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Hablar de Noruega es hablar de Molina

El exportero del Atlético y del Deportivo de la Coruña debutó como jugador de campo ante los nórdicos, rival de España este sábado

Molina debutó con España como jugador de campo | EFE

Corría el minuto 75 de partido y Juanma López sintió una molestia. Miró al banquillo y le dijo a Javier Clemente que no podía seguir, que tenía que ser sustituido. El seleccionador, contrariado, pensó rápido y, sin cambios que hacer porque ya había agotado todos, miró a José Francisco Molina, por aquel entonces el portero del Atlético de Madrid, y le dijo que iba a entrar. No podía quedarse con diez en el campo y prefería Clemente jugar con once aunque uno de campo fuera guardameta.

Siempre que se acerca un partido ante Noruega nos viene a la memoria cómo debutó Molina con la selección. Aquellos catorce minutos en el estadio Ulevaal de Oslo no estuvo mal jugando de extremo izquierdo. Tiró incluso una vez a portería y el disparo se marchó fuera. Pero cumplió con el trabajo que le encomendó el míster. Hacer bulto pero seguir siendo once en el campo. Esa era la consigna. España consiguió mantener la puerta a cero y el encuentro terminó en empate.

Pero la historia del ex guardameta con Noruega no termina en aquel partido. Se puede decir que su época de internacional terminó de raiz tras otro partido ante los nórdicos. Esta vez en Rotterdam en el primer partido de España en la Eurocopa de 2000 con José Antonio Camacho de seleccionador. Un terrible error del valenciano saliendo hasta la frontal a por un balón que debió atrapar sin problemas, provocó la derrota de España. Camacho le quitó la titularidad en beneficio de Cañizares, portero hasta el final del campeonato. Molina no volvió a la selección y, se dice, que también terminó su relación con Camacho.

Aquel verano el portero fichó por el Deportivo de la Coruña y vinieron los mejores años como profesional. Sin embargo la puerta del combinado nacional estaba cerrada. Al menos mientras Camacho fuese el jefe. Con Iñaki Sáez pudo cambiar la cosa pero el vasco prefirió a Casillas y a Cañizares.

De ese primer partido en Oslo Molina ha hablado muchas veces. "Javi (Clemente) me pidió que hiciera un trabajo sucio, de control sin hacer ninguna tontería. Y cumplí. Fue debutar de una manera curiosa pero a la selección vas a jugar de lo que sea". La Eurocopa de 1996 le llegó recién conseguido un campeonato épico con el Atlético en Liga y no jugó y en el Mundial de Francia tampoco tuvo oportunidad.

Lo curioso de todo es que a Molina le llegó la oportunidad de triunfar en la selección en la peor temporada personal y profesional, con el descenso del Atlético un mes antes de la cita de Bélgica y Holanda de 2000. Llegaba Cañizares de jugar la final de Champions con el Valencia y un incipiente Casillas de ser campeón de Europa pero el madridista era aún un jovenzuelo que tuvo como premio el evento de aquel verano. Pero Molina era el elegido por Camacho. La confianza que puso el murciano en el portero se acabó de cuajo tras ese primer fatídico partido y aquel gol de Iversern, elevándose hasta el cielo en esa nefasta tarde. España ganó a Eslovenia, a Yugoslavia en aquella remontada histórica con el gol de Alfonso pero todo terminó en cuartos de final ante la Francia campeona del mundo.

Molina tuvo que aguantar titulares muy duros el día siguiente. "Un portero de Segunda para una España de Segunda" tituló, por ejemplo, el diario EL MUNDO. Nunca tuvo palabras malas contra nadie "si los periodistas pensaron eso era porque me lo merecía. Las críticas siempre son por algo".

Este sábado verá el partido por televisión terminada su labor como responsable de la dirección deportiva de la selección. Fue Molina un portero marcado por una acción, por un equipo que supuso su comienzo, estrambótico, y su final, cruel, en la selección. Sin embargo nadie le devolvió la confianza los años que sí lo mereció. Asi es esto. Nadie te espera.

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