L D (EFE)
Así, corredores como Joseba Beloki, Roberto Heras, vencedor en 2000, Ángel Casero, ganador de 2001, Óscar Sevilla y Juan Miguel Mercado, entre otros, encontrarán en las cumbres el terreno para abrir diferencias que les conduzca al objetivo del triunfo en Madrid. Sierra Nevada se presenta ya en la quinta etapa y son muchos los que piensan que de la montaña granadina saldrá un nuevo líder. Al día siguiente llega el segundo final en alto y primer inédito de la Vuelta, en La Pandera (Jaén). El jiennense Manuel Beltrán u Óscar Sevilla ya han comentado que "los últimos kilómetros se van a hacer eternos".
La cumbre de La Pandera ha sido una base militar de telecomunicaciones y sus cumbres sirven para que pasten las cabras y la ovejas. Muchos denominan a La Pandera como el Angliru del sur. Los ciclistas dicen que para subir sus rampas del 15 por ciento deben emplear un 39x25. Los primeros seiscientos metros son muy duros, se asemejan a la Huesera de los Lagos. El primero en llegar a la cumbre hará historia. La decimoquinta etapa entre Gijón y El Angliru (176,7 kms) será la etapa reina de la Vuelta. Desde el primero al último día, el Angliru será una referencia importante para todos. El miedo escénico del Bernabéu no se puede comparar al miedo real que ofrecen las rampas del Angliru. Será una jornada en la que los equipos tendrán que trabajar del primero al último kilómetro para sus jefes de fila. Los que quieran ganar la Vuelta tendrán que estar siempre adelante.
Antes de llegar al Angliru, los corredores deberán superar el Puerto de Marabio, el alto de Tenebredo y el alto del Cordal a sólo ocho kilómetros de las primeras rampas de la ya mítica cumbre del Concejo de Riosa. Sus tremendas rampas fueron superadas por primera vez en la Vuelta de 1999. En la octava etapa que se inició en León, el abulense José María Jiménez hizo historia y le dio una alegría a los muchos seguidores que tiene. En la edición del año 2000, la decimosexta etapa se inició también en Gijón y en el Angliru se impuso el italiano Gilberto Simoni, en una jornada en la que Roberto Heras confirmó que iba a ganar la Vuelta. En esa ocasión se recorrieron 168 kilómetros. Simoni se impuso en la cumbre a Jan Hruska, que defendía los colores de Vitalicio, pero que entró a 2 minutos y 19 segundos. El bejarano Roberto Heras cedió 2:58, el valenciano Angel Casero se dejó 6:39 y un joven Óscar Sevilla cedió 7:32. Estas diferencias confirman que en la montaña que da sombra a Oviedo, las diferencias pueden ser importantísimas.
La decimoctava etapa entre Salamanca y La Covatilla (193,7 kms) será otro punto caliente de la Vuelta. Por primera vez los ciclistas competirán sobre este escenario próximo a Béjar. Territorio conocido por los ciclistas profesionales naturales de estas tierras, Heras, Blanco o el ex Lale Cubino, se presenta como un bello escenario para descubrir y que servirá para que los que quieren ganar la Vuelta den muestras de su resistencia y de sus auténticas fuerzas. La segunda parte del trazado es muy duro, con los altos de Honduras, puerto de primera categoría, y los de Tornavacas y Tremedal, de segunda. Los técnicos aseguran que si en la primera parte de la etapa se pone un ritmo muy fuerte, al final La Covatilla va a marcar diferencias. Los equipos jugarán un baza fundamental, ya que los favoritos deben forzar la situación para que los que tengan una menor dosis de resistencia paguen en la Covatilla el esfuerzo de las jornadas precedentes. Se sube a dos mil metros, lo que ya es muy importante.
La cumbre de La Pandera ha sido una base militar de telecomunicaciones y sus cumbres sirven para que pasten las cabras y la ovejas. Muchos denominan a La Pandera como el Angliru del sur. Los ciclistas dicen que para subir sus rampas del 15 por ciento deben emplear un 39x25. Los primeros seiscientos metros son muy duros, se asemejan a la Huesera de los Lagos. El primero en llegar a la cumbre hará historia. La decimoquinta etapa entre Gijón y El Angliru (176,7 kms) será la etapa reina de la Vuelta. Desde el primero al último día, el Angliru será una referencia importante para todos. El miedo escénico del Bernabéu no se puede comparar al miedo real que ofrecen las rampas del Angliru. Será una jornada en la que los equipos tendrán que trabajar del primero al último kilómetro para sus jefes de fila. Los que quieran ganar la Vuelta tendrán que estar siempre adelante.
Antes de llegar al Angliru, los corredores deberán superar el Puerto de Marabio, el alto de Tenebredo y el alto del Cordal a sólo ocho kilómetros de las primeras rampas de la ya mítica cumbre del Concejo de Riosa. Sus tremendas rampas fueron superadas por primera vez en la Vuelta de 1999. En la octava etapa que se inició en León, el abulense José María Jiménez hizo historia y le dio una alegría a los muchos seguidores que tiene. En la edición del año 2000, la decimosexta etapa se inició también en Gijón y en el Angliru se impuso el italiano Gilberto Simoni, en una jornada en la que Roberto Heras confirmó que iba a ganar la Vuelta. En esa ocasión se recorrieron 168 kilómetros. Simoni se impuso en la cumbre a Jan Hruska, que defendía los colores de Vitalicio, pero que entró a 2 minutos y 19 segundos. El bejarano Roberto Heras cedió 2:58, el valenciano Angel Casero se dejó 6:39 y un joven Óscar Sevilla cedió 7:32. Estas diferencias confirman que en la montaña que da sombra a Oviedo, las diferencias pueden ser importantísimas.
La decimoctava etapa entre Salamanca y La Covatilla (193,7 kms) será otro punto caliente de la Vuelta. Por primera vez los ciclistas competirán sobre este escenario próximo a Béjar. Territorio conocido por los ciclistas profesionales naturales de estas tierras, Heras, Blanco o el ex Lale Cubino, se presenta como un bello escenario para descubrir y que servirá para que los que quieren ganar la Vuelta den muestras de su resistencia y de sus auténticas fuerzas. La segunda parte del trazado es muy duro, con los altos de Honduras, puerto de primera categoría, y los de Tornavacas y Tremedal, de segunda. Los técnicos aseguran que si en la primera parte de la etapa se pone un ritmo muy fuerte, al final La Covatilla va a marcar diferencias. Los equipos jugarán un baza fundamental, ya que los favoritos deben forzar la situación para que los que tengan una menor dosis de resistencia paguen en la Covatilla el esfuerzo de las jornadas precedentes. Se sube a dos mil metros, lo que ya es muy importante.