El Consejo de Ministros ha aprobado este martes el proyecto de Presupuestos Generales para 2023, una cuentas públicas que serán las últimas de la legislatura, y en las que el presupuesto del Ministerio de Defensa han supuesto un auténtico dolor de cabeza, pues los socios menores de la coalición, Unidas Podemos, se ha estado resistiendo a que hubiese un gran aumento en las partidas de este departamento.
El mayoría socialista del Ejecutivo, encabezada por el presidente, Pedro Sánchez, apostaba por ir cumpliendo con el compromiso alcanzado en la cumbre de la OTAN en Cardiff en 2014 de destinar un 2 por ciento del presupuesto a Defensa, un compromiso que fue ratificado en la cumbre de la Alianza Atlántica celebrada en junio en Madrid. Pese a las mentiras de Sánchez sobre esta partida, la realidad es que España apenas venía destinando el 0,9 por ciento.
Las cifras presentadas en la rueda de prensa del Consejo de Ministerios aumenta la inversión en Defensa para 2023 en casi un 25 por ciento, hasta los 12.317 millones para el próximo año. Las cifras, tal y como han sido presentadas por el Gobierno, no terminan de cuadrar respecto a lo que se conocía de las cifras de 2022, aunque es posible que esto se deba al redondeo y al tipo de cifras empleadas.
Si se toma como referencia los 9.790 millones de euros que aparecían inicialmente destinados a Defensa en las cuentas públicas de 2022 sí sale ese incremento del 25,8 por ciento, aunque en las últimas comparecencias de altos responsables del Ministerio de Defensa siempre se ha hablado de que el presupuesto para 2022 alcanzaba los 10.155 millones de euros. Con esta última cifra el aumento sería un poco menor.
También aumentaría de forma considerable el dinero destinado a los Programas Especiales de Armamento (PEAs), en los que se cimienta la modernización de las Fuerzas Armadas. Según los datos la cantidad que se destinará en 2023 será de 4.900 millones de euros, lo que supone un aumento del 70 por ciento respecto a 2022, cuando se destinó a esta partida un montante económico de 2.848 millones de euros.
Es importante destacar que el compromiso adquirido en el seno de la Alianza Atlántica incluye la exigencia de que al menos el 25 por ciento del presupuesto se destine a inversiones de modernización. De este modo, se evita la posibilidad de que haya países que intenten hacer trampas y tengan unos ejércitos, por ejemplo, terriblemente bien pagados pero sin material, lo que les haría totalmente inoperativos.
Las explicaciones de la ministra portavoz, María Jesús Montero, dando porcentajes de subidas sobre años anteriores, sacando y metiendo la aportación de la Unión Europea –casi todos los años por un concepto u otro suele haber dinero aportado por la organización supranacional– en esas subidas y disgregando por superado el dinero destinado a la modernización del armamento no han hecho si no complicar la cosa.
El primer dato facilitado por el Gobierno es que el presupuesto es de 12.300 millones, que sube un 6 por ciento respecto al del año pasado y que, con las ayudas de la UE, alcanza un aumento del 8,4 por ciento. Por otro lado, se da la cifra de 4.900 millones destinados a inversión en armamento.
Para que las cuentas cuadren más o menos lo que habría que hacer es separar al presupuesto previsto en 2022 (9.790 millones) el dinero que se ha destinado a los PEAs (2.848 millones). A ese restante, 6,942 millones se le sumaría un 8,4 por ciento, siendo la cifra resultante de 7.525 millones. Si a este dinero se le suma el destinado a PEAs para 2023 (4.900), salen 12.425 millones, una cifra muy cercana a los 12.317 que facilita el Gobierno.
El aumento del presupuesto de Defensa hasta los 12.300 millones es relevante, pero hay que recordar que todavía está muy lejos del 2 por ciento comprometido. El PIB español es en estos momentos de 1,2 billones de euros, por lo que la inversión a Defensa que se debería destinar debería alcanzar los 25.000 millones de euros, una cifra que todavía está muy lejos.