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Los estudiantes españoles, a la cola en resolución de problemas cotidianos

Sólo cinco países sacan peores notas. España falla en los dos extremos: hay pocos estudiantes brillantes y muchos que no llegan al nivel básico.

Hace unos meses, la OCDE presentaba los resultados de PISA 2012, la prueba que cada tres años mide las competencias de los estudiantes de los países más desarrollados del mundo. Y las notas para los alumnos españoles no fueron demasiado buenas. Ni en mateméticas, ni en lengua ni en ciencias, nuestros colegiales igualaban el rendimiento de sus pares de otras naciones.

Este martes, se completaba la publicación de las notas del resto de las categorías de PISA 2012. Con una novedad. En este caso, los exámenes no trataban de asignaturas clásicas (como los de diciembre), sino sobre la resolución de problemas de la vida real. Es decir, lo que se pidió a los alumnos es que aplicasen lo aprendido en la escuela a situaciones con las que podrán encontrarse mañana, en el centro comercial o en la estación de metro.

Y los resultados tampoco son para tirar cohetes. De hecho, son aún más descorazonadores. Los alumnos españoles sacan peores notas que en los exámenes clásicos. En esta materia, que la OCDE llama "resolución de problemas", la media de los 31 países analizados es de 500 puntos; mientas, España ha sacado 477. Sólo Eslovenia, Hungría, Turquía, Israel y Chile están por detrás. Mientras, Canadá, Finlandia o Australia nos sacan casi 50 puntos. Y eso por no hablar de Corea o Japón, las grandes estrellas de PISA, que están por encima de los 550 puntos.

En resumen, que nuestros estudiantes no tienen buenos resultados en lo que siempre se ha considerado la función principal de los colegios. Y tampoco consiguen utilizar en el día a día lo que han aprendido en los centros.

PISA 2012

PISA

PISA son las siglas en inglés del Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes que realiza la OCDE (el club de los países ricos). Cerca de 85.000 estudiantes de 15 años de edad de 44 países se han sometido a los examinadores, en una prueba que se realiza cada tres años. Esta prueba, como cualquier otra, no es perfecta. Pero tiene una virtud: es lo suficientemente genérica para que estudiantes de distintos sistemas educativos puedan realizarla. Y dado que en general existe una gran reticencia dentro de los países para hacer exámenes que muestren las carencias de sus sistemas, al menos PISA hace que se retraten cada tres años.

En esta edición, había seis categorías: ciencias, matemáticas, lectura, resolución de problemas, matemáticas por ordenador y lectura por ordenador. Las notas de las otras cinco ya tuvieron su momento en diciembre (y como decimos, España no salió bien parada). Este martes era el día de "resolución de problemas".

En esta parte, los alumnos tuvieron que demostrar si comprendían las instrucciones de un reproductor de música mp3, un robot de limpieza o cómo comprar un billete de tren. La idea era evaluar su competencia en la resolución de problemas cotidianos. La lógica detrás de este examen es comprobar si los adolescentes españoles saben aplicar lo aprendido en la escuela: si comprenden un texto, pueden hacer operaciones matemáticas básicas o mezclar información que llega de diferentes fuentes.

Las notas

Los resultados apuntan a que que un alumno español medio es capaz de interpretar en un mapa de carreteras la ruta más corta cuando el tiempo de cada itinerario viene dado. Sin embargo, tendría dificultades para comprar la combinación de billetes anteriores si surgieran complicaciones como perder uno de los medios de transporte, tener que pagar una penalización, etc.

No es fácil interpretar este tipo de pruebas. Quizás por eso, lo mejor sea analizar nuestras notas en relación con nuestros vecinos:

  • España saca 477 puntos por 500 de media de la OCDE.
  • Sólo cinco países están por detrás: Eslovenia, Hungría, Turquía, Israel y Chile.
  • El problema de España está en los dos extremos. PISA divide a los alumnos en siete categorías, en función de su rendimiento: 0-1 para los rezagados (estos alumnos no alcanzan el nivel considerado básico para manejarse en la vida real); 2-3-4 niveles intermedios y 5-6 para los alumnos brillantes.
  • La media de la OCDE es de un 21,4% de alumnos en los niveles 0-1; España tiene un 28,5%. Tampoco lo hacemos bien en el otro extremo. La media de los países analizados es de un 11,4% de alumnos entre los dos niveles superiores, España se queda en el 7,8%.
Resultados por países y niveles

Un factor preocupante es que España no logra sacar partido de las condiciones familiares. En todos los países, los hijos de los padres con estudios superiores sacan mejores notas. Es algo lógico y también se cumple en el nuestro, pero con mucha menos intensidad. Es decir, aquí las notas de unos y otros son más parecidas, pero la igualación es a la baja. La media de la OCDE para alumnos con padres con estudios básicos es de 451 puntos, la misma que sacan este tipo de estudiantes en España. La diferencia llega con los padres con estudios superiores: sus hijos sacan de media 520 puntos en el conjunto de países analizados, pero sólo 493 en España.

