Transcurrida ya hora y media del debate y cuando parecía que Cataluña iba a centrar la contienda, provocando los momentos de mayor tensión en el debate electoral entre los candidatos, el presidente de Vox, Santiago Abascal, cambió por completo el panorama y asumió todo el protagonismo sacando a relucir la Ley de Memoria Histórica.
Vox es el único partido que pide su derogación y que se opone frontalmente a la exhumación de Franco, asuntos que Abascal aprovechaba para atacar brutalmente a Pedro Sánchez. "Usted ha dejado en mal lugar al señor González y los socialistas que entendieron que no había que rescatar los viejos odios", criticó con dureza llegando a obtener la aprobación del líder del PP, Pablo Casado, que asentía con la cabeza. "Yo quiero que Casado tenga derecho a reivindicar a su abuelo republicano y yo tenga derecho a reivindicar a mi abuelo Manuel que, con 18 años, fue movilizado para luchar en el bando nacional". Un asunto que motivó la réplica del líder de Podemos, Pablo Iglesias, que se preguntó "¿qué pasaría si en Alemania alguien defendiera a su abuelo de las SS?", a lo que Abascal respondió: "Mi abuelo no era de las SS".
Sin más respuesta de Pedro Sánchez que la defensa de que "la dignidad, la memoria, la justicia y la reparación de las víctimas del franquismo no es abrir heridas, es cerrarlas", Abascal continuó diciendo: "Se saca el conejo de la chistera del enfrentamiento y le va a salir muy mal", entrando así por primera vez durante el debate en el enfrentamiento directo y dejando atrás sus primeras intervenciones más contenidas.
Incluso aprovechó para repartir ataques contra el líder de Podemos, Pablo Iglesias, al dejar en evidencia a Sánchez por proponer introducir en el código penal la exaltación de los totalitarismos referidos sólo al franquismo: "Va a acabar ilegalizando a Iglesias que es el único que se ha declarado comunista", aseguró en tono muy duro. Desmontó un mito más, en clave migratoria: "España tiene puertas y ventanas como las casas de los progres".
Un asunto que no sentó nada bien a Iglesias que aprovechó para encararse con Abascal también por el tema de las víctima de ETA que, según el líder de Podemos, no tienen que "presumir". "Nuestra candidata al Senado por Barcelona es Rosa Lluch. Su padre fue asesinado por ETA y no va dando lecciones. Trabaja para hacer un país mejor", contestó al líder de Vox que no dudó en devolverle el golpe: "Yo me jugaba la vida amenazado por ETA cuando usted visitaba las herriko tabernas", concluyó con firmeza.
Cataluña como eje
Cataluña fue el primer hilo conductor de un debate en el que Pedro Sánchez se comprometió a "traer a España a Carles Puigdemont" si sale reelegido presidente. Y lo hizo al término de un debate en el que el candidato socialista intentó desmontar a sus oponentes con una nueva promesa electoral: una batería de medidas de mayor dureza con Cataluña para atajar "la crisis de convivencia" que se vive en ésa parte del territorial nacional.
Tres importantes medidas que van desde una nueva asignatura en las aulas de Cataluña para trabajar por la "concordia desde la educación. Educación en valores civiles y constitucionales". Y otras dos: modificar la Ley General Audiovisual para "acabar con el uso sectario de TV3" y una reforma del código penal para "prohibir los referéndums".
Una propuesta que calificó de "hilarante" el candidato de Vox, Santiago Abascal, quien le recordó con sorna que "fue precisamente Zapatero quien sacó del código penal los delitos por referéndums en 2015. Pero fue el líder del PP, Pablo Casado, quien consiguió arrinconar e incluso desestabilizar al candidato socialista y presidente del Gobierno en funciones al preguntarle si Cataluña es una nación y cuántas naciones tiene España.
Casado: "¿Cuántas naciones tiene España?"
"¿Cataluña es una nación? ¿Cuántas naciones hay en España? Le he preguntado cuántas naciones hay en España". Con esta frase, Pablo Casado desmontó la estrategia de Pedro Sánchez, que no consiguió responder. "¿Qué hizo usted en Pedralbes? ¿Qué ha hecho para romper sus acuerdos con los separatistas?", continuó el líder de los populares. Pablo Casado no tardó en dejar clara cuál iba a ser su estrategia en el debate: "Aunque haya cinco candidatos, sólo hay dos posibilidades para ganar estas elecciones".
PP o PSOE, ese era el mensaje que quería trasladar el presidente de los populares que aseguró que si los votantes "quieren que siga el gobierno Sánchez pueden votar al PSOE, a Ciudadanos o a Podemos. O puede que le venga bien votar a Vox por el fraccionamiento del centro derecha", sentenció recordando que al presidente del Gobierno en funciones le habían "apoyado Torra, Otegi y Junqueras".
El adoquín
Albert Rivera, por su parte, volvió a tirar de recursos teatrales para sustentar sus posiciones. Así, mostró ante las cámaras un adoquín, de los que en las últimas semanas se han arrojado en Barcelona, "mi tierra", a los agentes de las fuerzas de seguridad, alguno gravemente herido. "Este adoquín representa una amenaza para el Estado de derecho" aseveró, antes de pedirle a Sánchez que actúe, aunque responsabilizándole de lo que pueda ocurrir el próximo domingo en los colegios electorales en Cataluña si en ellos no puede haber unas "elecciones limpias y en libertad".
También mostró dos grandes rollos de papel, cada uno con las competencias, dijo, transferidas las últimas décadas a Cataluña por los gobiernos de PP y PSOE.
"Es hilarante y ofensivo oír al candidato socialista proponer que se penalice la convocatoria de referéndums cuando Zapatero lo quitó del código penal y me sorprende que Casado se indigne, cuando Rajoy no lo recuperó", ha criticado llegando a lamentar que "los partidos nacionales hayan regalado durante décadas impunidad a los golpistas".
Economía: de Calviño a Amancio Ortega
En clave económica, el presidente del Gobierno en funciones no quiso aparcar los anuncios y prometió "elevar el rango de la Economía en el Gobierno" y colocar en la vicepresidencia del Gobierno a "una mujer de reconocido prestigio como la ministra Nadia Calviño". Un anuncio al que siguió otro: "Un ministerio específico para la lucha contra la despoblación y el reto demográfico". Promesas a las que contestó con sorna el líder del PP, Pablo Casado: "Va a necesitar un banco azul supletorio".
Le siguió un rejón con efecto boomerang sobre la desaceleración económica en ciernes que se atisba en el horizonte: "Hasta el empleo indefinido se ha resentido en estos siete meses. El señor Sánchez ha dicho 'pilares sólidos', justo lo que dijo Zapatero en el 2007. El problema se repite. El socialismo siempre trae la crisis económica", dice Casado que si gana Sánchez "habrá que meter 1.000 euros para impuestos en un sobre".
Algo en lo que estuvo rápido Pablo Iglesias: "De sobres con dinero dentro ustedes, señor Casado, saben más que nadie". Pero también hubo para el líder de Podemos a quien se refirió Sánchez para evadir la críticas por las puertas giratorias: "Yo escucho al señor Iglesias criticar a Amancio Ortega para luchar contra el cáncer infantil. Y yo le pregunto señor Iglesias, ¿dónde está el problema? Discrepo profundamente de la forma de entender al empresario que tiene usted".