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ESTRENO: 27 DE NOVIEMBRE

Paranormal Activity: Con el fantasma en mi cama

Paranormal Activity es un ejemplo paradigmático de que menos es más, pero también de lo recurrente que puede ser el género de terror. Apuntándose al carro del horror realista, el film de Oren Peli genera subidón y susto, pero lo primario de la apuesta acaba jugando en su contra.

Paranormal Activity es un ejemplo paradigmático de que menos es más, pero también de lo recurrente que puede ser el género de terror. Apuntándose al carro del horror realista, el film de Oren Peli genera subidón y susto, pero lo primario de la apuesta acaba jugando en su contra.

Armado con una cámara doméstica, apenas 11.000 dólares y filmando en su propia casa, el debutante Oren Peli se ha sacado de la manga lo que, en esencia, es una actualización de la clásica historia de casa encantada. Y el resultado ha generado un fenómeno fan casi comparable al del éxito seminal del género en su versión cámara en mano, El misterio de la Bruja de Blair. Paranormal Activity, distribuída por Dreamworks en EEUU, consiguió generar expectación antes de llegar por haber acogotado en el sofá al mismísimo Steven Spielberg, que ordenó acto seguido movilizar a sus publicitarios para vender tal anónimo descubrimiento.

El problema es que, a diferencia de la bruja de marras y de otras muestras más recientes del terror en primera persona –la infravalorada Monstruoso o la ibérica Rec y secuelas, sin ir más lejos-, la premisa se le agota a Peli pasados los primeros compases, y una vez esto ocurre tanto el director se queda sin película. El debutante no logra la vital identificación con unos protagonistas que acaban resultando cansinos, gritones y pasivos en su forma de hacer frente a la amenaza, y además pronto se ve incapaz de justificar el formato doméstico, que es la principal novedad de la historia.

Atrás queda, eso sí, una primera mitad prometedora, recomendable y verdaderamente claustrofóbica, en la que el espectador sí se ve sumergido en la amenaza invisible. Paranormal Activity respira angustia y sabe explotar la vulnerabilidad de sus protagonistas ante una amenaza intangible. Por eso, lo cierto es que hay que reconocer que el realismo genera el esperado subidón y presenta la historia desde una perspectiva nueva, explotando con habilidad sus (escasos) resortes.

Pero una vez uno averigua el quid de la cuestión, Peli no es capaz de renovar su film y se ve acosado por las limitaciones, esas mismas que parecía que estaba venciendo, y se limita a prolongar la propuesta más allá de lo tolerable, repitiendo el mismo esquema y sin trabajarse el guión. Incapaz de mantener la tensión, Paranormal Activity va perdiendo fuelle a medida que avanza, y avanza poco, hasta un desenlace abrupto al que ya nos habíamos adelantado un buen puñado de minutos antes. Por eso, cunde al final cierta sensación de insatisfacción al encontrarnos con una película Sugus, de esas que se deshacen antes de tiempo.

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