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La revancha de la uralita

El Celta y su afición quieren tomarse su particular venganza tras sentirse dolidos por el trato recibido por el famoso partido aplazado.

El Celta y su afición quieren tomarse su particular venganza tras sentirse dolidos por el trato recibido por el famoso partido aplazado.
El Celta ya dejó KO al Madrid en Copa del Rey | Twitter

Vigo espera al Real Madrid. El conjunto merengue se juega LaLiga este miércoles a las 21:00 h en Balaídos, tras la suspensión del encuentro que Celta y Madrid debían jugar el pasado 5 de febrero en Balaídos.

Recordemos que la LFP decidió suspender el partido por los desperfectos de la cubierta del estadio de la ciudad olívica como consecuencia del temporal que azotó Galicia. El informe técnico del Ayuntamiento de Vigo –redactado, entre otros, por un arquitecto– en el que se desaconsejaba disputar el partido por poner "en riesgo la seguridad de los espectadores", quemó al Real Madrid y parte de la prensa deportiva y de su afición.

Tras confirmar Berizzo en la rueda de prensa previa al partido que el Celta jugaría "con muchos suplentes"ante el Real Madrid, dando prioridad al partido de vuelta de las semifinales de Copa del Rey que el equipo celeste disputó en Vitoria la semana siguiente, muchos madridistas ya dieron el encuentro por ganado, antes de jugarlo. Una de las salidas más complicadas que les quedan a los merengues de aquí a final de temporada, endulzada por las circunstancias.

Tras anunciarse la suspensión del Celta-Real Madrid, comenzó el linchamiento mediático. Muchos exigían que se arreglara el mismo día del partido los desperfectos, sin tener en cuenta la salud de los operadores ni el Real Decreto 2177/2004 que prohíbe en España trabajar en altura con vientos de mas de 40 km/h.

Otros hablaban de jugar el partido en San Lázaro –el único estadio en Galicia que podía albergar el encuentro, tras los destrozos que dejó el temporal en Riazor– que cuenta con un aforo de 12.000 espectadores, cuando el Celta tiene 22.000 socios, el Molinón –Gijón está a cuatro horas de Vigo– o incluso en el Bernabéu. ¡Qué más da que gran parte de la afición del Celta no pueda ver en directo uno de los partidos más interesantes de la temporada!

Otra de las alternativas propuestas desde Madrid era la de trasladar el encuentro al lunes, sin importar lo más mínimo que el Celta disputase el miércoles la vuelta de semifinales de Copa del Rey, un "torneo menor" según muchos. Lo importante era que se disputara el partido Celta-Madrid, por encima de todo.

De repente el temporal que mató a un hombre en Galicia, abrió telediarios, dobló torres eléctricas, levantó tejados, rompió diques o hundió algún barco, era una simple brisilla marina cuya importancia había multiplicado el Celta con ayuda del alcalde de Vigo, Abel Caballero. Un Caballero que, por cierto, está en plena disputa con el presidente del Celta, Carlos Mouriño, por la reforma del estadio y la concesión de terrenos para construir una ciudad deportiva.

Tras no conseguir el objetivo de jugar sí o sí el partido, llegó la pataleta. Desde teorías conspiratorias en las que el Celta, junto a su alcalde, maquinan un maquiavélico plan, sacándose de la manga un temporal para perjudicar los intereses del equipo de Zidane, pasando por amenazas de abandonar la Liga para jugar la Liga Europea, una competición en la que solo cabrían los peces gordos, hasta señalar la categoría en la que debería jugar el Celta, Segunda B o Tercera, por tener un estadio, viejo sí, pero que ha pasado todas las inspecciones técnicas –tanto de la Liga como de la UEFA esta misma temporada– en plena remodelación y que, como consecuencia de un temporal que ha producido destrozos en A Malata –campo del Racing de Ferrol– y Riazor –estadio del Deportivo de la Coruña–, no les ha permitido disputar un partido que igual ya daban por ganado por las anunciadas rotaciones de Berizzo.

En Vigo, aficionados al Celta, jugadores y directiva, no salían de su asombro y no olvidan el trato recibido y la actitud de ciertas personas e instituciones por su forma, interesada, de valorar e interpretar los hechos acontecidos.

Ahora, tres meses después, Celta y Real Madrid se ven, por fin, las caras. Gran parte de la afición céltica, tras caer el pasado jueves de manera cruel ante el Manchester United en las semifinales de Liga Europa, está más pendiente de la próxima temporada y de lo que ocurrirá con Berizzo –el técnico argentino deshoja la margarita sobre si renovará o no su contrato con el Celta–, que del partido de este miércoles.

El Celta no se juega nada en los dos partidos restantes y el dolor y la pena por la manera en la que se produjo la eliminación ante los red devils aún escuece el alma celeste. Sin embargo, desde la prensa madrileña parece que algunos se empeñan en calentar la cita de este miércoles y refrescar la memoria céltica sobre la avalancha mediática que sufrió la escuadra que preside Carlos Mouriño los días posteriores al famoso partido suspendido.

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Portada de este martes del Diario As

Gracias a actitudes como la del diario As –parece un delito que el Celta salga con su once de gala tras ser eliminado en la Europa League, ¿debería Berizzo pedir a Alfredo Relaño consejo sobre el once que salga contra los merengues?–, a medida que se acerca la cita, los celestes dejan el luto a un lado y afloran las ganas de revancha. Ajustar cuentas con el Real Madrid sería una buena manera de despedir la temporada, homenajeado a un equipo que ha llegado a dos semifinales y ha hecho soñar a su afición, y de paso, quitarse el sabor amargo de las últimas cinco derrotas ligueras en las que el Celta no ha dado la talla.

¿Será decisivo el indigno estadio de la uralita en la lucha por LaLiga?

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