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Djokovic vence a Medvedev en el US Open y conquista su vigésimo cuarto Grand Slam

El serbio se impone a Daniil Medvedev por 6-3, 7-6 (5) y 6-3 después de tres horas y 18 minutos de partido.

El serbio se impone a Daniil Medvedev por 6-3, 7-6 (5) y 6-3 después de tres horas y 18 minutos de partido.
Novak Djokovic, con el trofeo que le acredita como campeón del US Open. | EFE

Novak Djokovic ha conquistado su cuarto título en el US Open, último Grand Slam del curso, y el vigesimocuarto grande de su carrera después de ganar en la final al ruso Daniil Medvedev, por 6-3, 7-6 (5) y 6-3 después de tres horas y 18 minutos de partido.

De nuevo una pléyade de deportistas, políticos, actores, cantantes y demás personalidades del arte (Nicole Kidman, Leonardo DiCaprio, Charlize Theron, Sting...) se dio cita en el Estadio Arthur Ashe de Nueva York. Desde sus gradas, que configuran la cancha de tenis más grande del mundo, vieron cómo Djokovic aumentaba su leyenda con este vigésimo cuarto título de Grand Slam, distanciándose aún más en este apartado de Rafa Nadal (22) y el suizo Roger Federer (20).

El serbio, de 36 años, estaba empatado hasta ahora con Serena Williams como el tenista hombre o mujer con más títulos de Grand Slam en la Era Open. Pero ahora Djokovic, que celebró su victoria llorando sobre la pista, abrazándose a su hija y con una camiseta en homenaje a Kobe Bryant, no sólo tiene en solitario el récord de la Era Open sino que además comparte la marca absoluta con Margaret Court.

En su décima final en Flushing Meadows, Nole, que este lunes será de nuevo número uno de la clasificación de la ATP en lugar de Carlos Alcaraz, ha podido vengarse de Medvedev, quien le derrotó en la final del US Open de 2021 y frustró además su intento de ganar los cuatro torneos de Grand Slam en un año natural.

Un año 2023 magnífico para Djokovic tras haber llegado a las finales de los cuatro grandes y que ha terminado con tres títulos: el Abierto de Australia, Roland Garros y ahora el US Open. Sólo Alcaraz, con su inolvidable triunfo en Wimbledon, se interpuso en el camino del serbio.

Djokovic empieza con cautela

Djokovic se mostraba cauto antes de saltar a la pista tras advertir que Medvedev es "uno de los jugadores mentalmente más duros" del circuito. El de Moscú venía de dar una lección imperial en semifinales contra Alcaraz desde el fondo de la pista, pero el de Belgrado aceptó el desafío y planteó un partido rocoso, de peloteos eternos y de puntos cocinados a fuego muy lento.

Djokovic exhibió una paciencia soberbia, sabiendo además que entraba en un terreno donde Medvedev es experto en poner trampas aquí y allá con sus latigazos, y fue madurando poco a poco cada punto sin salirse en ningún momento del guion ni caer en la precipitación.

En cambio, el ruso, que pareció un muro infranqueable hace solo dos días, entró mal al partido, concedió su primer saque con un juego en blanco (2-0) y en toda la primera manga pareció extrañamente incómodo. Todo lo contrario reflejó Djokovic, que en ningún momento se relajó y que con mano firme selló el primer set en 48 minutos sin que Medvedev tuviera ni una sola opción de rotura.

Sacrificio en el desenlace

Daniil dio un paso al frente en la segunda manga: arriesgó más en busca de golpes ganadores asumiendo el riesgo de que crecerían sus errores no forzados. Al otro lado de la red, Djokovic empezó a dejar señales claras de fatiga y de que su físico no estaba a la misma altura que la de un Medevev aparentemente más fresco.

Así, el ruso amenazó por fin el saque de Djokovic y, en un juego vibrante de más de 12 minutos, tuvo su primera opción de break cuando se habían disputado ya una hora y 45 minutos de partido. Sin embargo, Nole la resolvió con una preciosa volea a bote pronto (4-4).

Estiraba sus músculos, buscaba sensaciones, acortaba el juego buscando dejadas y voleas... Pero Djokovic volvió a meterse en problemas con otro juego larguísimo de 11 minutos en el que Medvedev llegó a tener un punto de set que malgastó al no ver un passing de revés como una autopista. Nole, airoso de nuevo, parecía estar en una callejón sin salida ante un Medvedev superior y dominante.

La madre del serbio rezaba en la grada y algún dios del tenis le escuchó, ya que su hijo acabó llevándose el tie-break cuando lo tenía todo en contra. Esa segunda manga interminable de 105 minutos extenuantes y de magnífico tenis les dejó con el tanque vacío de gasolina: Djokovic se fue al vestuario y Medvedev recibió atención médica en la pista.

Poco después, el moscovita se cayó en una subida a la red y se quedó tirado en el suelo. Djokovic saltó al otro lado de la pista para ayudarle, pero el ruso se levantó sin mayores problemas. Más le costó recuperarse del golpe mental de haber dejado escapar vivo a su rival en el segundo set y en el tercero, con un ritmo mucho más rápido, concedió dos breaks consecutivos (4-2).

Djokovic también estaba al límite y perdió una vez su saque. Pero en cuanto vio que el triunfo estaba ya a la vista, apretó los dientes y estiró la mano para alcanzar otro hito histórico con su vigésimo cuarto título de Grand Slam.

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