Proporcionan asistencia a los ciudadanos en las carreteras, se convierten en ángeles de la guarda en las montañas más escarpadas, investigan complejas tramas de corrupción económica, protegen la naturaleza o se dejan su propia sangre luchando contra el terrorismo en cada rincón del país, entre otros muchos cometidos diarios. Los ciudadanos conocen muchas de las tareas de los agentes de la Guardia Civil en territorio nacional, pero suelen desconocer su trabajo fuera de nuestras fronteras.
De Irak a Senegal, de Colombia a Mauritania o de Líbano a Haití, efectivos del Instituto Armado realizan un callado trabajo en beneficio no sólo de los países en los que están desplegados, sino también de la imagen y seguridad de nuestro país en cuatro continentes. Realizan labores de policía judicial, lucha contra la inmigración ilegal, adiestramiento policial, control de fronteras marítimas o terrestres, escolta y seguridad de convoyes o verificación de desarmes.
Las misiones más conocidas y, a la vez, las más numerosas, suelen ser aquellas que desempeñan junto a las Fuerzas Armadas, aunque esta regla no siempre se cumple. En la actualidad, el mayor despliegue exterior es el que se encuentra en Irak, en el centro de adiestramiento de Besmayah -a unos treintena de kilómetros de Bagdad- dentro del marco de la coalición internacional que lucha contra Estado Islámico, y donde acaba de llegar el segundo relevo.
La misión de estos guardias civiles es el adiestramiento de las futuras policías del país en materia de operaciones especiales (SWAT). Allí imparten clases teóricas y prácticas orientadas al desarrollo de estas capacidades. El contingente está compuesto por 25 agentes, de los que 21 forman parte del Grupo de Acción Rápida (GAR), uno es agente del SEDEX (Servicio de Desactivación de Explosivos), uno forma parte de la policía judicial y otro es experto en intervención de armas, además del teniente coronel que está al mando.
Asia y Oriente Medio
También junto a las FAS están desplegados en Líbano. Allí hay 12 guardias civiles en la localidad de Marjayoun, en la base Miguel de Cervantes, en las cercanías de la tensa Blue Line que separa Israel del país de los cedros. Su papel es Unidad de Policía Militar Especial para la Fuerza española desplegada -unos 650 militares-. Son especialistas en tráfico, policía judicial y fiscal, intervención de armas, así como escoltas y seguridad de convoyes, personal y autoridades.
A unos kilómetros al sur, en Jerusalén (Israel), hay un capitán del Instituto Armado en misión de la Unión Europea cuyo cometido es asesorar a la Autoridad Palestina en el establecimiento y desarrollo sostenible y efectivo de los planes sobre seguridad pública, mejorando la capacidad de la Policía Civil Palestina y el sistema judicial.
Cada vez es más importante la presencia de agentes de la Guardia Civil en África, donde hay dos países que destacan por encima del resto: Mauritania y Senegal. Los primeros efectivos llegaron allí en el año 2006, como consecuencia de lo que se denominó la crisis de los cayucos, en la que más de 30.000 inmigrantes subsaharianos llegaron hasta las costas españolas a bordo de estas tradicionales embarcaciones pesqueras.
La misión principal de los mismos es asesorar, adiestrar y colaborar con las Fuerzas de Seguridad locales en la lucha contra el tráfico de seres humanos, un negocio sumamente lucrativo para las mafias y cuyas víctimas son los africanos que anhelan un futuro mejor en el continente europeo. Pero este objetivo no es único, también echan una mano sobre el terreno para impedir otras actividades ilícitas.
El despliegue africano
En la actualidad hay 18 agentes del Instituto Armado en Mauritania. Siete de ellos pertenecen a la dotación de las embarcaciones Río Guadalivar o Río Guadalope, que de forma rotatoria realizan patrullas de vigilancia marítima y lucha contra la inmigración irregular. Cuando estas patrulleras de altura salen al mar van siempre con personal de las fuerzas de seguridad locales completando su tripulación.
A ellos se suman cinco agentes que participan en un destacamento aéreo temporal, en el que van rotando un avión de vigilancia CN-235 con base en Nouakchott o un helicóptero BO-105 con base en Nouadhibou, que controlan desde los cielos los tráficos ilícitos de personas en las costas. Dos agentes más hacen de oficiales de enlace, otros dos están encuadrados dentro del proyecto Seahore Network, otro realiza patrullas mixtas terrestres con la Gendarmería de Mauritania y el último se encarga de dar seguridad al contingente.
