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Los SMS de Barberá y la psicosis interna noquean al PP

El partido encara la Semana Santa cabizbajo. Noqueado. Levy admite que Barberá hace daño al PP, y se siguen filtrando presiones de la exalcaldesa.

El partido encara la Semana Santa cabizbajo. Noqueado. Levy admite que Barberá hace daño al PP, y se siguen filtrando presiones de la exalcaldesa.
Rita Barberá. | EFE.

La escena se producía la pasada semana, en el marco de la última convención del PP: un alto cargo despachaba informalmente con un periodista, se daba cuenta de que estaba rodeado de compañeros de la formación y cortaba de inmediato la conversación. "Aquí no podemos hablar, estamos a la vista de todos", adujo. Días después, otro dirigente reconoció que le habían preguntado si eran suyas unas declaraciones off the record -"Somos la orquesta del Titanic"- publicadas por este diario.

Ambos ejemplos demuestran el grado de nerviosismo que se vive en el Partido Popular. De la frustración se ha pasado a cierta psicosis, en todos los sentidos. La dirección nacional reconoce que a los cargos que han puesto en duda el liderazgo de Mariano Rajoy -como Alberto Garre o Jaime Ignacio del Burgo- se le ha atacado con gran dureza, incluso utilizando asuntos personales, para evitar un efecto contagio. También se ha intentado desacreditar a Isabel Benjumea, militante de base que a través de la Red Floridablanca ha reclamado un congreso extraordinario y que ha logrado sumar a su causa a José Ramón Bauzá. "Hay cosas a las que no habría que llegar", en palabras de un integrante de la cúpula.

El PP respira intranquilo, pero Rajoy parece vivir en una burbuja. Los lunes, se reúne con el Comité de Dirección, y nadie saca a colación los temores internos. En Moncloa, sus más próximos rechazan que vaya a dar un paso atrás y hablan de presiones exclusivamente externas. "Menos mal que tenemos al presidente más independiente de la Historia", le ensalzan. Y, los fines de semana, le preparan actos donde se pueda sentir cómodo y arropado, como en Guadamur, un pequeño municipio de Toledo de no más de 1.800 habitantes, donde fue declarado "persona muy grata".

"Algunos sólo quieren escuchar a los grandes poderes y grupos mediáticos pero Rajoy escucha a la gente. A veces, el precio por tener a un presidente independiente es muy duro. Como él no lo va a decir lo digo yo. No tiene ninguna atadura con nadie", le defendió María Dolores de Cospedal el sábado. Él contestó ante la ovación de los presentes: "Me siento muy querido y tened la total y absoluta certeza de que voy a seguir luchando por España, por el medio rural, por el sentido común y por la razón. No me voy a rendir nunca".

Cara a cara, todos sonríen a Rajoy. Él dice que está "fuerte", y todos aplauden. "Es nuestro candidato", zanjan cuando hay un micrófono encendido. Pero su entorno sabe del sentir de un sector importante del partido, y vigila. En Moncloa están especialmente atentos a los pasos de José María Aznar o Esperanza Aguirre, que ya en su día reclamaron un congreso que ahora pretende ser retrasado en caso de nuevos comicios. En el Ejecutivo, llamó la atención que Pablo Casado se trasladara hace unos días hasta Roma para escuchar al expresidente, aunque según las fuentes consultadas Rajoy estaba al tanto y no vio problema alguno. "A veces, son más nocivos los entornos que las personas", suele repetir un ministro próximo a Rajoy.

Al debate soterrado sobre el liderazgo de Rajoy se une, además, el caso de Rita Barberá. El pasado martes, el PP le abrió expediente informativo pero, este lunes en La Sexta, Andrea Levy confirmó que su presencia en el Senado sigue haciendo un daño enorme al PP. Más aún, después de que haya trascendido una nueva remesa de amenazas, directas e indirectas, de la otrora alcaldesa a cargos clave de la formación. "Cuidado con lo que decís", avisó en su día a Isabel Bonig, la nueva responsable del partido a nivel valenciano y con quién los puentes hoy están completamente rotos. "Recordad por qué estáis ahí, porque yo di la cara por vosotros", añadió Barberá, según reprodujo Levante.

Este diario ya desveló, hace semanas, el tono bronco en su interlocución con Fernando Martínez-Maíllo, el vicesecretario de Organización. "Algunas de las cosas que dijo es mejor no reproducirlas", recalcó un cargo conocedor de las conversaciones con Barberá, por ejemplo cuando se le obligó a hacer público su primer comunicado. La presión también fue enorme para que diera la cara ante los medios, con cruce de duros mensajes incluido. Por su parte, cuando Maíllo le comunicó que se le iba a abrir expediente, La Razón enseñó los SMS. "Lo que quiere hacer Isabel perjudica políticamente y también a la argumentación de la defensa", volvió a cargar por escrito contra Bonig, en relación a su intención de que los concejales imputados devuelvan su acta.

Así las cosas, pese a la apertura de dicho expediente informativo, el PP sigue bloqueado. Nadie quiere defender a Barberá, como ya han advertido de puertas para dentro Casado o Javier Maroto, en clara sintonía. "A mí nadie me ha reenviado un mensaje de Rita Barberá, he oído por los medios de comunicación que está molesta con algunos comentarios pero yo creo que lo más importante es que de explicaciones", esquivó Levy en La Sexta. Cospedal rechazó esas presiones, que en privado sí deslizan en las direcciones a nivel nacional y regional.

En privado, algunos cargos se desmoronan. Ven a Rajoy impasible, sin agenda salvo un acto durante toda la Semana Santa, mientras el PP es incapaz de recuperar la iniciativa y su imagen empeora. Piden un congreso extraordinario, sea o no Rajoy el candidato, y articular un discurso político que ilusione. Pero nadie se lo dice cara a cara. "Así no podemos seguir, no estamos en condiciones de encarar una campaña en estas condiciones. Algo tenemos que hacer", según un líder regional. Hay quienes creen que el líder acabará haciéndose a un lado, pero su entorno lo descarta por completo. Tras su descansado en Doñana, el presidente en funciones podría llamar por fin a Pedro Sánchez y Albert Rivera.

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