LD (M. Llamas) Cualquier banco cuyo capital no alcance el 2% de los créditos concedidos estaría oficialmente en quiebra técnica, según la normativa vigente en materia de capitalización y solvencia bancaria. Dicho porcentaje es la reserva mínima a la que debe atenerse cualquier entidad financiera.
Sin embargo, la Reserva Federal de EEUU (Fed) incumple este requisito básico. Desde el estallido de la crisis financiera, la Fed, con el apoyo del Tesoro de EEUU, se ha embarcado en una estrategia suicida consistente en nacionalizar toda la mala deuda que acumulan las entidades estadounidenses, tal y como avanzó Libertad Digital.
La institución que dirige Ben Bernanke está inundando de dólares el mercado con el objetivo de salvar el sistema financiero del país. No obstante, su balance, es decir, el volumen total de préstamos concedido por la Reserva Federal, se ha triplicado en los últimos meses, hasta niveles desconocidos hasta el momento: de 900.000 millones de dólares a casi 3 billones en la actualidad.
Si a esta cuantía se le suman las inyecciones de liquidez aplicadas por el Tesoro de EEUU, la factura total del mega-rescate asciende a cifras astronómicas, próximas a los 8,5 billones de dólares. Casi el 60% del PIB de EEUU.
Esta expansión sin precedentes del crédito público se está materializando en una insolvencia creciente por parte de la Fed. Así, si la Reserva Federal fuera una banco comercial tendría que declararse en quiebra técnica. Su ratio de capital (porcentaje de reservas con respecto al crédito concedido) es inferior al 2%. En concreto, apenas alcanza el 1,9% de sus activos. Es decir, apenas cuenta con 2 dólares por cada 100 dólares prestados, con lo que su balance está descapitalizado.
Sus créditos superan en 53 veces su capital
Sus activos (créditos) ascienden a 53 veces su capital, tal y como reflejan las cuentas del regulador monetario de EEUU. Hace apenas 11 meses, su ratio de capital o cobertura ascendía al 4% (el doble). La Fed, como banco central de EEUU, desempeña unas funciones muy distintas a las de un banco comercial. Sin embargo, el rápido e intenso deterioro de su balance está causando preocupación entre los funcionarios de la propia Reserva Federal, según recogía recientemente la prestigiosa revista Barron´s.
La extensión del rescate público puesto en marcha por Bernanke a bancos en quiebra, como Bear Stearns o los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac, aseguradoras de la talla de AIG, así como el respaldo al papel comercial de un amplio número de empresas cotizadas, ha terminado por desequilibrar las cuentas de la propia Reserva Federal.
Los críticos no dudan en denunciar la estrategia seguida por Bernanke en estrecha colaboración con el secretario del Tesoro, Henry Paulson. “La Fed ha violado dos principios básicos de la banca central. Primero, no prestar dinero a instituciones insolventes. Y segundo, no prestar tomando como colateral (garantía del crédito federal) cualquier cosa”, es decir, deuda de mala calidad, según apunta Lee Hoskins, ex presidente de la reserva Federal de Cleveland.
La Fed precisa 48.000 millones de dólares
Como resultado, el activo más valioso que posee la Fed (letras del Tesoro) ha decrecido hasta los 250.000 millones de dólares, El nivel más bajo desde finales de 1980. En estos momentos, la Fed necesita casi 48.000 millones de dólares para recuperar el ratio de capital que se le exige a la banca comercial según Gerald P. O’Driscoll, miembro del Cato Institute y ex vicepresidente de la Reserva Federal de Dallas.
El riesgo se acrecienta para la Fed. El problema radica en que muchos de los préstamos concedidos por la Fed pueden acabar el default (impago), por lo que resulta primordial contar con unas reservas de capital suficientes para poder absorber las pérdidas. En caso contrario, la posibilidad de insolvencia de la propia Fed se acrecienta.
En este sentido, el regulador se ha negado de momento a facilitar a la prensa de EEUU el listado de bancos y entidades que se han beneficiado de los créditos concedidos por la Fed a través de distintos mecanismos, como las ventanillas de descuento, en donde la Reserva Federal presta dinero a cambio de activos (deuda) de dudosa solvencia.
No obstante, “muchos presidentes y directores de las reservas federales a nivel regional están muy preocupados por la estrategia seguida por la Fed”, alerta Hoskins. Curiosamente, la pasada semana, saltó a la luz la intención de Bernanke de emitir su propia deuda al margen del Tesoro de EEUU.
Tal posibilidad ya se contemplaba desde el pasado mes de abril, y parece que el plan para que la Fed emita bonos (deuda) propios sigue adelante. Mientras, la capacidad de endeudamiento del Tesoro se reduce debido, precisamente, a la ampliación de los rescates públicos que se han aprobado a cargo de la deuda pública (impuestos futuros) de EEUU.
Los inversores se refugian en la deuda pública
Pese a ello, los inversores se están refugiando de forma masiva en las letras del Tesoro. El pánico financiero sigue su curso. Escapan despavoridos de la bolsa y la banca para acaparar deuda pública, incluso, perdiendo dinero. Así, la pasada semana el Tesoro vendió cerca de 30.000 millones de dólares en bonos a un mes con un rendimiento del 0%. Las letras a 3 meses llegaron incluso a alcanzar tasas de interés negativas, por primera vez de desde el crack de 1929. Es decir, los inversores tendrán que pagar dinero al Tesoro cuando tales letras venzan.
Los inversores pagan por comprar deuda pública
El pasado mes de septiembre, tras la quiebra de la aseguradora de bonos AIG y la banca de inversión (quiebra de Lehman Brothers) se vivieron momentos de pánico muy similares, ya que los inversores preferían perder dinero antes que mantenerlo en el banco.
El rendimiento de las letras a 10 y 30 años, también alcanzaron valores mínimos el presente mes. Todo ello apunta a que la deuda pública está experimentando en estos momentos su particular “burbuja”, según el gurú Bill Gross, que supervisa el fondo de inversión de bonos más importante del mundo. La deuda pública de EEUU está “sobrevalorada”, según señalaba Gross a Bloomberg.