De Mónaco se dice que se ven carreras aburridas, sin adelantamientos, con un principio y un final sin sobresaltos. Sin embargo, en 2019 ha sido distinto. En la carrera de homenaje al gran Niki Lauda, fallecido esta semana pasada, su equipo ha vuelto a dominar. Hamilton y Bottas, primero y tercero. Por medio se ha colado el Ferrari de Vettel que ha visto cómo un espectador más las 78 vueltas de un Gran Premio en el que de nuevo, la Scuderia ha dejado mucho que desear. Verstappen, quien originalmente ha acabado en el segundo puesto del podio, ha terminado cuarto por sanción. Por su parte, Carlos Sainz ha logrado un magnífico sexto puesto, es decir, Carlos es el primero del resto de los mortales.
Para Hamilton, quien ha ampliado aún más su ventaja en el Campeonato del Mundo, no ha sido una carrera fácil. Su salida ha sido magnífica, sin peligro por parte de su perseguidor, Valtteri Bottas. El británico ha conseguido una gran ventaja en la primera vuelta de las 78 que completaban el Gran Premio. Todo bien, hasta que llegó el safety car por un incidente de Leclerc. Ahí, aprovechó para poner neumático medio, claro error de Mercedes, porque sería el principio de su calvario. Todos sus competidores montaban el duro, que era el adecuado para llegar al final de la carrera. Hamilton no paró de quejarse, con razón, porque sus neumáticos delanteros empezaban a desgastarse a gran velocidad, provocándole cierto subviraje, y que ponía en peligro su liderato en esta carrera. Sus ingenieros le pedían que se calmara, que llegaría, y al final, así ha sido. Victoria del británico.
Detrás de Hamilton estaba Bottas en las primeras vueltas, hasta que Red Bull le ganó la partida en los boxes sacando a Verstappen antes que al finlandés. Pero sabemos como es Max, y en su ímpetu por salir, hizo chocar a Bottas con el muro del pit lane. La comisión de la carrera dictaminó sentencia unas vueltas después: cinco segundos de sanción que serían aplicados al final de la prueba. Con esto, el holandés sabía que, o adelantaba a Hamilton para sacar la suficiente ventaja sobre el resto, o estaría condenado. Ese fue su final. Lo intentó hasta el último giro, de hecho, estuvo a punto de arruinar la carrera a Lewis al chocar con él en la curva de la salida del túnel, cuando quedaban dos vueltas para el fin de la prueba. Con la sanción, cuarto puesto para el de Red Bull.
Y pasamos con Ferrari, que bueno, es un punto y aparte. Vettel logró un segundo puesto, sin despeinarse, siendo un espectador más. Los problemas vienen por el coche número 16: Charles Leclerc. El pobre no tiene culpa de nada. Es un pilotazo, pero las decisiones de su equipo le han quitado muchos puntos. Este fin de semana era muy especial para él, ya que es nacido en Mónaco, tenía que ser el de su coronación en el Gran Circo. Pero empezó torcido desde ayer, donde la perdió. Estar fuera en la Q1 en Mónaco es símil de derrota. Empezó adelantando muchos coches, pero el problema lo ha tenido cuando, en un intento de adelantamiento, ha pinchado. Eso ha provocado que su neumático trasero izquierdo reventara y que las fibras que lo componen, hayan terminado por destrozar el fondo plano del coche. A pesar de su intento e ímpetu por acabar, tuvo que abandonar.
La gran noticia de la prueba es Carlos Sainz, que sigue demostrando el gran piloto que es. El español no tenía coche para estar donde ha acabado, pero una magnífica clasificación ayer, y una gran salida, y por qué no decirlo, el buen hacer de McLaren en la estrategia, le ha permitido terminar como primero del resto del mundo.
Con todo esto, el mundial 2019 cada vez se va tiñendo más con la bandera británica en el campeonato de pilotos, y con la alemana de Mercedes en el de constructores. Solo llevamos seis pruebas del circuito, pero visto lo visto, el año 2019 de la Fórmula 1 parece que no va a ser tan divertido como Mónaco. Por cierto, esto está escrito en honor a Niki Lauda.