Pues claro que el debate sobre la cantera es demagógico, interesado y se utiliza para hacerle daño (otra vez) al Real Madrid. Cuando a la primera plantilla blanca subieron de repente Butragueño, Míchel, Sanchís y Martín Vázquez no recuerdo que nadie pasara por la quilla a Núñez por no hacer lo propio con el Barcelona. Si aquellos cuatro lograron jugar en el primer equipo, como les pasa ahora a Busquets, Valdés, Piqué o Cesc, es simple y llanamente porque echaron abajo la puerta del entrenador, que no tuvo más remedio que alinearles; no hay ahora en el Castilla ni un solo chaval que haya derribado la puerta de Mourinho. Además de profundamente injusto (aunque eso ya lo saben quienes se dedican a provocarlo) es difícil entrar de lleno en ese debate sin ofender al mismo tiempo a jugadores que hace tiempo que abandonaron la entidad y a quienes no debería meterse en este fregado. Hay ejemplos a patadas de futbolistas que, como Jesé, estaban llamados a triunfar en el Madrid, primero, y en la selección, después, pero que luego se quedaron a mitad de camino.

Cuando quien, con un claro ánimo destructivo hacia la figura de Mourinho, habla desde el periodismo del daño que el portugués le está haciendo a la cantera, lo hace como quien realiza a mediodía un inútil brindis al sol: jamás sabremos si, en caso de haber ocupado alguna vez el banquillo merengue, Pepito, Juanito o Jaimito habrían predicado con el ejemplo. Pero quien habiendo tenido mando en plaza en el Real Madrid se permite el lujo de dar lecciones cuando durante su etapa sucedió justo todo lo contrario o es un jeta o es un cínico. Y esto es precisamente lo que sucede con Jorge Valdano, que en la Ser dice que el Real Madrid debería fichar a un entrenador español pero sin embargo cuando él estuvo en el club contrató a Queiroz, que es de Escarabajosa de Cabezas, y a Pellegrini, natural de Ventosa de la Cuesta, y no frenó la marcha de Del Bosque, que es caboverdiano.

Incoherencias al margen, lo que denota la actitud de Valdano (y no sólo la suya, que le debe todo al Real Madrid, sino también la de algún que otro caboverdiano) al especular con quinielas de futuros entrenadores cuando resulta que el equipo blanco tiene un técnico en activo, que sigue ejerciendo y que se está jugando la temporada, supone una ausencia total y absoluta de compañerismo hacia el portugués pero, lo que es más importante aún, representa una deslealtad hacia el club del que fue jugador, entrenador y ejecutivo. Comprendo que Valdano tenga atragantado a Mourinho, que le echó bien echado y no como hizo él con Del Bosque, pero no asimilo que lleve su animadversión hasta el punto de perjudicar al club de sus presuntos amores. Aunque, y esto que quede entre ustedes y yo, a mí me parece que el payador perseguido ha sido, es y será siempre del Valdano Fútbol Club.