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El penúltimo raulista vivo

Messi ya no es intocable

Si la puesta de largo de Carlo Ancelotti como sustituto de José Mourinho, confirmadísima desde hacía mucho tiempo, tardó tanto en producirse fue única y exclusivamente por dos motivos principales: que el PSG aún no tenía técnico confirmado y que Florentino Pérez mantiene desde hace tiempo una estrechísima amistad con el jeque Al-Khealifi. El Real Madrid, y ya lo dije aquí mismo, esperó hasta que el club francés atara a Laurent Blanc, que fue definitivamente el elegido, para anunciar a renglón seguido lo que por otro lado era un secreto a voces. Si Florentino hubiera cometido el pecado de soberbia de proclamar a los cuatro vientos antes de tiempo que Ancelotti era suyo, el propietario del PSG habría quedado a la altura del betún y el club blanco se habría ganado de por vida un enemigo muy peligroso debido a su innecesaria y poco amable indiscreción. Craso error. Hay un proverbio árabe que dice: "La primera vez que me engañes será culpa tuya; la segunda vez, la culpa será mía". Y no parece que Al-Khealifi sea un hombre de segundas veces.

Es sabido desde hace muchísimo tiempo el interés del Barcelona por hacerse con los servicios del defensa brasileño Thiago Silva, pero el club catalán olvida sin embargo el insignificante detalle de que el jugador tiene un contrato en vigor con el PSG. El entorno culé, que es muy sibilino, casi siempre actúa igual y en vez de dirigirse directamente al club propietario se dedica a volver loco al futbolista, a sus familiares y al representante. Llegó un momento en el culebrón de Cesc Fábregas, (a quien bauticé amablemente como Frijolito) aproximadamente por el capítulo 1.463, que daba toda la impresión de que el humillado era el jugador, que quería irse porque sí, el ofendido el Barcelona, que no se salía con la suya, y los malvados el Arsenal y Arsene Wenger por querer retener a un futbolista que era suyo y por pretender sacarle el mayor beneficio económico.

Harto de estar harto, cansado de escuchar la misma monserga, hastiado de ver el nombre de Thiago en la prensa y viendo que Rosell le trata como si fuera un convidado de piedra, cuando resulta que es uno de los hombres más poderosos del fútbol mundial, el jeque ha amenazado con tocar a Messi si el Barcelona insiste con el brasileño. A Messi. Ni más ni menos que a Messi. Resulta que como aquí todo se sabe y las noticias vuelan va a coincidir la amenaza de Al-Khealifi con el problema del argentino con la Hacienda pública española y la pretensión, descubierta el otro día por Casanovas en el diario Sport y al parecer rechazada de plano hasta el momento por la junta culé, del padre de Leo de que el Barcelona se haga cargo de la "broma". Ojito porque, además del club francés, Mónaco, City y Anzhi han debido oler la sangre y podrían querer pujar por el crack argentino, que de Hacienda no entiende pero que ya ha visto mejorado varias veces su contrato. Hasta hace poco era un sacrilegio considerar siquiera la posibilidad de que Leo no acabara su carrera deportiva en el Barcelona, ya no tanto. Y el jeque, que es más peligroso que una piraña en un bidé, acaba de dar el banderazo de salida.

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