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El penúltimo raulista vivo

Acerca de la dichosa norma XV

Los responsables de la Plataforma Blanca tardaron un minuto, sólo uno, en recibir por parte de la Sociedad Estatal Correos y Telégrafos S.A. la confirmación de que efectivamente la empresa pública podía participar perfectamente como intermediario en un sistema de voto por correo para las elecciones al Real Madrid. El equipo que dirige Eugenio Martínez Bravo envió esta iniciativa a Ramón Calderón en el pasado mes de noviembre, varias semanas antes de que se celebrara la Asamblea de Socios del 3 de diciembre, y Calderón, simple y llanamente, "archivó" el asunto en la papelera. Más tarde, como todo el mundo sabe, su propuesta de modificación del voto por correo fue noqueada por los compromisarios.

Al anular la dichosa norma XV, la juez está dándole la razón a Calderón en cuanto a que no hay medio de acreditar la identidad del socio que vota por este sistema, al igual que tampoco se establece control alguno acerca de la posibilidad de delegar el voto, cuestión que está expresamente prohibida en los Estatutos del club. En su demanda del 20 de junio, el candidato aseguraba estar a favor del voto por correo directo, pero en contra de que el voto fuera recogido físicamente por las propias candidaturas. No me cabe la menor duda de que, una vez dentro, Calderón criticaría con inusitada fiereza la limpieza del sistema que había sentado en el sillón de presidente a Florentino Pérez y a él mismo en una de las sillas de la junta directiva del Real Madrid.

Tampoco albergo dudas al respecto de que, puesto que hizo caso omiso de la propuesta que le dirigió la Plataforma Blanca, él tendría previsto un sistema de voto por correo más limpio, rápido, sencillo y efectivo que el ofrecido por Correos. El caso es que aguantó seis largos años, seis años de sufrimiento y privación, en aquella directiva de Pérez. Y que posteriormente, desde el 6 de junio, día en que se abrió el plazo de presentación de candidaturas, hasta el 20 de junio, momento en el cual presentó formalmente la demanda de impugnación de la norma electoral XV, dejó que transcurrieran otras dos semanas más. Lo que significa que, desde el 16 de junio de 2000, día en que fue elegido por primera vez presidente Florentino Pérez, hasta el 20 de junio de 2006, día en que puso el grito en el cielo por la ausencia de limpieza en el sistema de voto por correo, Calderón tardó la friolera de seis años y cuatro días en darse cuenta de que algo olía a podrido en Dinamarca. Setenta y dos meses. Doscientas ochenta y ocho semanas. Cerca de nueve mil días. A eso le llamo yo tener unos buenos reflejos, sí señor.

Tal y como me temía, Calderón se siente mucho más fuerte tras la decisión adoptada por la juez y deduzco que no tiene la menor intención de iniciar un proceso de autocrítica, ni mucho menos anunciar la convocatoria de unas elecciones anticipadas. Otros recurrirán y él, según sus propias palabras, seguirá trabajando. Si lo hace en la dirección actual, independientemente de lo que luego pase con las demandas de Villar Mir y compañía, le auguro a La Cibeles un largo y crudo invierno. Y si reacciona tan tarde en materia deportiva como lo hizo con la norma XV de marras, calculo que Kaká llegará al Real Madrid allá por 2012, cuando tenga más de treinta años. Otro veterano más para Capello.

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