La noche más dura de los antimadridistas: la montaña rusa de sensaciones de RAC 1

El Real Madrid firmó otra noche histórica en el Santiago Bernabéu en Champions League en la vuelta de las semifinales ante el Bayern Múnich. El equipo merengue, que salió muy bien al partido, no fue capaz de superar a un enorme Neuer que se convirtió en el héroe del Bayern hasta el minuto 88.

Tras el 2-2 de la ida, el conjunto bávaro, cuando más apretaba el equipo de Ancelotti comandado por un inconmensurable Vinicius -roza con la yema de los dedos su primer Balón de Oro-, se puso por delante con el golazo de Davies a la contra en el minuto 68.

El Madrid reaccionó con la entrada de un excelso Camavinga y no dejó de buscar el tanto de la igualada. Lo consiguió por medio de Nacho, pero el tanto fue anulado por una falta sobre Kimmich.

Llegaba la recta final y aparecieron las brujas del Bernabéu. Esa magia que nadie puede explicar que lleva al conjunto merengue a otra dimensión. Un error flagrante de Neuer en el blocaje tras un disparo centrado de Vinicius lo recogió Joselu y lo mandó a la jaula. Un gol de ‘9’ puro.

Tres minutos después, tras un saque de esquina, el propio Joselu -había entrado 10 minutos antes y sus dos primeros toques de balón los convirtió en gol- firmó la remontada rematando de primeras -ojo que no era nada fácil- un pase de Rüdiger. El ex del Celta, Deportivo Alavés y Espanyol se convertía en el héroe inesperado de la noche. Y bien que se lo merece el gigantón de Silleda.

El Madrid estaba a una paso de las gran final, pero aún quedaba un descuento eterno. El colegiado, Marciniak, añadió 14 minutos. En la última jugada del partido, un balón largo lo peina hacia atrás Pavlovic con un Rüdiger que puede romper el fuera de juego. El juez de línea levanta la bandera cuando Mazroui deja el balón de cabeza muerto en el área para la llegada franca de De Ligt, el colegiado, Marciniak hace sonar su silbato por lo que la jugada queda invalidada y de inmediato De Ligt remata y la manda a la red. El tanto no sube al marcador porque la jugada estaba ya anulada.

El Madrid demostraba una vez más en Champions que es indestructible, con una mentalidad de hierro, incapaz de morir, capaz de vivir al filo de alambre y de construir relatos imposibles. La épica del templo madridista y la grandez y la competitividad máxima de una plantilla llena de bestias competitivas se unía de nuevo en una noche increíble para los merengues y durísima para los antimadridistas.

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El partido fue una auténtica noria de emociones, una montaña rusa de sentimientos que terminaron con los aficionados merengues en pleno éxtasis y los antimadridistas rabiando como pocas veces antes. Poesía pura para el aficionado del Real Madrid que vivirá su sexta final de Champions en las últimas 10 temporadas.