En Senegal hay una decena de agentes del Instituto Armado. Siete de ellos pertenecen a la dotación de las embarcaciones Río Ara o Río Cabriel, que realizan patrullas marítimas de vigilancia y lucha contra la inmigración ilegal junto con agentes locales. Otros dos agentes forman parte de la operación Hera 2016 y realizan patrullas conjuntas con agentes de la Policía de Senegal, también en el ámbito de la lucha contra la inmigración. El décimo agente realiza funciones de enlace.
La presencia africana se completa en países como Mali, Niger y Túnez. En el primer país hay dos agentes destinados en Bamako, dentro de la misión de la UE EUCAP Sahel y su trabajo es de formación a la Gendarmería Nacional y el asesoramiento de su órgano central. Otro agente del Instituto Armado se encuentra en Niamey apoyando al comandante de las misiones civiles en el planeamiento y la conducción de las operaciones y misiones CSDP de la UE.
Un capitán de la Guardia Civil se encuentra también en Túnez dentro de la misión EUBAM Libia (UE) que apoya a las autoridades libias a desarrollar la capacidad de mejorar la seguridad de sus fronteras por tierra, mar y aire a corto plazo y a desarrollar una estrategia más amplia de gestión integral de fronteras a largo plazo.
Pero la presencia de efectivos irá en aumento en próximos meses, cuando termine de entrar en funcionamiento la misión GAR-Sahel de la UE, cuyo objetivo es crear unidades similares a los Grupos de Acción Rápida (GAR) de la Guardia Civil en países como Mali, Mauritania, Senegal, Niger, Burkina Faso y Chad. En la misión también participarán otras gendarmerías europeas como Carabieri (Italia), Guardia Nacional Republicana (Portugal) o Gendarmería Nacional (Francia).
América y Europa
La Guardia Civil también cuenta actualmente con algún agente desplegado en el continente americano. Exactamente, en Haití y en Colombia. En el primer país hay dos agentes asesorando y supervisando el trabajo de la policía local y apoyando a los agentes haitianos en la protección de la ciudadanía. En Colombia, hay otros dos agentes dentro de la misión española de 18 observadores de la ONU encargados de la monitorización y verificación de la deposición de armas de los narcoterroristas de las FARC.
Más cerca de casa, la Guardia Civil está presente en varias operaciones de la UE de control de fronteras y lucha contra la inmigración ilegal en aguas del Mediterráneo. Es el caso, por ejemplo, de las misiones Tritón o Indalo, donde con carácter rotatorio, junto a otros países europeos, la institución participa con el despliegue de dos embarcaciones y un avión CN-235 (cuya base suele estar en Sicilia).
Como ejemplo de su trabajo, la embarcación Río Segura participó en el rescate de más de un millar de inmigrantes que se habían lanzado al mar desde las costas de Libia tras el final del Ramadán, coincidiendo con la última semana de junio. Según datos hechos públicos por el director general de la Guardia Civil, José Manuel Holgado, durante todo el año 2016 sólo en la operación Tritón rescataron a 4.786 personas indefensas en los mares y avistaron a otras 863.
En el exterior desde su creación
La proyección internacional de la Guardia Civil no es algo nuevo y está incrustada en su ADN desde su mismo nacimiento. Y es que sólo tres años después de su creación en 1844 realizaron su primera misión en el exterior. Una unidad de Caballería de la Guardia Civil patrulló y garantizó la seguridad de los ciudadanos de Oporto (Portugal) en un momento donde el país vecino se encontraba en plena guerra civil y necesitaba pacificar el norte del país.
Desde ese momento, ha participado en misiones en el exterior en El Salvador (1867 y 1912), Perú (1855 y 1921), Guatemala (1894, 1912 y 1960), Colombia (1902, 1916 y 1919), Costa Rica (1920), Venezuela (1936-1940), entre otros ejemplos. También estuvieron a punto de desplegarse en el Sarre en 1934 para garantizar la seguridad del voto en el plebiscito organizado por la Sociedad de Naciones, aunque el Gobierno español terminó dando marcha atrás ante la denominada Revolución de Asturias, el intento de golpe de Estado de la izquierda contra la Segunda República de ese año.
Más recientemente, los agentes del Instituto Armado han estado desplegados en otras misiones internacionales de importancia como Kosovo, República Centroafricana o Afganistán, donde cumplieron sus misiones específicas junto a las Fuerzas Armadas españolas. También en varios países de la Europa del Este donde han colaborado a desarrollar proyectos para la reconfiguración de las policías de fronteras de esos países.