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Un granadino culmina un 'Everesting' solidario en Sierra Nevada a beneficio de la lucha contra el cáncer

Un joven asciende veinte veces los 6,7 kilómetros entre el Dornajo y el Collado de las Sabinas y acumula 8.967 metros de desnivel

Un joven asciende veinte veces los 6,7 kilómetros entre el Dornajo y el Collado de las Sabinas y acumula 8.967 metros de desnivel
Álvaro Valverde, durante su 'Everesting' en Sierra Nevada | León Cycling Team

En estos tiempos de gran popularización de los deportes al aire libre no paran de surgir nuevos retos con los que exigir al organismo. Así, hace unos años se creó el concepto de 'Everesting', cuyo objetivo no es otro que, durante una salida en bicicleta, acumular un desnivel igual o superior a la altura del Everest, emulando una hipotético ascenso al coloso nepalí. Un desafío que hace unas semanas superaba Alberto Contador en la subida a Navapelegrín, en la provincia de Segovia.

Como es sabido, la cima del pico más alto del mundo se sitúa a 8.848 metros de altura. Por tanto, es ese el desnivel que se debe sumar en una sola ruta para llevar a cabo el 'Everesting' con éxito. Y como obviamente no existen más cimas en el planeta con dicha altura, este nuevo concepto consiste en subir y bajar de una tirada una misma montaña tantas veces como hagan falta para completar la citada distancia acumulada. Además, el recorrido no puede ser una vuelta circular, sino que el descenso debe ser por la misma carretera que la subida de cara a evitar alteraciones en el desnivel total.

Con tal objetivo se echó a la carretera el ciclista amateur granadino de 24 años Álvaro Valverde Chaves a las 4 de la madrugada del pasado domingo 26 de julio. Este graduado en magisterio, perteneciente al León Cycling Team de la ciudad de la Alhambra, tenía por delante el reto de ascender veinte veces los 6'7 kilómetros que separan -en la carretera que asciende hasta Sierra Nevada- el Dornajo y el Collado de las Sabinas. Una ruta con 455 metros de desnivel acumulado y una pendiente media del 7'5%, que se convierte en algunas curvas en un 10%. Sin duda, una auténtica paliza física que, como comenta su protagonista a LD, surgió en abril de 2018 tras el trágico fallecimiento de su hermano: "cuando esto ocurrió me planteé alcanzar el punto más cercano de la tierra al cielo para poder acercarme a él, pero mis medios no me permitían ir al Everest, así que decidí hacer esto en su honor y como forma para recaudar fondos en la lucha contra el cáncer".

Y es que la causa de Valverde tenía un fin solidario, a beneficio de la asociación Cris contra el Cáncer. Años atrás ya hizo otro reto similar, cubriendo en su bicicleta los 300 kilómetros que separan Granada y Cádiz como apoyo a la lucha contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Cuenta el joven que, pese a la enorme capacidad de resistencia que requería su reto, sólo hubo un momento de duda: cuando su tío -en buena medida su mentor en el mundo de la bicicleta- no pudo seguir acompañándole más debido a un fuerte dolor abdominal. "Él es una persona muy importante para mí, lo ha sido desde pequeño y también en este reto. Llevábamos unos 5.000 metros acumulados, fue justo antes de empezar la undécima subida. Lloré bastante pero luego recordé el por qué lo estaba haciendo y que yo no tenía derecho a quejarme porque gracias a Dios yo sí estoy en la tierra", cuenta. Fue ese momento de lucidez en pleno esfuerzo el que le decidió a seguir adelante: "no lo recuerdo, pero parece que mi tío me preguntó qué iba a hacer y le dije que para abandonar me tendrían que cortar las piernas".

Era ya la madrugada del domingo al lunes cuando, tras 16 horas y media, el granadino encaró sus últimas pedaladas. Atrás quedaban 262 kilómetros y un desnivel total alcanzado de 8.967 metros por las hermosas rampas de Sierra Nevada. Al fin se sintió -sin necesidad de viajar a Nepal- más cerca de su hermano, a la par que enormamente agradecido al empuje de su club. "Hubiera sido imposible hacer ni la mitad sin ellos, se volcaron todos. Hubo apoyo logístico y un gran despliegue de material y humano. En ninguna subida fui solo, siempre iba acompañado por alguien y eso ayuda mucho. Había además un montón de niños emocionados, que me veían casi como si fuera un profesional, y mucha gente preguntando por el móvil. Lo he logrado yo pero el sentimiento es que lo ha conseguido todo el club, no tengo palabras para agradecerlo", asegura emocionado.

Sin duda, una auténtica gesta con un origen tan doloroso como emotivo y con la causa más noble posible. Seguro que el hermano de Álvaro estaría muy orgulloso de él.

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