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El penúltimo raulista vivo

Cómo ponerles un lacito a quienes quieren ponerle un lacito a Gareth Bale

Todavía no había pisado España y a Gareth Bale ya pretendían ponerle un lacito de vuelta a la Premier. Demasiado caro. Demasiado individualista. Demasiado... galés. Transcurrido un tiempo a Bale quisieron echarle encima otro pesado fardo: demasiado lesionado. Así que, para colmo de males, Bale, que no era capaz de integrarse, que jugaba a otra cosa, que no comprendía el profundísimo y complejo sentido del juego, era "mercancia averiada". Ni más ni menos que una protrusión. Raro sería que el pobre Gareth no tuviera que vivir el resto de su vida atado a dos muletas. El nuevo Woodgate. Sumadas todas estas gravísimas circunstancias, el periodismo dictó sentencia: "¡Que le corten la cabeza!". Y el Tata bajó el pulgar: "Los números de Bale son una falta de respeto para el mundo".

Y en algo sí voy a estar de acuerdo con aquel señor argentino que estuvo hace tantísimo tiempo entrenando al Barcelona: desde que fichó por el Real Madrid porque era su sueño desde niño, los números de Bale han sido una falta de respeto para el mundo: 22 goles y 17 asistencias en 44 partidos en la temporada 2013-2014, 11 goles y 5 asistencias en lo que llevamos de temporada 2014-2015. No está nada mal, creo yo, para un futbolista demasiado caro, demasiado individualista y demasiado galés que, por si todo lo anterior fuera poco, llegó aquí lesionado. Además Bale fue autor de un gol que pasará a la historia del Real Madrid, aquel en el que dejó sentado a Bartra en la final de Copa, y el segundo en la final de Champions que acabó definitivamente con las esperanzas del Atleti. Recientemente Bale ha marcado otro gol importante, el segundo en la final del Mundial ante los extras del remake argentino de Con Air que jugaban en San Lorenzo de Almagro.

Gracias a Dios que Bale no lee los periódicos ni escucha la radio ni ve tampoco la televisión. Si lo hubiera hecho un rato a lo largo de este último año y medio se habría dado cuenta de que, al contrario de lo que él mismo pueda creer, su vida no es en absoluto tan plena como piensa y está sin embargo rodeada de unas increíbles tragedias griegas que decidieron atribuirle, sin él saberlo, cuando eligió fichar por el Real Madrid. Que Bale no espere una rectificación o algo parecido a un conato de intento de imitación de perdón por parte de estos modernos jueces de la horca, que dictaron sentencia y harán lo que esté en sus manos para que la realidad no estropee una buena noticia. Seguirán yendo a por él. Hoy con una hipotética oferta del Manchester United de 153 millones de euros: "Un lacito... y de vuelta a Inglaterra". Y yo me pregunto: ¿Cómo le ponemos de una vez por todas un lacito a quienes llevan dieciséis meses queriendo ponerle un lacito a Gareth Bale?...

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