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La Diputación de La Coruña llama a Calvo Sotelo, asesinado días antes, "responsable" del alzamiento del 36

Quieren cambiar el nombre al IES Calvo Sotelo, asesinado el 13 de julio de 1936, en aplicación de la Ley de Memoria Histórica. El PP se ha abstenido.

Quieren cambiar el nombre al IES Calvo Sotelo, asesinado el 13 de julio de 1936, en aplicación de la Ley de Memoria Histórica. El PP se ha abstenido.
El IES Calvo Sotelo. | Diputación de La Coruña

El pleno de la Diputación de La Coruña ha iniciado el trámite para cambiar de nombre el IES Calvo Sotelo, una votación que se ha aprobado, con los votos de PSOE, BNG, Marea Atlántica, Compostela Aberta y Alternativa dos Veciños y la abstención del PP.

Lo sorprendente del asunto es que este trámite se hará en aplicación de la Ley de Memoria Histórica, según informa este organismo en un comunicado bastante grotesco en el que dice que a Calvo Sotelo es "fue considerado uno de los responsables de la sublevación militar del 18 de junio (sic) de 1936".

El trámite se ha iniciado a instancias de la Agrupación Alexandre Bóveda. El texto incluye el inicio del expediente e incorpora otros puntos encaminados a recuperar la memoria histórica de las víctimas del franquismo según informa Europa Press.

Hay que recordar que José Calvo Sotelo fue asesinado el 13 de julio de 1936 por un comando terrorista en el que había policías e incluso miembros de la escolta del líder socialista Indalecio Prieto. Es probable que el crimen precipitase el alzamiento militar que tuvo lugar sólo cinco días más tarde –en julio y no en junio tal y como dice el comunicado– pero que ya venía preparándose desde antes pero en la que el líder de la oposición no estaba implicado.

Sin embargo, la única intervención en los hechos de Calvo Sotelo, en aquel momento líder de la derecha en el parlamento a la que sólo unos meses antes se había arrebatado fraudulentamente la victoria electoral, fue ser primero amenazado en las Cortes y después brutalmente asesinado.

Ocho décadas después, parece que al brillante político aún le quedaba culpa por paga: haber cometido el imperdonable pecado de dejarse matar por terroristas de izquierda, dando el último motivo para que empezase la Guerra Civil.

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