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Carlos Moyá desvela el secreto de la tierra azul

Según el extenista, la explicación de que la pista del Masters de Madrid resbalase está en la sal.

Según el extenista, la explicación de que la pista del Masters de Madrid resbalase está en la sal.

Lejos de quedar aparcada la polémica sobre la tierra azul del Masters 1000 de Madrid, ganado el pasado domingo por el suizo Roger Federer tras derrotar en la final al checo Tomas Berdych, continúan las críticas hacia la organización del torneo, con el empresario rumano Ion Tiriac, en calidad de promotor, y el extenista Manolo Santana, como director, como principales blancos.

Tampoco escapa de los ataques Carlos Moyá, codirector del Mutua Madrid Open. Pero el balear se defiende y explica toda la polémica en un interesante artículo en El País. Sostiene Moyá que el problema no ha sido el color de la cancha, sino la sal que se echó "unos días antes de la competición" con la intención de mantener la humedad de la pista y la uniformidad en el color. Una práctica, recuerda, que también se realiza en Roland Garros, "además de en otros muchos torneos" de todo el mundo.

Pero los resultados de la tierra azul no han sido los esperados, sino más bien al contrario, y han acabado perjudicando los intereses de los tenistas españoles, con Rafa Nadal a la cabeza, que son especialistas en la tradicional tierra batida roja. "Además del agua, el calor que hizo en Madrid esos días supuso que (la sal de las pistas) cristalizara y formase una película irrompible encima de la superficie que la hizo tan resbaladiza", explica el que fuera número uno mundial en 1999.

Moyá no oculta su decepción personal después de haber sido él mismo, junto con el también extenista Pato Clavet –"ha disputado también innumerables partidos en todo tipo de tierra batida de todas las pistas del mundo", recuerda– y el joven jugador Javier Martí –número 174 de la clasificación mundial–, quien probara las pistas pocos días antes del comienzo del torneo. "No notamos nada raro en el deslizamiento. Lo único que sí vimos fue que la bola botaba un poco menos que sobre la tierra roja", admite Charly para explicar a continuación que "con la altitud de Madrid [655 metros], donde en un día soleado y seco la bola vuela y se hace difícil de controlar, eso no sería ningún hándicap, sino más bien una ventaja".

También relata Moyá que conversó sobre lo resbaladizo de la pista con su amigo Rafa Nadal y éste le comentó que era "impracticable". "Cuando llegué de vuelta", dice el actual codirector del Masters madrileño, "cuál fue mi sorpresa al comprobar que esas pistas nada tenían que ver con aquellas en las que estuve practicando la semana anterior".

"Ha habido situaciones difíciles y no muy agradables", admite el balear, quien dice que Nadal necesita el torneo tanto como la competición le necesita a él. "Ojalá no se haya llegado a un punto de no retorno", expresa Moyá, temeroso de que el actual número tres del mundo no vuelva a jugar en la capital española.

"El Mutua Madrid Open puede llegar a ser uno de los mejores torneos del mundo a poco que se mejoren algunos fallos, normales en parte por la juventud del propio evento", finaliza un Carlos Moyá que pone ahora "la pelota en el tejado" del nuevo presidente de la ATP, Brad Dewett, y que tampoco se olvida de felicitar a un Roger Federer que no entiende el "jaleo" que se ha organizado por este asunto y a la estadounidense Serena Williams por sus triunfos en la capital española.

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