Otra cuestión fundamental está en los repetidores. Las notas de los alumnos españoles son parecidas a la media de la OCDE si se tiene en cuenta su situación académica: por ejemplo, aquellos que no han repetido sacan 511 puntos de media en España y 512 en el conjunto de la OCDE. Y entre los que han repetido dos cursos, el margen también es pequeño: de 370 a 379 puntos. ¿Cuál es la diferencia? Pues que en España tenemos un 33% de estudiantes que no están en el curso que les corresponde, mientras que en la OCDE esta cifra baja al 17% (y ya hemos visto que los repetidores sacan peores notas en todos los países).

"Un cambio radical"

En este sentido, el director de PISA, Andreas Schleicher, ha asegurado durante la presentación que el objetivo no consiste en un examen sobre lo que los estudiantes han aprendido, sino en conocer "si pueden extrapolar lo que saben y trasladarlo de forma creativa. La economía mundial no se centra solo en lo que se sabe, sino en lo que se puede hacer con lo que se tiene; la empleabilidad depende de la capacidad para aplicar lo que se ha aprendido".

En la misma línea, se ha pronunciado la secretaria de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, Montserrat Gomendio. Tanto Gomendio como el director de PISA han destacado que los resultados entre los alumnos españoles son "muy heterogéneos" y que no dependen de un tipo de centro concreto, sino que "el problema se extiende entre muchos colegios y perfiles de alumnado diferentes".

La número dos de Educación ha asegurado que con la aprobación de la LOMCE es necesario un "cambio metodológico radical" en la docencia, que pase de una perspectiva "anticuada", basada en la "memoria", a una más moderna, que se centre en las competencias. Para lograrlo, Gomendio confía en que la nueva ley refuerce el "liderazgo de los directores, la autonomía de los centros educativos y la creatividad del profesorado".

Sobre los maestros, la pieza central de todo sistema educativo, Gomendio ha asegurado que tienen que adaptarse. Para lograrlo, habrá cursos sobre adquisición de competencias. Además, el Ministerio de Educación va a poner en marcha una plataforma digital para que los profesores compartan contenidos y buenas prácticas. La secretaria de Estado ha recordado que son los docentes "los que enseñan a los alumnos" y, por lo tanto, "son el eslabón más importante" del sistema.

"Los profesores van a tener que saber solucionar tareas complejas, ser innovadores y creativos", ha indicado Gomendio, para añadir que "la responsabilidad última de poner en práctica (estas competencias) es de ellos".

Las pruebas

Durante este examen de "resolución de problemas", a los alumnos se les hicieron varias pruebas. Por ejemplo, se les presentó la animación de un robot-aspiradora de limpieza, con distintos botones para manejarlo. A continuación, los chicos y las chicas tuvieron que saber los movimientos y giros correctos de la aspiradora al encontrarse en su camino por el suelo con obstáculos.

También hubo preguntas sobre un mapa de carreteras que unen barrios de una ciudad imaginaria. A los estudiantes se les informó del tiempo que se tarda en recorrer cada tramo de una vía y, después, se les presentó una serie de recorridos a completar para que calcularan, por ejemplo, con cuál tardarían menos.

Una fiesta de cumpleaños sirve de pretexto para saber si los adolescentes saben colocar adecuadamente a unos invitados a la mesa. Tras plantearles unas pautas sobre qué personas se tienen que sentar juntas y cuáles separadas, los alumnos tienen que colocar a los invitados cumpliendo las condiciones mencionadas.

En cuanto a la prueba sobre un reproductor de música mp3, los evaluadores de PISA pidieron al alumno que respondiera falso o verdadero a unas preguntas sobre la forma de ajustar el nivel de los bajos o cómo cambiar de canción.

Además, se les propuso comprar un billete de tren en una máquina automática con pantalla táctil, tras tener que elegir entre la red de metro o regional, el tipo de tarifa o si el ticket era válido para un día o más.

Otro ejemplo más de prueba para valorar las aptitudes en la resolución de problemas cotidianos era la de comprender las instrucciones de un aparato de aire acondicionado y comprobar que el usuario sabría cómo influye sobre la temperatura y la humedad el variar los controles.

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