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Sed de 'Juego de Tronos': 7 cosas que hay que saber antes del final definitivo

Llega la última temporada de Juego de Tronos. ¿Qué mejor momento que refrescar la memoria con algunos buenos (y sangrientos) momentos?

Llega la última temporada de Juego de Tronos. ¿Qué mejor momento que refrescar la memoria con algunos buenos (y sangrientos) momentos?
La última temporada de Juego de Tronos | HBO

Ha llegado la hora. La octava y última temporada de Juego de Tronos llega para poner el broche -esperemos que de oro- a las mil peripecias ocurridas en Poniente. La ficción basada en las novelas de George R.R. Martin, responsable de un fenómeno social sin precedentes en el ámbito televisivo, llegará de manera simultánea a Movistar y HBO la madrugada del 14 al 15 de abril a partir de las 3 de las madrugada. Mucha gente va a llegar tarde al trabajo al día siguiente.

Les anticipamos también que la tormenta de hielo, fuego y tuits enfervorecidos de los fans esta vez durará algo menos de lo habitual: la temporada final se compone tan solo de seis episodios pero, eso sí, los tres últimos de una duración que casi dobla lo normal, rozando la hora y media de duración.

Toca recordar lo mismo que todas las veces que ha comenzado temporada. ¿Qué es lo que ha ocurrido hasta ahora en Juego de Tronos? Les resumimos algunos puntos culminantes de la serie que en absoluto tienen la ambición de contarlo todo, pero al menos satisfarán la nostalgia o la sed de spoilers, por si no tienen 67 horas libres de aquí al lunes.

1. Sin tele y sin cerveza, Ned pierde la cabeza

Hasta el último capítulo de la primera temporada de Juego de Tronos todo iba más o menos normal. Un reparto de talentos jóvenes y actores veteranos capitaneados todos ellos el británico Sean Bean como el duro pero justo Ned Stark, líder de la familia "buena" de Invernalia. Golpes de efecto, sangre y sexo en dosis razonables y un argumento prometedor. Solo los fans de la novela y de Sean Bean ya lo sabían, porque así lo escribió Martin y porque Bean muere en todas las ficciones donde aparece. Pero a todos los demás la muerte de Ned, que tras la muerte de su amigo el Rey Robert Baratheon vio crecer su poder (convirtiéndose en enemigo número uno de la reina Cersei Lannister) les dejó igual de huérfanos que a los reinos de Poniente, a partir de ahí sumidos en un carrusel de horrores a cada cual más salvaje.

Un golpe de efecto necesario para sumir la trama en la conveniente crisis y desperdigar a los Stark por todo el reino, y sobre todo para demostrar que en esta serie no se iban a andar con bromitas.

2. La invitación personalizada de la Boda Roja incluye tu muerte

Hasta ese momento, los protagonistas de Juego de Tronos iban cayendo de uno en uno. Hacia el final de la tercera temporada, los Lannister rompieron ese techo de cristal liquidando de una tacada al Rey Robb, su mujer Talissa, el hijo no nacido de éstos y a la viuda Catelyn Stark, además de a varias docenas de extras y vasallos. El principal culpable, Walder Frey en colaboración con Tywin Lannister, en la primera gran victoria de la familia que a partir de entonces se sentaría en el Trono de Hierro. Una orgía de sangre concebida como castigo a Robb Stark por haber violado su promesa de matrimonio con una Frey e inspirada en un suceso real, el de la Cena Negra destinada a acabar con el poder del Clan Douglas en Escocia, allá por 1440.

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La boda roja | HBO


3. Ver morir a un malo siempre ayuda

El envenenamiento de este insoportable perturbado preadolescente sirvió como contrapeso a la tragedia de los Stark, pero en Juego de Tronos incluso las buenas noticias repercuten en más malas noticias. La primera e inmediata, el encarcelamiento de Tyrion Lannister (Peter Dinklage) que derivará tras un largo juicio y mil giros (incluyendo su liberación a cargo de su hermano Jaime) en su encuentro con la Targaryen. La segunda, alimentaría la rabia homicida de su madre, Cersei Lannister, de quien hablaremos posteriormente. Un apunte: la fuga de Tyrion incluye un parricidio (el del malvado Tywin, encarnado por Charles Dance) y la muerte de la prostituta Shae, antaño amante del más pequeño de los Lannister, porque ya saben: en Juego de Tronos las buenas noticias también acarrean sangre.

