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El penúltimo raulista vivo

Lamentable ovación y vuelta al ruedo de Del Nido

Si José María del Nido no hubiese querido mezclar a su Sevilla, al Sevilla de su corazón, en su dantesca situación personal... simplemente se hubiera ido, habría dimitido en cuanto la Audiencia Provincial de Málaga le condenó en primera instancia por los delitos de falsedad en documento mercantil y malversación de caudales públicos. Su problema no habrá sido por falta de tiempo para pensárselo porque la condena llegó en el mes de diciembre de 2011, hace ahora justo dos años. Si Del Nido no hubiese querido mezclar a su Sevilla, al Sevilla que va a acabar costándole un ventrículo, se habría largado con viento fresco a lo largo de cualquiera de los 24 meses que han transcurrido desde su primera condena, pero no lo hizo.

Por supuesto que Del Nido ha querido enfangar al Sevilla, claro que ha querido. Y hasta el último segundo del último minuto. Ayer, sin ir más lejos, utilizó las instalaciones del club para dar su kafkiana rueda de prensa, un acto que finalizó con enfervorizados aplausos para alguien que acababa de ser condenado por el Tribunal Supremo nada más y nada menos que a siete años de cárcel por corrupción. Si Del Nido no hubiese querido mezclar al Sevilla no hubiera obligado, tal y como anoche desveló Cristóbal Soria en Tiki Taka, a que empleados del club acudieran al acto. Es más, si Del Nido no hubiese querido mezclar al Sevilla no se habría forzado a Emery a cambiar la hora del entrenamiento del primer equipo para que tanto la plantilla como el cuerpo técnico estuvieran arropando al condenado presidente.

Los aplausos a Del Nido, como los que recibieron a Messi en los Juzgados, suponen una bofetada al sentido común y condensan en pocos segundos lo peor de la España más casposa. Del Nido, claro que sí, ha pretendido y ha logrado mezclar al Sevilla en su situación delictiva personal, y si lo ha conseguido es única y exclusivamente porque el número dos del consejo de administración, que es quien ahora le sustituye en el cargo, y el resto de miembros que componen la directiva se lo han consentido. Pero seguro que Del Nido no cree que esto haya sido así sólo por una razón: porque él se piensa que el Sevilla es él cuando no lo es. Si yo fuera sevillista me recorrería un escalofrío por todo el cuerpo al pensar en manos de quién ha estado hasta ahora mi club y, sobre todo, en manos de quién se queda ahora. Más aplausos, por favor.

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