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Fabcaro y Conrad, autores de Astérix: "Es complicado hacer humor, estamos más crispados que con Goscinny y Uderzo"

Fabcaro y Didier Conrad presentaron en Madrid Astérix en Lusitania, cuadragésimo primer álbum del personaje y séptimo sin los autores originales.

Fabcaro y Didier Conrad presentan en Madrid Astérix en Lusitania. | EFE

Los franceses, al igual que los ingleses, saben conservar sus mitos. Y uno de ellos es Astérix, que regresa esta misma semana con el segundo álbum escrito por Fabcaro y el séptimo dibujado por Didier Conrad, Astérix en Lusitania (Editorial Bruño, 2025), con los irreductibles galos dándose un nada plácido paseo por el actual territorio portugués. La marcha al Olimpo de Goscinny y Uderzo no impidió a los autores dejar todo bien atado para que los de Armórica continuaran su resistencia contra el Imperio Romano, una excusa como otra cualquiera para hablar de identidad cultural, patriotismo y, también, de relaciones internacionales, como quedó demostrado en la presentación del álbum en la residencia del embajador de Portugal en Madrid.

"Se desarrolla en una Antigüedad soñada, una que refleja la sociedad actual. Astérix en Hispania se hizo en plena España de Franco, y no tiene nada que ver con la España actual. Quizá en el futuro los podamos traer de vuelta", dijo Conrad en la residencia del embajador portugués en Madrid. Astérix, en definitiva, no ha muerto con sus autores porque es un pretexto para "hablar de la sociedad actual", una sociedad que va "cambiando".

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Pero entonces, ¿qué diferencia al Astérix (y Obélix) de Goscinny y Uderzo del actual, habitualmente escrito por Jean-Yves Ferry?. "Hay enormes diferencias. Entonces los países estaban más diferenciados que ahora, el concepto de Europa no existía". Los portugueses, por ejemplo, tienen el pelo negro y el inevitable bigote, pero aparte de ese diseño reconocible los autores tienen que reconocer más mezcla. "Y eso también da información", expone Conrad, en realidad ya todo un veterano en la saga. "Tienes que respetar el diseño de base, que es una representación de lo antiguo". Y en cada álbum, sobre todo en los de viajes, hay que sumar la obligación de "encontrar el alma de cada país".

Eso trae ventajas e inconvenientes, dado que "podemos ir más lejos" pero, a la vez -reconoció Conrad- tratando de adaptar el humor de Goscinny. "Los clichés evolucionan, y eso está bien. Pero la sociedad está más crispada que en su época. Hacer humor es más complicado", reconoce el dibujante. Eso se aplica también al paisaje de Portugal, "a su intensidad, humedad, verdor y vegetación". El proceso de documentación fotográfica fue extenso y sirvió, junto a algunos modelos tridimensionales de última hornada, para crear el "95%" del aspecto del álbum portugués de Astérix.

Fabcaro, como guionista, considera que "lo que está pasando con el gobierno francés daría para tres o cuatro álbumes". Lo más prudente para ambos es que Astérix y Obélix beban de lo contemporáneo, de los cambios en la sociedad, pero no de esa actualidad inmediata con fecha de caducidad obligada. El firmante de El lirio blanco, que "espera seguir" y que se ha quedado en la saga tras el descanso ("que iba a ser temporal") de Ferry, el dibujante "prioritario y elegido por Uderzo", explica que "como lector prefiero las historias en la aldea, porque me gustan sus habitantes. Pero como autor he descubierto aquí los viajes, donde puedes divertirte con la cultura si mantienes el equilibrio de humor bondadoso adecuado. Reírnos juntos, no uno contra el otro".

Hay que tener claro que Astérix es un cómic de época, pero no histórico, y las licencias son necesarias. Fabcaro es consciente de que el villano Viriato fue asesinado por los suyos, no solo traicionado, "pero no hablamos de muertes. Esa dimensión la metemos por debajo de la alfombra. Astérix lo leen los niños". Los dos autores, por eso, disfrutaron la adaptación 3D de Netflix y Alain Chabat, perfecta para seguir atrayendo lectores y espectadores con más contenido aventurero y paródico. "Hay que conservar la conexión con los niños. Es una colección conocida emocionalmente por adultos, y los niños pueden estar más despegados. Por eso las películas y series pueden llevarla de nuevo a ese público", aclara su editora española Guitián, editora del grupo Bruño, en línea con los autores.

¿Significa eso perder la mala leche del concepto original de Goscinny y Uderzo, cargada de codazos políticos y sociales? En cuanto a dibujo, Conrad ya era todo un veterano antes de hacerse cargo de la franquicia. "Uderzo no tenía el estilo francobelga habitual, era medio italiano y dibujaba las cosas como las sentía, era emocional e intuitivo. Yo soy de origen suizo pero con vena mediterránea, y eso ayuda. Se trata de ser fiel pero no ir completamente pegado". Una forma de expresarlo en nociones puramente estilísticas.

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