Fue el día de Dani Sarmiento, de Dujshevaev, de Maqueda, de Aguinagalde. Fue el día de España que se mete en su tercera final europea seguida. La selección de Jordi Ribera defenderá oro este domingo ante Croacia, en un partido decisivo enorme, como lo fueron las dos semifinales. La nuestra y la anterior de Noruega ante Croacia y que los balcánicos ganaron con un gol de Musa en el último segundo de la segunda prórroga.
Se recuperó España de un mal inicio (0-2 para Eslovenia) y se tuvo que ajustar para crecer desde la defensa. Ahí vino el primer parcial serio para ponerse por delante 12-8. Al descanso 20-.15. En ese momento ya había claudicado Eslovenia en varios ataques y los hispanos crecían desde atrás, como siempre. La seña de identidad clara de este grupo.
Hubo seis goles de diferencia (22-16) y España se relajó algo para cambiarle la cara a los balcánicos que se creyeron que podían acercarse. El partido se apretó (26-24), pero entonces paró Pérez de Vargas un balón insólito y Aleix Gómez aprovechó el contragolpe. 28-24.
A partir de ahí fue un partido de ida y vuelta. Eslovenia se agarraba a la vida (32-30 a dos minutos y 32-31 a uno para el final)) pero España se la quitaba con un gol inmenso a trece segundos de Alex Dujshevaev, el mejor del choque. 33-31. El partido sonrió a España y la final es nuestra. Tras claudicar ante una poderosa Alemania en 2016, la selección se impuso a Suecia en 2018.
El premio de este domingo es doble. Por un lado, el oro, segundo consecutivo, algo que sería tremendo para este deporte, tan olvidado últimamente. Por otro, el pase a los Juegos Olímpicos, billete que se conseguirá si salimos vencedores. Una generación que empieza a ser histórica.