Poco antes de la una de la tarde, el programa Al Rojo Vivo de La Sexta sorprendía a los espectadores conectando telefónicamente con el presidente del Gobierno. "Presidente, ¿cómo se encuentra?", preguntaba amablemente Ferreras. "Estoy bien, muchas gracias", contestaba Rajoy.
La entrevista transcurrió en un sorprendente buen rollo. "No sospeché nada, no sé quién es. Lo sorprendente es que fuera en Pontevedra", manifestó Rajoy, que aseguró que no va a renunciar a hacer campaña en la calle porque "si tuviéramos que encerrarnos en casa seríamos un país con menos libertades".
Ferreras le regaló los oídos por su "impecable" reacción y la de todo el PP. "Es muy reconfortante", dijo Rajoy. "En España todo el mundo está a favor de la moderación, del civismo" y el puñetazo es "la excepción que confirma la regla. Siempre hay gente que se sale de los parámetros. No hay que darle más importante de la que tiene".
El director de Al Rojo Vivo quiso asegurarse de que no iba a vincular la agresión con la tensión durante el debate con Pedro Sánchez. "No. Este tema para mí se ha terminado". El idilio crecía por momentos.
Rajoy se mostró muy aliviado porque el golpe fuera en el pómulo. "Hubiera sido más complicado en el ojo, la nariz o la sien. Me duele un poco, pero se pasará en un cuarto de hora".
Ferreras mostró que tiene corazoncito y le preguntó por la familia. "He hablado con mi mujer y a los niños mañana se lo explicaré en casa. Les diré que siempre hay gente un poco extraña pero que la mayoría de la gente es normal".
La entrevista terminó con un intercambio de abrazos y una ovación al presidente en la mesa de debate.