Mucho se ha hablado de la posible final de Champions entre el Real Madrid y el Barcelona. Las bolas del sorteo permitieron que los dos clubes españoles no se cruzaran ni en cuartos de final ni en semifinales, lo que daría lugar, caso de seguir ambos con su racha triunfal, a que se encontrasen en Munich. Sería, no hay duda, la madre de todas las batallas.
Sin embargo, el capricho del destino ha querido que una situación similar se pueda producir también en la Liga Europa. Atlético de Madrid, Athletic de Bilbao y Valencia se presentan, con permiso del Schalke de Raúl –y quizá del Sporting de Lisboa- como los conjuntos más fuertes de la competición.
Normalmente, cuando hay tres equipos del mismo país en los cuartos de final, se da el hecho de que dos de ellos queden emparejados. Sin embargo, en esta ocasión no ha sido así. El Athletic de Bilbao va por un lado del cuadro, y Atlético y Valencia van por otro. De ese modo, si madrileños y valencianos eliminan a Hannover y AZ Alkmaar –algo bastante factible- se enfrentarían en semifinales. O, lo que es lo mismo, estaría garantizada la presencia de un equipo español en la final.
El Athletic, por su parte, debería eliminar primero al Schalke, en el regreso de Raúl a España, y en unas supuestas semifinales al Sporting de Lisboa –o al Metalist-. Un camino más complicado, pero nada imposible visto el recital de los de Bielsa ante el Manchester United, indudablemente superior a ambos conjuntos.
La conclusión, por lo tanto, es sencilla. Los equipos españoles son los mejores de la Copa de Europa y de la Liga Europa. Y el sorteo ha querido que, si cumplen con los pronósticos y van superando las eliminatorias, puedan acceder libremente hasta la final. De momento son sólo quimeras pero, ¿por qué no soñar?