Llevaba el Real Madrid sólo dos victorias en los últimos 13 encuentros ante el Barcelona. Jugaban bien los blancos el resto de encuentros, se decía que era el segundo mejor equipo español, e incluso se metió en la Final Four del año pasado, algo que los azulgrana no consiguieron. Sin embargo, siempre que se enfrentaban a los de Xavi Pascual perdían sus señas de identidad, mutaban su baloncesto, y acababan cediendo ante un equipo que una vez tras otra se mostraba superior. Exactamente igual que el equipo de fútbol.
Pero eso ha cambiado esta noche de miércoles. Pablo Laso ha dado con la tecla y, por primera vez en mucho tiempo, el Real Madrid se ha visto a sí mismo capaz de superar al Barcelona. Y por eso lo ha logrado. Mirotic demostró que ya se ha hecho mayor, Tomic (16 puntos) por fin se creyó que es buen jugador también ante los grandes, Carlos Suárez (18 de valoración) se reivindicó ante todos, y Carroll y Pocius aportaron el microondas que siempre debe tener un equipo ganador.
Todo ello fue demasiado para un Barcelona que llegó al Palacio de los Deportes sin Juan Carlos Navarro, un especialista en este tipo de encuentros, y con Lorbek muy tocado muscularmente. Sólo Boniface Ndong, que a cada año que pasa se muestra más dominador, dio la cara en un conjunto que fue a remolque durante todo el encuentro.
Carroll deshace la igualada
El encuentro arrancó con demasiado respeto entre ambos conjuntos. Las defensas se imponían a los ataques, apenas se veían tiros de larga distancia, y sólo desde la pintura –Tomic en los blancos y Ndong en los azulgrana- se lograban puntos. Por eso, se llegó al primer descanso con el escaso marcador de 18-16.
Pero todo cambió en el segundo acto. El Real Madrid seguía sin poder correr el contraataque, pero sí logró mejorar sus transiciones, lo que le permitió mejorar su acierto de cara al aro. El Barça aguantaba la embestida como podía, pero nadie fue capaz de tomar el relevo de Ndong, y se hundió en el marcador.
Un Jayce Carroll demoledor se encargó de profundizar en la herida y, con tres triples en menos de dos minutos –más otro de Pocius sobre la bocina- permitió a los suyos marcharse al túnel de vestuarios con 12 puntos de ventaja.
El nuevo espíritu blanco
Tras el regreso a la pista la consigna fue clara: atacar con más calma, proteger más el rebote, y evitar que el Barcelona se acercara en el marcador. Los azulgrana vieron la luz con el regreso del mejor Mickeal y con un Marcelino Huertas que aparecía con cuentagotas.
Pese a que Mirotic volvió a dar un paso al frente, se llegó al final del tercer cuarto con cuatro puntos de ventaja. Los viejos fantasmas volvían a aparecer por el Palacio de los Deportes, sobre todo cuando a falta de cuatro minutos Lorbek –en su primera canasta del encuentro- igualaba el marcador.
Pero este Real Madrid está hecho de otra pasta. No se ha venido abajo con las primeras de cambio, sino todo lo contrario. Fue un artista invitado, Martynas Pocius, quien tiró de su equipo. Y de qué manera. Se entró en los dos últimos minutos con igualdad en el marcador (72-72), y el lituano anotó cinco puntos consecutivos para poner el 77-72, además de provocar dos faltas personales y capturar un rebote en ataque. Colosal.
En cuanto acabó el encuentro, con un triple fallado por Eidson que permite a los blancos ser líderes, los jugadores celebraron la victoria sobre el parqué como si de un título se tratara. No es pera menos. Este resultado es mucho más que un simple triunfo. Es la señal de que este Real Madrid está capacitado para luchar por todo. Incluso, para superar al Barcelona.
Regal Barcelona, 74 (16+20+22+16): Huertas (13), Eidson (7), Mickeal (14), Lorbek (4) y Ndong (12) -quinteto inicial- Rabaseda (2), Sada (0), Vázquez (6), Ingles (7) y Wallace (9).
Incidencias: Decimocuarta jornada de la Liga ACB. Partido disputado en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid. Lleno