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La canción maldita de Luz Casal

Se trata de Los ejes del gato, aunque la condición de pieza a desterrar no tiene en absoluto nada que ver con su letra.

Luz Casal, en Es la Mañana de Federico. | David Alonso Rincón

Termina el año para Luz Casal con buenas perspectivas: la aparición de su álbum Me lo voy a permitir, que hace el número decimoctavo de su abundante discografía. Ha vendido de todos ellos alrededor de cinco millones de copias, muchas de ellas en Francia, donde hace tiempo fue acogida y multipremiada, como si fuera una diva de la música pop francesa. Lo que tal vez desconozcan sus millones de admiradores es que tiene una canción maldita que ha decidido eliminar de su repertorio. Explicamos la causa.

Se trata de Los ejes del gato. La condición de pieza a desterrar no tiene en absoluto nada que ver con su letra. Tiempo atrás, mientras la interpretaba durante una actuación en Tarragona, sucedió un trágico accidente. Esto ocurría una noche en 1986. Un tren de mercancías circulaba por los alrededores, detrás del escenario donde ella estaba cantando. De pronto, ese tren arrolló a parte del público, causando un muerto y once heridos. Fue cuando estaba a mitad de su interpretación de "Los ejes del gato".

La organización de aquel evento tuvo que responder a las acusaciones pertinentes por el descarrilamiento de aquel tren. Se supo que antes de la actuación de Luz Casal cambiaron de lugar el escenario. Y en esa improvisación los operarios incurrieron en un fallo en su instalación.

Luz Casal tuvo que ser atendida, presa de los nervios y la desesperación, tras suspenderse lógicamente su recital. En aquel festival de rock en la playa tarraconense de Arrabassada, poco antes de que la artista saliera al escenario, fue cuando los responsables, avisados del riesgo de una posible tormenta, cambiaron la situación del sitio donde ella iba a actuar. Quedó situado en un terraplén por donde discurrían los raíles del tren. Y ello supuso el descarrilamiento, que afectó a las vías y a una de las laderas donde se encontraban cientos de espectadores, víctimas cuando el tren de mercancías los arrolló.

Incapaz de cantar Los ejes del gato

Pasados los años Luz Casal confesaría: "Soy incapaz desde entonces de cantar Los ejes del gato. Es una herida en mi carrera".

El pasado 11 de noviembre fue su sexagésimo séptimo cumpleaños. El de una mujer que ha vivido episodios duros, desconcertantes, donde ha mostrado sus ansias de superación siempre. Comenzando por su hogar donde compartía un extraño "ménage a trois" junto a su madre, su padre y un tercero, amante de aquella, al que Mari Luz llamaba también papá. Argumento más bien propio de un culebrón televisivo. El caso es que en aquellos sitios donde convivieron se llevaban todos muy bien. Pero cuando terminaba su adolescencia, la joven asturiana-gallega le daba vueltas a su cabeza acerca de todo lo que había compartido en su hogar.

En 1976 es cuando se fija el año en que inició su vida artística, primero como parte del coro acompañante de Juan Pardo, hasta que se convirtió en solista. Imponiendo un estilo muy personal en sus baladas, tanto en sus letras como en el estilo interpretativo. Tuvieron que transcurrir varios años hasta que se la consideró una de las voces más importantes del pop melódico español. Dos canciones, entre otras, le aportaron esa notoriedad: una propia, "Rufino" y otra su versión de una antigua pieza del gran autor de boleros, entre otros géneros donde también brilló, el legendario mexicano, Agustín Lara.

Si artísticamente gozaba de popularidad y dinero, en el plano personal hubo de soportar un cáncer de mama, del que fue operada con riesgo de su vida. Cuando pudo recuperarse, en la creencia de estar ya curada, volvió años después a padecer idéntico mal. Fueron años de mucho dolor, pero la desesperanza pudo vencerla y verse definitivamente curada. Un tiempo de aislamiento que retrasó sin duda su devenir profesional.

El apoyo de Luz Casal a los pacientes con cáncer

Atada a su tierra en Galicia

Luz Casal ha estado siempre "atada" a su tierra galaica, a su pueblo en la aldea de Orros, municipio de Boimorto, La Coruña. Allí viene organizando hace años un festival solidario de gran repercusión, pues intervienen artistas veteranos y noveles de calidad. A Luz la ayudó mucho en su organización su pareja, el radiofonista malagueño Francisco (Paco) Pérez Bryan, que permaneció años en la plantilla de Radio Nacional, al frente de importantes programas musicales. Han compartido ya varias décadas juntos, siempre discretos, procurando que su vida íntima no trascendiera en los medios de comunicación. A día de hoy, hace ya tiempo que nada sabemos de su existencia en común.

En el pasado mes de junio Luz Casal recibió una llamada desde el palacio de la Zarzuela. La Casa Real le comunicaba haber sido honrada con el título de Marquesa de Luz y Paz. La reacción de la cantante fue soltar un onomatopéyico "¡yupiii!". Sucedió en una pausa en el estudio de grabación, precisamente de una canción macarra. "Me produjo perplejidad ese título de nobleza, porque sé de dónde vengo y los valores que me inculcaron mis padres".

Felipe VI concede los primeros títulos nobiliarios de su reinado a Rafa Nadal, Teresa Perales y Luz Casal, entre otros

Aunque nada ha trascendido al respecto, no es difícil constatar que nuestros Reyes son admiradores de la cantante. Aunque Luz Casal sea la única en su profesión que ostente un título nobiliario, dada su importante carrera y su entereza frente a las adversidades que tuvo que afrontar, nadie ha puesto en duda los merecimientos que la adornan.

Presta a iniciar en los primeros días de 2026 su inmediata gira, por capitales españolas y francesas, una de ellas en París, Luz Casal podrá presentar precisamente en directo una canción que ha grabado a dúo con Carla Bruni, la esposa del expresidente Nicolas Sarkozy, de actualidad por haber sido imputado en un supuesto caso de corrupción, condenado a ir a la cárcel, de la que salió al mes y medio, presentando después un libro sobre esa experiencia. Ni que decir que la gallega domina la lengua de Molière, expresándose con absoluto dominio y naturalidad.

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