El partido del prófugo Carles Puigdmeont podría tener que cambiar de nombre si prospera la denuncia del PDeCAT, que ha decidido litigar por la propiedad del nombre Junts per Catalunya (JxCat). El expresidente de la Generalidad evadido se valió de que fue una dirigente afín quien había registrado el nombre para arrebatar al PDeCAT la marca electoral que los posconvegentes utilizaron en la última contienda electoral autonómica.
La maniobra de Puigdemont consistió en convencer a la presidenta de paja de Junts per Catalunya, Laia Canet, para que cediera la presidencia al alcalde de la población barcelonesa de Balenya, Carles Valls, de probada fidelidad puigdemontista, quien activó el cambio de propiedad sin dar oportunidad al PDeCAT a negociar.
Ahora, agotadadas las posibilidades de un acuerdo entre ambas facciones para concurrir juntos a las próximas elecciones, David Bonvehí, el presidente del PDeCAT, la formación heredera de Convergència, ha decidido trasladar la disputa a los tribunales y pleitear por el nombre. Y según informa el diario independentista Ara será un juez quien tome la decisión definitiva sobre las siglas,
Como primera providencia, tal juez decidirá la próxima semana si adopta medidas cautelares sobre el uso de la marca hasta que resuelva el litigio.
Según el PDeCAT, la apropiación del nombre por parte de Puigdemont constituyó un fraude y ante la negativa del prófugo a negociar sobre la propiedad y el uso de la marca electoral han optado por llevar el caso a los tribunales.
Descartada la posibilidad de que el PDeCAT se integre o se alíe con el nuevo partido de Puigdemont cobra fuerza la hipótesis de un acuerdo entre los posconvergentes "originales" y la formación de la escindida Marta Pascal, el Partido Nacionalista Catalán, una suerte de reproducción del PNV.