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El penúltimo raulista vivo

Hay overbooking en esa zorrera

Manuel Pellegrini está aparentemente tranquilo. Eso está muy bien. Y, además, no esperaba un trato distinto al que, según él, han recibido todos y cada uno de los entrenadores que han pasado por el Real Madrid mientras él dirigía al Villarreal. Eso está mucho mejor. Es cierto que del Madrid salieron tarifando entrenadores que iban primeros en la Liga o que incluso la habían ganado. A Capello, sin ir más lejos, se le puso de patitas en la calle por haber conquistado el campeonato aburriendo soberanamente al personal. Hubo mucha garra y mucho carácter en aquella Liga, pero el fútbol brilló por su ausencia y ese es un precio demasiado elevado en el estadio Santiago Bernabéu. Del alemán Heynckes se prescindió poco después de ganar la séptima Copa de Europa tras treinta y tantos años viéndolas venir. Y, por lo que recuerdo, aquel equipo no jugaba mal al fútbol.

De forma que Pellegrini está tranquilo y ya se esperaba que arreciarían contra él las críticas si no llegaba el buen juego, pero su parsimonia al hablar, su estabilidad emocional a prueba de bombas y de ridículos ante el Milan, esa forma tan suya de encajar los golpes con una sonrisa e incluso ironizando acerca de su situación ("se llega a pedir que me saquen a la frontera") podría transmitir la falsa sensación de que al entrenador del Madrid le da lo mismo ocho que ochenta que ochocientos ochenta. Mala cosa. Porque Pellegrini, y eso es básicamente lo que le diferencia del resto de sus antecesores, desde Juan de Carcer y Disdier hasta José Angel Berraondo Inchausti, Jacinto Quincoces, Michael Alexander Keeping, Héctor Scarone, Miguel Muñoz, Miljan Miljanic, Vujadin Boskov, Leo Beenhakker o Radomir Antic, pasando por Guus Hiddink, John Benjamin Toshack, Vicente del Bosque o Juande Ramos, está entrenando al primer equipo de fútbol de un club que acaba de realizar una inversión de 200 millones de euros.

A Ettore Messina, por poner el ejemplo cercano de su colega de la sección de baloncesto, sí se le nota agobiado, atacado, dando instrucciones todo el rato, subiendo y bajando. El italiano, que lo ha ganado ya todo con sus otros equipos, les decía el otro día a sus jugadores que ya estaba bien, que no podían seguir así porque ellos eran el Real Madrid. Por supuesto que podrá decirse que son dos caracteres distintos y que a lo mejor la procesión la lleva por dentro don Manuel Luis. Pero es que el chileno sigue pensando que el agujero de los goles y de los resultados continúa siendo un buen escondrijo para el zorro de la frase de Brian Clough cuando ya no es así. Al menos no en este club. Lo lleva claro Pellegrini si cree que su interlocutor sigue siendo Fernando Roig y no Florentino Pérez. El equipo más goleador de Europa juega hoy contra el Sporting de Gijón. Veremos si no sufre tanto como ante Xerez, Tenerife o Valladolid. Hay overbooking en esa zorrera.

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