Una fragata española en misión OTAN persigue a un submarino ruso en el Mediterráneo oriental

La actividad de la Marina de Rusia en el Mar Mediterráneo es frenética. Fragatas, destructores y submarinos tienen una presencia constante en sus aguas. En parte, moviendo embarcaciones entre sus dos salidas europeas al mar: el Mar Báltico y el Mar Negro. En parte, para hacer acto de presencia en el Mediterráneo oriental, donde además de una salida al Mediterráneo tiene una base marítima en el este de Siria.

En los últimos días, el submarino ruso B-265 Kranodar, de la clase Kilo II, que pertenece a la flota desplegada en el Mar Negro, ha estado navegando por el Mediterráneo Oriental acompañando al buque remolcador Evgeniy Churov, que tenía como destino final el puerto de Alejandría, en Egipto. Y detrás de ellos, monitorizando y controlando a ambos buques rusos, ha estado una fragata de la Armada española. Exactamente, la F101 Álvaro de Bazán.

La embarcación española está integrada en la Agrupación Naval Permanente número 2 (SNMG-2) de la OTAN y ha realizado la operación de seguimiento y control bajo bandera de la organización internacional. Una vez que los buques rusos llegaron a su destino, la fragata española se replegó junto al resto de la flotilla aliada que se encuentran de forma permanente desplegada en el Mar Mediterráneo, aunque los buques que la componen van rotando.

La Alianza Atlántica tiene cuatro flotillas permanentes en los mares europeos. Dos, una de escoltas o fragatas (SNMG) y otra de buques cazaminas (SNMCMG) se encuentran desplegados de manera permanente en el Mar del Norte y el Mar Báltico. Otras dos, también una de escoltas y otra de cazaminas, se encuentran de manera permanente en el Mediterráneo, cubriendo también el Mar Negro o el área del Canal de Suez.