El FC Barcelona ha hecho oficial este miércoles por la mañana la renovación de Leo Messi, poniendo fin así a un culebrón que ha durado bastantes meses. El delantero argentino, que se encuentra de luna de miel tras haber contraído matrimonio el pasado viernes en Argentina con Antonella Roccuzzo, va a ampliar su contrato con la entidad azulgrana por tres temporadas, hasta el 30 de junio de 2021, y lo firmará cuando vuelva de vacaciones y se reincorpore a los entrenamientos, a partir del 15 de julio.
Lo cierto es que el futbolista de Rosario, que pasará a cobrar 39,5 millones de euros netos anuales —será con diferencia el mejor pagado de la plantilla, desbancando así a un Neymar que percibe 25 millones— y tendrá una cláusula de rescisión de 300 millones, ya había alcanzado un principio de acuerdo con el club a finales de la pasada temporada, poco antes de la final de la Copa del Rey contra el Alavés, pero quería tenerlo todo bien atado antes de estampar su firma junto al presidente de la entidad, Josep María Bartomeu.
El contrato ya obra en poder de los servicios jurídicos del Barça desde el pasado día 3. La intención del club era esperar a que terminase el ejercicio 2016/17 para que la renovación, a efectos contables, repercutiera a partir del pasado 1 de julio.
El Barcelona consigue cerrar así uno de los asuntos más importantes en el plano deportivo. Messi, que hace apenas diez días cumplió 30 años, tuvo dudas sobre su continuidad en el pasado verano, pero la marcha de Luis Enrique Martínez le hizo decidirse definitivamente para seguir en el Barça. Después de la renovación del argentino, ahora toca tratar la de otro peso pesado de la plantilla como es Andrés Iniesta, que igualmente acaba contrato en junio de 2018.
Lo cierto es que la renovación de Messi lleva consigo otros efectos importantes: además del ingente desembolso en un solo jugador —cerca de 250 millones brutos en tres años, el 48% para el futbolista y el 52% restante para Hacienda—, el club debe realizar una auténtica ingeniería financiera para ajustar el sueldo de los otros 23 miembros de la plantilla y respetar las normas del llamado fair-play financiero.
Es decir: bien podría decirse que el Barça se ata a Leo Messi, uno de los mejores futbolistas del mundo cuyo sueldo va a condicionar el de sus compañeros, y no sólo que el club ate al jugador. Queda por ver si el de Rosario, dentro de dos o tres años, sigue rindiendo al mismo nivel que ha exhibido en las últimas temporadas...