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Nadal derrota a Davydenko en un partido dramático y alcanza la final en Roma por tercer año consecutivo

Por primera vez se ha visto a Rafael Nadal contra las cuerdas, pero el español ha terminado mostrando su mejor tenis para derrotar al ruso Nikolay Davydenko, por 7-6 (7-3), 6-7 (8-10) y 6-4 después de más de tres horas y media de partido, y aspirar a convertirse en el primer jugador que logra tres veces el título en el Masters Series de Roma. Sólo puede impedírselo ahora el chileno Fernando González, que antes vencía al italiano Filippo Volandri. De lo que sí puede presumir ya el mallorquín es de ser el tenista con más victorias consecutivas en una misma superficie (76), batiendo el récord que hasta ahora poseía John McEnroe.

L D (EFE) El juego de Nadal fue mucho más terrenal que ante el ruso Mikhail Youznhy (octavos) y el serbio Novak Djokovic (cuartos), donde rozó la perfección con puntos casi inhumanos. Es más, fue Davydenko quien hizo los mejores, algunos de ellos "a lo Nadal", y controló más los peloteos. El manacorí sufrió como no había hecho hace tiempo ante un rival que, sin duda, hizo uno de los mejores partidos de su carrera. Pero el español, que actuó más defensivamente, ganó por pundonor, garra, humildad, mentalidad y orgullo. Todo eso no le faltó.

No contó con un buen saque -sobre todo en el primer set- y Davydenko le castigó sobre el segundo (36 por ciento de puntos ganados por el mallorquín en la primera manga) y no se movió con la soltura en él habitual. Davydenko es, sin duda, un jugador menos espectacular y llamativo que otros, pero tiene un tenis muy incómodo, con calidad y es un gran luchador. Y eso que Nadal inició como en todo el torneo rompiendo el saque de su adversario en el primer juego del partido.

Pero pronto se vio que no estaba tan cómodo en pista, que su saque no funcionaba a buen nivel, y que Davydenko, jugando a lo grande, atacando los segundos servicios del español y con bolas anguladas con mucho efecto que peinaban las líneas, se lo iba a poner muy difícil. Y las pocas veces que Nadal subía a la red, le pasaba. Sufrió tanto Nadal en todo el primer set cedió muchas más veces su saque (tres) que en los tres anteriores partidos disputados (una, contra el italiano Bracciali), sumó dos dobles faltas y cometió 19 errores no forzados. Demasiado.

Pese a ello, pese a jugar demasiado a remolque de Davydenko, al que dejó las bolas más cortas que lo habitual, el mallorquín supo estar atento sobre el saque del ruso y, asimismo, romperle en tres ocasiones, e ir casi siempre por delante en el marcador. Pudo Nadal haber cerrado el primer set en el décimo juego, cuando sirvió para anotárselo; pero cedió su saque en blanco. También pudo perder el set en el duodécimo, cuando Davydenko dispuso de una bola para ello. Al final, se fue al "juego decisivo". Ahí Nadal estuvo más entonado. Se fue pronto a un claro 4-0, preludio de un amplio 6-1. Pero hasta la tercera bola no pudo anotárselo, por 7-3, tras 75 minutos.

 
Sobrevive a su peor día

En la segunda manga siguió Davydenko atacando y el sufrimiento de Nadal en defensa. Continuaron las roturas de servicio de las que pudo beneficiarse el español, que con 5-3 llegó a servir para el partido. Pero al igual que el primer set, lo desaprovechó quedándose además sin anotar punto alguno. Nadal, en el décimo juego, llegó a estar a dos puntos del partido (30-30 y 40-40), pero lo volvió a desaprovechar. Además, cedió su saque en el undécimo y permitió a un más entonado Davydenko servir para el set. Pero esta vez fue el mallorquín quien se lo impidió.

Se iba de nuevo al "juego decisivo". En esta ocasión Davydenko se puso con un 6-3 que le concedían tres bolas de partido; pero apareció quizás el mejor Nadal del partido, e igualó. Luego salvó otras dos bolas, pero no así la sexta, tras 96 minutos de duración del set. Davydenko igualaba la contienda y forzaba el tercer set ante un Nadal que cedía su primera manga del torneo (la primera sobre tierra batida desde la eliminatoria contra Italia, ante Filippo Volandri, en Santander). Y el ruso parecía más entero, capaz de frenar al Nadal de los récords, aunque cedió en el primer juego por séptima vez su saque, aunque lo mismo le pasó al español después.

Se entró en una fase en la que "extrañamente" cada jugador conservó su saque, si bien Nadal ahora lo mantenía con mayor claridad (dos veces en blanco). Y a partir octavo juego empezó a atacar, a alargar las bolas, como en él es habitual. Lo acusó Davydenko, que cedió su saque en blanco y Nadal, en el noveno juego, volvía a servir para el partido. Esta vez metió más veces el primer saque y no perdonó en la primera ocasión que tuvo para cerrar un duelo durísimo, donde sufrió como pocas veces.

 
Busca venganza ante Fernando González

Ahora le espera un duro pegador como el chileno Fernando González, con el que ha perdido en tres de cuatro enfrentamientos, el último de pésimo recuerdo para el español, en los cuartos de final del Abierto de Australia este año, con victoria de González, por 6-2, 6-4 y 6-3. El sudamericano, sexto cabeza de serie, se convertía en el primer finalista del torneo romano tras al con las ilusiones de Filippo Volandri, al que derrotó por un contundente 6-1 y 6-2, en 1 hora y siete minutos de juego.

González, este año finalista del Abierto de Australia -cayó en tres sets ante Roger Federer- pero que la pasada semana perdió en primera ronda en Estoril, ha acabado bajando de la nube al transalpino, exaltado tras sus triunfos ante Federer en octavos y el checo Tomas Berdych en cuartos. Pero esta vez, en semifinales, se topó con un rival que estuvo perfecto desde el mismo inicio del partido. Ante los continuos ánimos del público a su representante italiano, González salió concentrado y dispuesto a acallarles desde el primer punto. Y lo hizo con la gran contundencia de sus golpes desde el fondo de la pista, que pusieron siempre a remolque a un rival que no pudo ni siquiera ampliar los peloteos.

González cerró el primer set con sólo dos errores no forzados y, en cambio, con once puntos ganadores, además de aprovechar las dos ocasiones de rotura del saque del italiano de que dispuso (segundo y sexto juego). En cambio, superó las dos que cedió a su rival. La segunda manga fue igual de contundente en favor de González, que tras el 1-0 para Volandri sumó cinco juegos consecutivos que ya le dejaron el set, y el partido, en sus manos. Lo cerró por 6-2, con su saque y no cediendo punto alguno a su rival. González puso en su sitio a Volandri y afronta su segunda final de un Masters Series, tras haberlo hecho ya el año pasado en el de Madrid, con Federer como adversario y a la postre campeón.

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