(Libertad Digital) Bolivia es el cuarto país del mundo en reservas de gas natural, con 31,4 billones de pies cúbicos. Solo tiene por delante a Canadá, con 56,6, y a mayor distancia Venezuela (148,9) y Estados Unidos (186,9). Los principales inversores son Petrobras y Repsol YPF, y a mayor distancia una compañía británica, BG Group PLC, y la francesa Total. A partir de ahora, estas empresas tendrán que pagar un impuesto del 82 por ciento. El mismo día de la nacionalización, la compañía brasileña dice detener las inversiones en Bolivia y buscar fuentes "alternativas". Según informa el Wall Street Journal, el Director Ejecutivo de Petrobras, Jorge Sergio Gabrielli, ha declarado que "estamos suspendiendo cualquier posibilidad de nuevas inversiones en Bolivia".
La lógica es sencilla: si el Estado boliviano se queda con la práctica totalidad de los beneficios de mis inversiones, no me conviene seguir invirtiendo. En el momento en que Evo Morales nacionaliza el gas, las inversiones foráneas en ese recurso suman 3.500 millones de dólares, una cantidad claramente insuficiente, según los analistas, para explotar adecuadamente sus enormes reservas. La toma de control por el régimen del cocalero Morales solo empeorará la situación, como adelanta la decisión de Petrobrás. Brasil y Bolivia habían planeado expandir la capacidad de los gaseoductos en un 50 por ciento, planes que ahora han quedado paralizados. Mal negocio para la nación más pobre de Iberoamérica.
El eje tercermundista
El pasado 29 de abril se formalizaba la alianza entre Fidel Castro, Hugo Chávez y Evo Morales en la firma de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), una especie de acuerdo socialista de cooperación entre Venezuela, Cuba y Bolivia, que sirva de bloque alternativo a los acuerdos de libre comercio entre varios países americanos, como Paraguay, Méjico o Colombia, con Estados Unidos y otros países del continente.
Según el acuerdo, Venezuela venderá 90.000 barriles diarios a Cuba a precios internacionales, pero cobrará en servicios y productos agrícolas, en lugar de en divisas, lo que en realidad supone un fuerte apoyo económico de Chávez a Castro. Cuba, por su parte, enviará a Bolivia, como está haciendo con Venezuela, doctores y profesores, que es el modo que ha encontrado el régimen dictatorial de vestir de cooperación el envío de agentes que permitan tener un control político del país. Por otro lado, Cuba y Venezuela comprarán la soja de Bolivia, que se ha quedado sin mercado después de que Colombia llegara a un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos.
"ALCA, ALCA... ¡Al carajo!"
"Vamos a decirlo: ALCA, ALCA... ¡Al carajo!". Con este ingenio resumía Hugo Chávez todo lo que tiene que aportar el socialismo tercermundista al entendimiento del comercio internacional. Banderas con la imagen del Che, gritos de victoria contra el imperialismo yanqui, insultos contra George W. Bush... El ambiente de la "cumbre" de Mar de Plata fue lo que hizo que Chávez se sintiera "muy entusiasmado, animado e inspirado".
El comercio enriquece a los pueblos y les une en un entramado de relaciones voluntarias de cooperación que les permite desarrollarse e integrarse en el mundo. Y eleva los costes de los conflictos entre los países. Nada de ello favorece a las experiencias revolucionarias, por lo que el eje tercermundista se opone con todas sus fuerzas a los tratados de libre comercio de países como Perú, Colombia o Paraguay con Estados Unidos. Los gritos del gorila rojo contra el libre comercio con el vecino norteño no dejan de tener sus toneladas de hipocresía. Nada menos que el 14 por ciento del consumo de petróleo de la primera economía del mundo proviene de Venezuela.
