiga Mary Violet Dickinson, será publicada en octubre por Princeton University Press como La vida de Violeta.

Retrato de Virginia Woolf en su juventud. | Wikipedia

Tres relatos inéditos de Virginia Woolf, redactados en 1907 y considerados durante décadas una curiosidad privada, verán la luz en octubre bajo el título La vida de Violeta (Princeton University Press). El hallazgo revela una faceta satírica y fabuladora de la autora británica, además de anticipar algunos de los temas que marcarían su obra posterior.

Los textos componen una biografía satírica de Mary Violet Dickinson, amiga íntima de Woolf —entonces todavía Virginia Stephen— en sus veinte años. Dickinson fue la primera lectora de sus escritos, le presentó a uno de sus editores y la cuidó tras una crisis nerviosa sufrida en 1904. A ella dirigió Woolf el primer borrador, con una petición muy clara: que solo ella y otra amiga, Nelly, lo leyeran.

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Un hallazgo inesperado

La historia, sin embargo, siguió un camino distinto. En 2008, la profesora Urmila Seshagiri, de la Universidad de Tennessee, acudió a Longleat House, residencia isabelina de Wiltshire donde se conservan documentos de Dickinson, para investigar unas memorias inéditas sobre la infancia de Woolf. Allí, el archivero le ofreció algo inesperado: un manuscrito mecanografiado y corregido a mano por la propia autora. Era Friendships Gallery, el conjunto de relatos sobre Dickinson, revisado en 1908 y cargado de cientos de cambios de estilo. "Fue el tipo de momento que nunca piensas que vas a tener como investigadora de a pie", confesó Seshagiri a The Guardian.

El hallazgo estuvo rodeado de misterio: la pandemia bloqueó el acceso al material durante años, ya que la legislación internacional impedía escanearlo o siquiera mostrarlo por videollamada. No fue hasta 2022 cuando Seshagiri pudo abrir la caja de color crema en la sala de lectura de Longleat y confirmar que tenía entre manos un original olvidado de Woolf.

Rechazados por Leonard Woolf

El destino de los manuscritos también estuvo marcado por el desdén inicial. En 1955, la familia de Dickinson ofreció las versiones tempranas a Leonard Woolf, viudo de la escritora. Leonard, quizás influido por la timidez con que Virginia valoraba esos textos, rechazó adquirirlos y los consideró "una broma privada, y no muy buena". Su cuñada, Vanessa Bell, pensaba justo lo contrario: los describió como "muy ingeniosos y brillantes". Finalmente, acabaron en la Biblioteca Pública de Nueva York, donde pasaron desapercibidos durante décadas.

Más de cien años después de su creación, los textos que Woolf no quiso publicar han pasado de ser "una broma privada" a convertirse en una pieza clave para entender cómo se forjó una de las voces más influyentes del siglo XX.

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