Lolo Sáinz, mítico jugador y entrenador español, fue el gran protagonista de la última edición de Tirando a Fallar, el programa temático sobre baloncesto de esRadio. El que fuera seleccionador nacional y entrenador del Real Madrid y el Joventut Badalona repasó algunas de las grandes anécdotas de una vida ligada al deporte de la canasta, la que, admitió, sigue siendo su gran pasión a los 84 años de edad.
Entre las muchas historias de la entrevista, en la que participaron los exjugadores Vicente Ramos y Tomás Jofresa, así como el escritor Juan Pablo Bravo, autor del libro ‘Lolo Sáinz y su tiempo’, el técnico del Real Madrid entre 1975 y 1989, desveló las claves de uno de los fichajes que cambió la historia del baloncesto nacional: la llegada de Fernando Martín al Real Madrid en 1981, procedente del Estudiantes, donde el musculoso pívot madrileño comenzó a destacar. Una operación en la que el factor gastronómico acabó siendo decisivo de una forma muy curiosa. "En las negociaciones para fichar a Fernando me acompañó siempre José Luis López Serrano, directivo de la sección. Yo había hecho una buena amistad con los padres, que eran muy ‘salaos’, sobre todo la madre, como buena andaluza. Así que yo, que soy de origen sevillano, pensé que me la tenía que ganar. Luego, con el tiempo, llegó el momento en el que, para convencer al jugador, le invité un día a casa", explicó.
A Sáinz le tocaba lucirse para convencer de cambiar de acera al portentoso jugador madrileño. "Mi mujer, Marita, preparó una buena comida, y le pusimos unos aperitivos", explicó, destacando "unos mejillones muy buenos" que acabaron resultando decisivos para convencer a Martín. "Al ver la forma en que se comía los mejillones supe que habíamos dado un buen paso, porque se comió tres latas en un abrir y cerrar de ojos", contó sonriente Sáinz, para quien "lo más complicado" de la negociación fue "convencer al club de pagar la indemnización para que el Estudiantes le diera la carta de libertad".
Los blancos tuvieron un potente rival en el Joventut, que estuvo muy cerca en hacerse con los derechos del interior, quedándose a las puertas tras la última propuesta merengue. El técnico verdinegro en aquella época era el fallecido Manel Comas, con quien Sáinz bromeó en alguna ocasión sobre aquel fichaje. "Años después me decía que se había tomado la revancha conmigo, porque yo quería fichar a José Antonio Montero y se lo acabó llevando él al Joventut", bromeó Sáinz, convencido de que aquellos mejillones tuvieron su peso específico en un movimiento que, sin duda, cambió la historia del baloncesto español.