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Intrusos en Manasés: Terror bobo made in Spain

En Intrusos en Manasés un grupo de periodistas de una revista paranormal investigan la misteriosa desaparición hace décadas de todos los habitantes del pueblo de Manasés. El resultado es un vago ejercicio de terror patrio elaborado con maneras televisivas y ninguna convicción.

En Intrusos en Manasés un grupo de periodistas de una revista paranormal investigan la misteriosa desaparición hace décadas de todos los habitantes del pueblo de Manasés. El resultado es un vago ejercicio de terror patrio elaborado con maneras televisivas y ninguna convicción.

Todo en Intrusos en Manasés transmite desgana, que suponemos es la misma que va a sentir el espectador que se acerque a ella. El film, que ha estado guardado en un cajón durante bastantes meses sin ver distribución, muestra la peor faceta del cine nacional. Una película de terror con la autoestima por los suelos, que se arrastra sin encontrarse a sí misma, sin novedades y sin tampoco presupuesto o simples ganas de imitar a las ficciones norteamericanas a las que, sin duda, ha echado el ojo.

Todo en el film parece más propio de alguna ficción televisiva nacional, de esas que consume el público juvenil patrio, que de un film de horror propiamente dicho. Entre un susto barato y otro (memorable el del burro por su necedad), el evento aparece adornado por diálogos que parecen salidos de Al salir de clase, con los protagonistas tratando de resolver un enredo sentimental nimio e inerte recitado con impotencia por su reparto.

Sólo se me ocurre una forma de que Intrusos en Manasés tuviera cierta dignidad, y es haberla convertido en un indecente guiño a los pornetes freak de Jess Franco, añadiendo sangre y culos a discreción. Pero todo en el film es inofensivo e inane, apto para el consumo de la comodona audiencia de "Física o química". El director Juan Carlos Claver no acierta con el privilegiado escenario y su idea del terror es dar cuatro sustos baratos, y por no hacer tampoco sigue la senda de la pura referencia cultural, pese a las evidentes influencias del slasher o esa veta del cine de terror japonés con niño fantasma que sus guionistas han debido ver de lejos sin llegar a deglutirlo.

Intrusos en Manasés quiere secuestrar cosas de todas ellas, pero incluso para eso hay que tener clase. Cuando la conspiración nazi (!¡) entra en escena nosotros ya estamos mirando el reloj, y el final de traca ya ni despierta simpatías. Ni bajando el listón, oiga.

En Chic

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