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El Muay Thai en España: "Sólo con esto no te ganas la vida, pero te enriquece espiritualmente"

Los campeones del mundo Jonathan Fabián (Muay Thai), Juan Martos y Sergio Cabezas (K1) cuentan en LD cómo son sus entrenamientos y rutinas.

Cualquier día de mediados de abril. Está nublado y hace frío en Madrid. Primera hora de la mañana en la zona de Oporto, al sur de la capital. En el gimnasio XFitness Abrantes / Cobra Kai Dojo, un equipo de Libertad Digital es recibido por nada menos que tres campeones del mundo de sus especialidades: Muay Thai y K1 —deporte de combate que tiene su base en el Kickboxing pero que también combina otras artes marciales—. Jonathan Fabián, Juan Martos y Sergio Cabezas. Casi nada...

"Quizá estos nombres no les diga mucho a los aficionados españoles, pero te aseguro que es como hablar de Cristiano Ronaldo, Messi y Mbappé. Y encima, aquí tienes a los tres juntos", explica Luis Ochoa, el mandamás de los deportes de contacto en España. Ochoa, presidente de la Federación Internacional de Muay Thai (FIMT) y representante en España de la World Kickboxing and Karate Association (WKA), nos sirve de cicerone en el gimnasio junto a su mano derecha en la WKA-España, Antonio Ricobaldi —director de Relaciones Internacionales de la asociación—. "Falta Álvaro, que no ha podido venir aunque te aseguro que le hubiera gustado", nos dice Luis Ochoa refiriéndose a Álvaro Araujo, campeón de Europa de K1.

Y este redactor, junto a los dos técnicos desplazados —Daniel Palacios y Óliver Sierra—, no tardan en quedar prendados de los golpes que se propinan Fabián, Martos y Cabezas en el ring. Reyes de sus especialidades, auténticos animales del cuadrilátero. No es de extrañar, por ejemplo, que a Sergio Cabezas le llamen el Depredador, viendo la contundencia de sus puñetazos y sus patadas. Y eso que, como se puede observar en el vídeo que acompaña a este reportaje, es una simple exhibición, un mero entrenamiento. "Si se pegan así en un entrenamiento... ¡cómo será en un combate!", le susurra Óliver a este redactor, mientras Daniel, a lo suyo, permanece impertérrito cámara en ristre.

Un pequeño ring de entrenamiento preside la sala de la planta superior del gimnasio, donde también —como cabía esperar— hay sacos de boxeo, espejos y peras de velocidad, entre otros elementos imprescindibles para un profesional de los deportes de contacto. Incluso Luis Ochoa, hoy dirigente de los deportes de contacto, antaño luchador, no vacila en dar unos golpes a uno de los sacos mientras los deportistas atienden a este redactor de Libertad Digital, que en su día ya tuvo ocasión de explicar cómo funcionan los entresijos de los deportes de contacto y las artes marciales mixtas (MMA) en España.

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Juan Martos, entrenando con un saco mientras Fabián le observa al fondo. | GD

De las pesas al ring

Los tres luchadores tienen un punto de partida en común: empezaron hace años en el mundillo de los deportes de contacto tras haber probado con las pesas y las mancuernas en el gimnasio. Pero a Jonathan, Juan y Sergio no tardó en picarles el gusanillo del ring. "Hacía musculación y, para complementar, empecé probando un día en esto del kickboxing. Al final pasó a ser todos los días de la semana. Dejé las pesas y me dediqué a esto al cien por cien", nos cuenta Sergio Depredador Cabezas, madrileño de 33 años y que lleva diez peleando como profesional. En su palmarés, títulos que impresionan con sólo leerlos: campeón del mundo de K1 —por la WKA—, doble campeón del mundo del World Prestige y de World Fight Tour.

De los tres, el más veterano es Juan Martos. Este barcelonés de 39 años, soldador de profesión, lleva más de media vida dedicado al kickboxing. Es campeón del mundo de K1 y seis veces de España. El Avispa, es como se conoce a Martos, es padre de tres hijos y tiene a tiro la marca de las cien peleas (lleva 96). "Me encuentro bien y pienso seguir dando guerra hasta que el cuerpo aguante", nos cuenta un Martos que tuvo el impagable detalle de desplazarse desde la Ciudad Condal casi en exclusiva para atender a los micrófonos de Libertad Digital.

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Juan Martos (i) y Sergio Cabezas posan con sus cinturones de campeones del mundo. | GD

En una situación muy parecida a la del Avispa se encuentra Jonathan Fabián, campeón del mundo de Muay Thai —el único de los tres que se ha centrado en esta disciplina, pese a que todos, como ellos mismos nos reconocen, han competido en ella en más de una ocasión—. Apodado Scarface (cara cortada) por una prominente brecha que luce en su cara —en honor también a Tony Montana, el personaje interpretado por Al Pacino, en la película dirigida por Brian de Palma—, este madrileño criado en el barrio de La Ventilla presume de ser campeón del mundo de Muay Thai por la WKA, además de campeón de Europa y de España en ocho ocasiones, en tres categorías distintas.

Fabián, de 36 años y que empezó en los deportes de contacto a los 17, roza los cien combates y, al igual que Depredador Cabezas, también trabaja en la seguridad privada. "Sólo con el Muay Thai no te ganas la vida", relata a este periódico. "Dormir poco, trabajar por la noche, pelear lo máximo posible… si quieres hacerte rico con esto, no se lo aconsejo a nadie porque no lo vas a conseguir, pero lo que sí consigues es hacerte rico espiritualmente", relata.