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Muere, Joffrey, muere | HBO

4. Ver morir a un bueno no ayuda nada

Los espectadores ya estábamos acostumbrados a que los Stark cayesen como lemmings. Pero el final de la quinta temporada, con la muerte del personaje encarnado por Kit Harington, dejó huérfanos tanto a los seguidores de la letra impresa de George R.R. Martin (cuyo ritmo de publicación hace tiempo va ya por detrás de la serie) como a los espectadores "de a pie". Tras muchos capítulos identificándose con su proceso de maduración en la Guardia de la Noche, forjando su madera de líder razonable, Snow estaba emperrado en convencer a los demás de aquello que nosotros como espectadores ya sabíamos: que la verdadera amenaza son los Caminantes Blancos y solo un Poniente unido podrá hacersles frente. De modo que recibe el castigo que habitualmente dispensa la serie a esos, los líderes razonables y visionarios: muerto por un niño y sus propios soldados.

Posteriormente Jon volvería de la muerte en el tercer episodio de la sexta temporada gracias a Melisandre, dando fin a muchos meses de horror y desolación. O no.

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La muerte de Jon Snow | HBO

5. Nadie pelea como un bastardo

El periplo geográfico y de maduración de Sansa no incluye su muerte, al menos hasta ahora, sino la humillación y desgracia máximas, provocadas por una serie de figuras masculinas de las que la joven va consiguiendo librarse a la manera de Juego de Tronos: con la venganza. La más alta de los Stark acaba en la peor compañía posible, primero el rey Joffrey, luego los Bolton, y siempre manejada por el malvado (pero enamorado) Meñique. La muerte de este último en la séptima temporada es una de esas grandes y retorcidas recompensas emocionales de la serie, que es mejor cuanto más sádica se pone. Pero a lo que íbamos: Sansa y el resucitado Jon Snow se alían para recuperar Invernalia, su punto de partida, de mano de los villanescos secundarios Bolton; otro (aparente) paso adelante para restaurar el orden original de la serie. La escena en que lo hacen es un prodigio dirigido por Miguel Sapochnik, uno de los mejores realizadores que han pasado por la serie, y solo por eso es importante.

6. Esto es lo que opina Cersei sobre la religión

De una manera más o menos paralela, mientras la lucha por el poder aprieta, la población pasa hambre y se entrega a la religión. Tanto es así que el Gorrión Supremo encarnado por Jonathan Pryce amenaza el poder de Cersei, a quien hizo pasar el peor trago de su vida con el célebre Paseo de la Vergüenza. El asunto quedaría convenientemente zanjado a la manera de Cersei, es decir, no con un apretón de manos sino con una portentosa explosión de fuego valirio que volaría todo el Septo y de paso liquidaría a Margaery Tyrell y centenares de desafortunados extras. Francamente, no sé si es uno de los puntos de giro más relevantes, pero sí es otro de esos instantes que demuestran la fuerza bruta de la serie.

7. Final de la séptima temporada

Daenerys y Tyrion ya están aquí con su ejército. El matarreyes Jaime (cada vez más cabal) y Cersei (convertida hace mucho en un monstruo sanguinario), mellizos y amantes, escenifican su definitiva separación después de la decisión de la reina de pactar una tregua para luchar contra la inminente amenaza de los Caminantes Blancos. Otro Lannister más simpático, Tyrion, parece estar a punto de traicionar su larga alianza con Daenerys Targarien, quien tiene dos dragones (uno en las filas del enemigo) y un prodigioso ejército que parece destinado a combatir la amenaza que viene de más allá del Muro. Pero esperen, que ya no hay muro: los Caminantes Blancos están aquí y la batalla definitiva es inminente.

Ella, la khaleesi, que se cree única y legítima heredera del Trono, no sabe que su actual amante, el Rey del Norte Jon Snow, es de todo menos bastardo: se trata del hijo de Rhaegar Targaryen y Lyanna Stark, y por tanto otro legítimo competidor al puesto... además de lejano familiar suyo. Y las sufridas Sansa y Arya, por fin reunidas y a quienes ya no les duele particularmente dar finiquito a sus enemigos, se postulan desde Invernalia como una fuerza a tener en cuenta.

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