El petróleo de Venezuela alimenta la revolución
El régimen tiránico de Fidel Castro no es ya que esté cosechando un fracaso económico, sino que se asienta sobre la base de la miseria material de su pueblo, lo que le hace más fácil tenerlo controlado. Eso no quiere decir que no necesite ingentes fondos para seguir adelante con sus planes de extender la revolución, y con ella los aliados políticos, por Latinoamérica. El maná lo aportan las ingentes reservas de petróleo venezolanas. Venezuela tiene unas reservas de petróleo convencional de 80.000 millones de barriles, más 270.000 millones de petróleos no convencionales, que han de ser tratados antes de su refino. Estos petróleos sólo son rentables con un precio sostenido del crudo por encima de los 30 o 35 dólares el barril. Sumados ambos tipos de petróleos, Venezuela se convierte en la primera reserva de este hidrocarburo del mundo, por delante de Arabia Saudita.
No obstante, el sector está sufriendo las consecuencias de una gestión basada en la corrupción como criterio económico y en la que no hay sitio para la reinversión, porque los fabulosos beneficios que produce, descontada la mordida, se dedican a extender el socialismo por toda Sudamérica. Recientemente, el presidente de Ecuador acusaba al régimen de Chávez de apoyar a varios grupos antisistema, que están organizando movilizaciones.
¿Se sumará Perú?
Chávez no ha ido tan lejos como Evo Morales, aunque ha aumentado la participación estatal en los beneficios de un recurso que está ahora en precios nominales que baten todos los récord. Perú podría seguir el ejemplo venezolano si finalmente Ollanta Humala se hace con la presidencia del país en la segunda vuelta de las elecciones. Humala ha prometido renegociar los contratos de gas y petróleo de Perú, con nuevos impuestos sobre los beneficios de la extracción de hidrocarburos, y asegurándose una participación del Estado en el negocio, sin llegar al extremo de Evo Morales. Bolivia podría no ser el último susto de las compañías petroleras internacionales. El alza de los precios del petróleo está alimentando el nacionalismo económico de Hispanoamérica a Rusia.
Repsol YPF tiene negocios de exploración y producción, así como de refino, en Perú. La última información que ofrece la compañía muestra, de 2004, muestra que tiene derechos mineros sobre tres bloques de exploración, con una superficie neta de más de 16.000 kilómetros cuadrados. También tiene una refinería en La Pampilla, en el oeste del país.
No son las únicas fuentes de potenciales problemas para la empresa. Recientemente, España ha renunciado a la acción de oro, en cumplimiento de sus compromisos europeos. Pero Argentina mantiene la suya, que viene acompañada de las tres últimas letras del nombre de la compañía. Kirchner, en la peor tradición peronista, está extendiendo las manos del régimen sobre la economía, como lo hace sobre los medios de comunicación y la justicia. Y ese deseo de tener todo atado y bien atado ha puesto a Repsol YPF en su punto de mira: quiere renacionalizarla compensando a la empresa "lo menos posible y, si es posible, hacerlo totalmente gratis". Para ello se ha estado preparando el terreno, acusando a la empresa hispanoargentina de "extorsionar" a Argentina.
PRISA, "jefe de campaña" de Evo Morales
En su visita a España, el pasado mes de enero, Evo Morales declaró que el Grupo PRISA "parece el jefe de campaña del MAS", el partido del propio Morales. En un acuerdo entre el cocalero y Rodríguez Zapatero, el Gobierno español se comprometió a condonar la práctica totalidad de la deuda boliviana con España, con el objetivo de que el Ejecutivo boliviano pueda ampliar sus inversiones en Educación. Precisamente se había entrevistado con Jesús Polanco, presidente del Grupo PRISA, que tiene una importante presencia en ese país en la edición de libros de texto Editorial Santillana.
Evo Morales mintió en su visita a España, pero solo engañó a quien se quiso dejar, cuando tras su entrevista con Rodríguez, dijo "mi Gobierno va a ejercer el derecho de autonomía y de propiedad sobre sus recursos naturales. Vamos a nacionalizar. No a expulsar, ni a confiscar, ni a expropiar". Para definirse, dijo que "la única diferencia que tengo con el Che Guevara es que él utilizó las armas y yo los votos" y subrayó que por lo demás "comparto todo el pensamiento del Che Guevara".