"Me ha ayudado a encarrilar mi vida"

Pero lo que tanto él como Sergio y Juan tienen claro es que los deportes de contacto van más allá de su medio de sustento, algo que les ha ayudado a encauzar sus vidas. "Me encanta este deporte, un deporte que promueve una serie de valores importantísimos como el respeto. Un deporte que me ha ayudado a encarrilar mi vida, así que pelearé mientras siga teniendo hambre y ilusión", relata el Avispa Martos.

Los deportes de contacto van ligados a un estilo de vida fuera de lo convencional y en no pocas ocasiones están mal conceptuados. Pero Ochoa niega la mayor: "El principal problema es el desconocimiento. Yo animo a muchos chavales a que vengan y prueben, que vean lo que es el Kickboxing, el Muay Thai... Está claro que esto no es tenis: hay patadas y puñetazos, sí, pero tampoco hay una sangre excesiva, salvo que vengan dados por un mal golpe". "Lo que está claro", admite Jonathan Fabián, es que "el Muay Thai y las lesiones siempre van dados de la mano. Yo particularmente no he tenido lesiones demasiado graves, pero hay partes del cuerpo, como por ejemplo las tibias, que sufren mucho".

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Fabián (i) y Martos, en pleno entrenamiento en el ring. | GD

Disciplinas de combate, además, siempre relegadas a otros deportes y que tienen que luchar —y nunca mejor dicho— lo indecible para tratar de abrirse hueco en España. Pero, según cuenta Fabián, "no es problema de organizaciones o federaciones, porque me consta que en la WKA lo están haciendo muy bien, sino del país, de la cultura de cada sitio". "Aquí falta lo que se hace en el resto de Europa y Estados Unidos. No es lo mismo. España no está preparada para acoger en condiciones los deportes de contacto", relata Scarface, que tiene que someterse a duros entrenamientos de lunes a sábado, "en doble sesión", y que apenas tiene tiempo para descansar. "Por las mañanas me centro el físico, corro cuestas, hago esprints… y por la tarde clase de Muay Thai y boxeo. Cuatro horas en casa sesión", desvela un Fabián que para poder conciliar el sueño se echa, como él lo llama, "microsiestas".

¿Cómo lo llevan sus parejas?

"Mi novia lo lleva fatal", nos confiesa Depredador Cabezas. "Yo ya estaba peleando cuando conocí a mi pareja, pero lo cierto es que no puedo quejarme porque siempre ha estado ahí apoyándome. Acepta lo que hago", dice este luchador madrileño mientras presume de sus cinturones de campeón del mundo, además de unos potentes gemelos junto a su compañero y amigo Juan el Avispa Martos. "¿Qué Cristiano? Se los hemos comprado a Roberto Carlos", aseguran ambos entre risas.

Martos desvela uno de los cambios que ha sufrido este deporte en los últimos tiempos. "Antes los luchadores peleábamos dos o tres veces al año, pero actualmente hay muchas veladas (según Ochoa, unos 40 eventos a nivel nacional, entre tres y cinco al mes). Siendo campeón del mundo me tengo que hacer valer y coger una bolsa un poco digna; de lo contrario, no quiero pelear", relata el Avispa, un luchador orgulloso de ser "catalán y español". "De toda España y de todos sus pueblos", apostilla un Martos que no se muerde a la hora de hablar del proceso separatista de Cataluña. "Lo que se ve por televisión tampoco es cierto. Ahora hay un boom de la independencia, pero que creo que no es real. En Cataluña hay gente maravillosa; hay gente de Andalucía, de Extremadura… y aquí me han tratado siempre muy bien", señala al respecto.

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Juan Martos, pegándole al saco. | GD

Catalán y del Real Madrid. Miembro de la Grada de Animación. Martos no duda en dar un palo a la directiva del club blanco por "lo mal que se ha planificado la temporada": "Si Cristiano se marcha, te tienes de asegurar de traer gente que genere ilusión". Una ilusión que él extrapola al K1 y el Muay Thai en España. "Estamos subiendo bastante, tanto en deporte de contacto como en artes marciales mixtas gracias a la televisiones. Se están haciendo las cosas bien y creo que en tres o cuatro años, Jonathan, Sergio y yo empezaremos a ser más conocidos", afirma.

Es el deseo de los dirigentes y los principales actores de estos deportes de contacto, referentes dentro de su mundillo en España pero que también trascienden fronteras en su condición de campeones del mundo. Empezar a ganar visibilidad y reconocimiento. "Seguimos muy retrasados en comparación con otros países como Estados Unidos, Japón o Canadá, pero vamos creciendo", apunta Luis Ochoa. Poco a poco, cierto, pero los deportes de contacto y las artes marciales mixtas (MMA) van ganando cada vez más adeptos en nuestro país. Y una oportunidad para comprobarlo será este viernes, día en el que comienza la Liga Marca de MMA. Asimismo, Antonio Ricobaldi anuncia a este periódico que en los próximos meses se pondrá en marcha en España un canal de televisión internacional que emitirá la liga profesional de Muay Thai y Kickboxing de la WKA.

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