En los Mundiales de Budapest que terminan mañana, los saltos de trampolín han vuelto a ofrecernos un buen puñado de fotos para el recuerdo, con la silueta de los saltadores recortada contra el cielo de la capital húngara y el Parlamento como testigo mudo en la otra orilla del Danubio.
Curiosa anécdota en los Mundiales de natación en Budapest. Un nadador se dejó gorro en la piscina y un socorrista se lanzó al agua para rescatarlo, llevándose la ovación del respetable.