El escándalo del déficit griego toma tintes políticos. El banco estadounidense Goldman Sachs permitió a Grecia ocultar miles de millones de euros en deuda pública a las autoridades supervisoras de Bruselas a través de complejos mecanismos financieros (currency swaps). En concreto, la entidad permitió al país heleno redistribuir parte de la deuda de su sistema sanitario para que tuviera que hacer frente a ella mucho más adelante.
Goldman actuó como intermediario oficial de múltiples emisiones de deuda griega durante los últimos años. Mucha de esta deuda se emitía en moneda extranjera (sobre todo yenes y dólares), con lo que la fluctuación de divisas alteraba el coste real de las emisiones.
Según desveló el semanario alemán Der Spiegel, Goldman Sachs fijaba el tipo de cambio al que se emitían esos contratos de futuros de deuda (derivados), beneficiando así al Gobierno heleno mediante la ocultación de su deuda real. Los contratos de derivados con los que se cubría el riesgo de cambio en estas emisiones escapaban al control de Bruselas, ya que son operaciones paralelas a las emisiones de deuda pública.
Este tipo de operaciones financieras empezaron a funcionar a partir de 2002. De este modo, Grecia ha podido ocultar en los últimos años su déficit público real, retrasando los pagos y pudiendo así tomar prestado miles de millones de euros sin superar los límites fijados por Bruselas (3% del PIB). En la actualidad, su déficit público se aproxima al 13% del PIB, según datos oficiales, después de que el nuevo Gobierno socialista reconociera hace apenas unos meses la gravedad de su agujero fiscal.
El fraude está siendo investigado por la Comisión Europea (CE). Los funcionarios de Eurostat (la oficina estadística europea) no descartan extender la investigación a otros países de la UE. De hecho, el escándalo se acaba de trasladar a la deuda municipal de Italia.
El pasado miércoles, el Tribunal de Cuentas italiano advirtió de que los contratos de derivados utilizados por los municipios en los últimos años podrían aumentar la deuda y, por lo tanto, los desequilibrios fiscales del Gobierno durante décadas. Y es que, Italia empleó mecanismos similares a los de Grecia durante los años 90 para ocultar su déficit y cumplir así con los criterios que establecía Maastricht para adherirse a la moneda única.
Ambos escándalos han situado en el centro del huracán a Mario Draghi, actual gobernador del Banco de Italia y uno de los candidatos que se barajan, junto a Axel Weber (presidente del Bundesbank), para suceder al francés Jean Claude Trichet al frente del Banco Central Europeo (BCE), cuyo mandato expira en noviembre de 2011.
Draghi está en el centro de atención. Y es que ha ocupado puestos significativos durante la gestación de ambas operaciones, la griega y la italiana. Así, si bien preside el Banco Central de Italia desde 2006, en la década de los 90 -y hasta 2001- ocupó el cargo de director general del Tesoro italiano, período durante el que se fraguó la ocultación de deuda pública municipal a través de los citados derivados.
Es más. Draghi dirigió las operaciones de Goldman Sachs para Europa desde 2002 hasta 2006, con lo que los analistas dudan de que no tuviera conocimiento de las operaciones financieras pactadas con Atenas para ocultar a Bruselas su déficit público. Como gobernador del Banco de Italia ocupa en la actualidad un puesto de consejero en el BCE y, de hecho, entra en las quinielas como posible candidato para suceder a Trichet.
El escándalo del fraude griego salpica al posible sucesor de Trichet
La ocultación del déficit griego por parte del banco estadounidense Goldman Sachs se traslada a ahora a la deuda municipal de Italia. El escándalo salpica al gobernador del Banco de Italia, Mario Draghi, candidato a suceder a Trichet, que dirigía las operaciones de Goldman en Europa en 2002.
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