Sin duda queda mucho por disputarse en la categoría reina del Mundial de Motociclismo, pero si algo ha dejado claro el Gran Premio de Estoril es que los españoles son los rivales a batir.
Ningún piloto, ninguna moto se ha acercado siquiera al duelo que nuestros pilotos han vivido en el trazado luso. Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa, con independencia de quién haya ganado el lance, han recuperado su duelo en pista, una rivalidad saludable y apasionante que enorgullece a la afición española y demuestra que hoy por hoy el mundo de las motos ruge con acento español.
Pero sería injusto que no habláramos de la gran carrera firmada por Dani Pedrosa, que harto de ser etiquetado como el pupas se ha sobrepuesto de su reciente operación de hombro dando batalla al vigente campeón del mundo. El de Castellar del Vallés fue la sombra del mallorquín durante toda la carrera y sólo necesitó un adelantamiento, a cuatro vueltas del final, para superar a Lorenzo y escaparse sin dar más opciones al de Yamaha. No había dolor, sólo ganas de demostrar que él también está en la lucha, que él puede con Lorenzo y que no tiene por qué temer a su compañero de garaje Casey Stroner. Dani ha apelado al honor, frente a un Jorge Lorenzo que se veía vencedor y a quien le pudieron los neumáticos en las últimas vueltas.
Portugal me ha demostrado que Dani, más calmado y menos espectacular que Lorenzo, sigue siendo capaz de enseñarnos destellos de genialidad en el pilotaje físico y mental. Hoy Lorenzo, un campeón carismático y con el que tanto disfruto, fuera y dentro de la pista, ha sabido admitir la superioridad de su compatriota y seguro se mostrará más agresivo la próxima vez, habida cuenta de que el de Honda se ha situado a sólo cuatro puntos del mallorquín, que sigue manteniendo el liderato en la general.
Una carrera con pocos adelantamientos donde surgió la polémica antes de tiempo. La segunda posición en la parrilla de Marco Simoncelli sembró la duda en el seno del equipo de Lorenzo, que alertaron del posible pilotaje del italiano. Suelo compartir las reflexiones de Jorge, por su descaro, sinceridad y espontaneidad, pero esta vez creo que el equipo se precipitó. Sí, Simoncelli es un piloto agresivo, y le hemos visto protagonizar, sobre todo en 250cc, acciones no demasiado limpias, pero esto son las carreras y todos quieren ganar. No se puede prejuzgar y marcar un Gran Premio antes de que éste se dispute. Además, Lorenzo tiene suficiente experiencia en pista y en el cuerpo a cuerpo como para contestar a Marco en carrera y no a través de comunicados o en ruedas de prensa.
Al margen de las aburridas polémicas que a veces no nos dejan ver lo importante, es decir, la emoción de las carreras, comentar que la victoria de Dani tiene un doble valor. Primero porque ha ganado a Lorenzo en uno de sus circuitos talismán, en el que había ganado en las tres últimas ediciones, y segundo porque en un trazado marcado, no tanto por la velocidad sino por su carácter virado, la Yamaha estaba más cerca de una Honda que ha demostrado, en lo que llevamos de temporada, tener mejor velocidad punta que la máquina de los tres diapasones. No es casualidad que en las cuatro primeras posiciones hubiera tres Hondas oficiales, las tres del equipos HRC. Con Stoner en el podio y con Dovizioso robándole la cartera a Rossi en los últimos metros de la recta de meta, Honda puede estar más que satisfecha del trabajo hecho.
El que todavía tiene muchos deberes por hacer es el nueve veces campeón del mundo Valentino Rossi, que ha igualado la quinta posición de Jerez pero ha rodado muy lejos del ritmo de cabeza. La Desmocedici avanza pero o lo hace a mejor ritmo o no será suficiente para optar al Mundial, por lo menos esta temporada.