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La musa rechoncha de Alejandro Sanz, y el cónclave secreto de la Familia Real

¿Están nuestros famosos alterados por la primavera? Pasen, y lean. 

Ha llegado la primavera, pero los famosos se resisten a dejarse alterar las hormonas. Esta semana, el kiosko rosa está mohíno, lúgubre, sin luz. Y no sólo porque aún colee la muerte de Liz Taylor, en el que las revistas han volcado toda su originalidad, respetando esa orden secreta que obliga a titular sus reportajes exactamente igual: "Adiós a la mirada de los ojos violetas". Lo dicho, qué derroche de originalidad.

Sorprende la primera de Hola, que una semana más hace gala de su papanatismo...perdón, adicción monárquica, para ponernos los dientes largos: "Las simpáticas imágenes de una ocasión excepcional" nos promete en portada. Pero, llegado al reportaje, todo es desilusión. La "ocasión excepcional" no es que se sus magnas personalidades se pongan pico y pala a cumplir un horario laboral, ni que hayan decidido mudarse a las islas Sándwich. Es, simplemente, que se van de cena a un "restaurante típico de Madrid", el Rey junto a sus hijos. Vamos, una cosa muy de destacar.

Pero, no se engañen. Algo de trascendencia le encuentra la revista a este extrañísimo encuentro del que "todos salieron muy sonrientes y que se alargó hasta pasada la medianoche", porque va a todo trapo con él. Así, si somos intrépidos y nos sumergimos en la lectura de tan tremenda revelación, nos enteraremos que el Príncipe, el Rey y las Infantas llegaron en "coches distintos" al restaurante, y que "sorprende mucho" la ausencia de Letizia que "se encontraba indispuesta" y de la Reina, que estaba en Grecia. Así, en román paladino, lo que Hola trata de decirnos, sin mucha suspicacia, es que algo huele a chamusquina en esta cena tan atípica. Las fabulaciones ya se las dejan a ustedes.

Lecturas opta por hacerle un regalito a toda la muchachada carpetera del país, y se vuelca con la cobertura del Festival de Cine de Málaga, donde acuden todos los ídolos juveniles de nuestra piel de toro. Si superan los quince años puede que las caras de estos mozalbetes que se pasean por la alfombra roja, ni siquiera les suenen: Mario Casas, Blanca Suárez, Ana Fernández...pero esta gente va estupendamente vestida, se les ve sanos y bellos. Ellas enseñan canalillo y ellos optan por el traje...mientras jóvenes acneicas sufren ataques de histeria reclamando la atención de sus ídolos. O un calcetín usado, que para el caso es lo mismo. Algunas van más allá, y le entregan al actor gallego Mario Casas un cartón marrón pintarrajeado: "Queremos ser tu fea", le dicen. Personalmente desconozco el significado de tan críptico mensaje, rodeado de corazoncitos.

Páginas más adelante, encontramos la sección de "¿Qué esta haciendo Sara Carbonero?". La persecución de la periodista esta semana trae como resultado otra información bomba: sí, la Carbonero se da rayos UVA o, como prefieren decir en la revista "Prepara su piel para estar a punto para el verano". El concienzudo trabajo del paparazzi de turno revela que además, comparte establecimiento de bronceado con David Bustamente. ¿A qué esperan para dale un Pulitzer al intrépido redactor? Quizás la semana que viene cace a la novia de Casillas comprando crema para los juanetes. Lo que hay que ver.

Eso sí, si quieren periodismo del bueno, de calidad, crónica rosa hecha con gusto y con elegancia, vayan al kiosko y compren Diez Minutos. Sólo por la información de portada, que llevan a todo trapo, merece la pena el euro ochenta céntimos que cuesta: "Paula Echevarría: Descubrimos su armario de primavera". ¿Cómo se les queda el cuerpo? Pues eso, que las páginas interiores dejan a su disposición ver el armario de la barbie en el que la actriz guarda sus modelitos. Un lujazo, oiga.

Los que están la mar de revolucionados son los Iglesias-Preysler. Por distintas noticias y muy diversas causas se han ganado un huequecito en las páginas rosas, y personalmente, mi trofeo al buen rollo en esta semana tan desangelada.

La escena más bucólica la protagoniza Tamara Falcó, en Lecturas. La pija entrañable decidió emular a la estrella de dibujos Yogui, y se buscó un Bubu con el que ir de Picnic...y allá que se fueron ella y su estupendísima amiga, al madrileño parque del retiro con su cestita de Caperucita Roja. La revista les pilla perfectamente equipadas, con su kit de pic-nic cortesía del Corte Inglés, y compartiendo unos emparedadados. "A pesar de que su novio, Tomasso Mussini no la acompañaba, Tamara Falcó estaba dispuesta a difrutar del tiempo primaveral y de su acompañante" dice el avispado redacator. ¿Entienden ustedes ese ‘A pesar’?

Por su parte, Enrique Iglesias también presume de intelecto en Hola. Para entrevistarsle, la revista debió enviar al presidente de su club de fans, porque si no, díganme a qué viene tanta admiración, y sólo en el primer párrafo del reportaje:" Brillante, artista, triufador, enamorado, número uno, Enrique Iglesias es pura adrenalina. Creativo, apasionado, imparable: no deja de atesorar éxitos y de batir récords". Amén de la patética reverencia, el cantante –me obligan a llamarle así- nos deja algunas perlas del conocimiento de este siglo, un ensayo profundo y reflexivo sobre el hombre y su propio autoconocimiento: "La soledad es un sentimiento solidario que muchos artistas tebnemos en común" desvela. Una sentimiento tan esssstupenda, que Enrique Iglesias quiere compartir, siguiendo el rollo solidario: "La soledad la comparto con mi chica y mi perro" anuncia.

Sólo unas páginas después vemos más legado genético de la Preysler, y a ella misma: con Ana Boyer y Tamara Falcó, acudiendo a una gala benéfica. (Dícese de esos saraos donde niños bien acuden para dar limosnitas a niños pobrecitos y salir en muchas fotos). Esta en concreto se llamaba "La cena de las mil y una mesas" y así nos la describe la revista Hola: "Una durísima y altruista competición, cada mesa tenía una temática y decoración diferentes, a cual más espectacular". ¿Apadrinaban a niños negritos? No, la revista dice, escuetamente que la gala era para ayudar "a niños y adolescentes en riesgo". 

Por último, les dejo el momento ñoño de la jornada, protagonizado por Alejandro Sanz en Diez Minutos. El cantante recibió un galardón en los premios Ascap, y no quiso dedicárselo a la virgendelamacarena, en plan Almodóvar. Se le subió el azúcar y optó por darle los méritos desde el escenario a su "musa gordita, por creer en mí y por aguantarme". Su novia Raquel, encantada y entrada en carnes, le aplaudió a manos llenas. Con embarazo y todo. 

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