Después de que la operación del fichaje del brasileño Neymar por el FC Barcelona se haya llevado por delante la presidencia de Sandro Rosell y haya acabado con el club en los tribunales, ahora ha quedado al descubierto uno de los argumentos que han defendido siempre los directivos barcelonistas para justificar que el precio del jugador no es el que señalan los tribunales.
Desde que el pasado 3 de junio el club presentase al jugador, el baile de cifras ha sido continuo. El traspaso oficial entre el Santos y el Barcelona se cifró en 17,1 millones de euros, aunque en la presentación de Neymar, Josep María Bartomeu, entonces vicepresidente del club, reconoció que el jugador había costado 57,1 millones. Para hablar de esos 40 millones de diferencia aseguró que se debían a "otros compromisos". Unos meses más tarde, el 24 de enero, el propio Bartomeu sostuvo que el fichaje había costado 57,1 millones, pero en la misma rueda de prensa admitió que la operación era de 86,2 millones por algo que calificó como "otros conceptos".
Entre ellos, se incluyó una partida de 7,9 millones de contraprestación para el Santos por el derecho de tanteo sobre tres jóvenes promesas del conjunto brasileño. Tres millones de euros eran por Víctor Andrade, un jugador de 18 años al que en Brasil han comparado con el propio Neymar.
Un año después de abonar esos supuestos tres millones de euros, el jugador se ha marchado libre al Benfica portugués sin haber despertado el mínimo interés en el conjunto catalán. De esta manera, se pone en cuestión la credibilidad del argumento de que esa cifra era para hacerse con los derechos de jóvenes jugadores y no parte del traspaso encubierto del jugador.