La policía ha vuelto a detener Ramón Santiago, rapero de 36 años de edad con un largo historial delictivo. Esta vez le han arrestado por rociar a un hombre con un extintor para robarle 6.000 euros, junto a un compinche mucho más joven que él (19 años), el pasado 30 de julio en el madrileño distrito de Puente Vallecas.
A sus espaldas, una veintena de antecedentes por delitos contra la propiedad y salud pública desde 2012, año en que salió del centro de internamiento en el que estuvo apenas 9 de los 17 años a los que fue condenado por su participación en la violación, tortura y asesinato de la joven Sandra Palo.
El suceso conmocionó al país por la brutalidad de los hechos, acometidos el 17 de mayo de 2003, por tres menores y un adulto. Los implicados hicieron turnos para agredir física y sexualmente a la víctima, de 22 años de edad y con una discapacidad intelectual, para después pasarle en repetidas ocasiones por encima con un coche y rociarla con gasolina.
Una salvajada por la que dos de los menores, ‘Ramón’ y ‘Ramoncín’, fueron condenados a 17 años de internamiento (de los que no cumplieron ni la mitad); mientras que el más joven, ‘el Rafita’, que tenía 14 años cuando cometió las atrocidades descritas, sólo permaneció 4 años en un centro.
El único de los condenados que entonces era mayor de edad, ‘el Malaguita’, al que le cayeron 64 años de cárcel, se encuentra en segundo grado penitenciario desde hace unos meses y el 21 de febrero ya gozó de su primer permiso para salir de prisión.
Historial delictivo de los menores implicados
‘El Rafita’ es un viejo conocido de la policía. En la actualidad, se le considera el líder de una banda de aluniceros a los que se le imputan decenas de robos en establecimientos -fundamentalmente de hostelería- de la Comunidad de Madrid. En el caso Ramón Santiago, compatibiliza su carrera delictiva -a la vista está que de poco le sirvieron los años de internamiento- con la de artista urbano, faceta para la que se hace llamar ‘Zuni Flow Calo’.
Hace unos meses, el rapero protagonizó un escándalo que puso en un verdadero aprieto al desaparecido programa ‘Viva la vida’, que decidió dar voz al asesino en presencia de María del Mar Bermúdez, la madre de Sandra Palo. Éste alegó que se drogaba para justificar su participación en los terribles hechos, que acabaron con el cuerpo de la joven quemado y abandonado en una cuenta.
Apología de la violencia
La violencia no sólo forma parte de su historial delictivo, también del artístico -suponiendo que a lo que hace se le pudiera llamar arte-. No hay más que echar un vistazo a las letras de algunas de sus canciones. Rimas en las que habla sin pudor de "matar", "llevarse el botín" o "sacar a palos" a los que se metan en su vida.
Tampoco se corta a la hora de mencionar distintas vejaciones hacia las mujeres, a las que trata como un objeto sexual al que usa a su antojo sin tener en cuenta su conformidad, y cuyos títulos preferimos no mencionar para no darle una publicidad innecesaria. Afortunadamente, quitando un pequeño pico de popularidad tras la mencionada aparición televisiva en Telecinco, el número de seguidores de la música de Ramón Santiago son irrisorios.