Este lunes, ha arrancado en la Audiencia Provincial de Granada el juicio contra Yasmina M.R. -de 36 años- por el asesinato de Marina, una joven de 18 años con la que mantenía una relación sentimental desde hacía dos años. Vivían juntas en un cortijo de alquiler ubicado en el número 10 del Camino de Pataura, donde la acusada perpetró el crimen el 12 de abril de 2021. "No pensé, le quité el cuchillo y la apuñalé", ha reconocido.
"No sé dónde le di ni cuántas fueron", ha añadido. Marina recibió 24 puñaladas y una de golpes que le causaron lesiones. Según ha explicado su asesina confesa, habían discutido. La familia de la víctima asegura que la chica quería romper su relación con la mujer. Ella, sin embargo, ha afirmado que fue la joven la que se acercó con el cuchillo cuando le trasmitió que se marchaba.
La pareja tenía "altibajos", en palabras de la propia acusada. Cuando comenzaron su noviazgo, Marina tenía 16 años y su familia no quería que estuvieran juntas. La madre de la menor llegó a denunciarla, ha asegurado. Ésta, por su parte, señala la "alta vulnerabilidad" de la víctima por su juventud y su "frágil carácter". Su pareja la manipulaba y la tenía "aislada socialmente", ha expuesto su abogado, Jesús Huertas.
El letrado también ha destacado el "ensañamiento" con el que actuó Yasmina, dadas las lesiones que presentada el cadáver de la chica. El fiscal sostiene que durante la agresión la acusada aumentó "inhumanamente y de forma deliberada" el sufrimiento de Marina, "causándole padecimientos innecesarios para el fin que se había propuesto". Por todo ello, la acusación particular pide prisión permanente revisable para su asesina.
La versión de la asesina
El 12 de abril de 2021, la pareja se encontraba en la casa en la que convivían. Discutieron varios asuntos, pero -a media mañana- la situación se descontroló. "Ella estaba fregando las cosas del desayuno, se me acercó con un cuchillo y no pensé, reaccioné. Le quité el cuchillo y la apuñalé", ha relatado Yasmina.
La joven trató de pedir auxilio, ha reconocido. LLamó a gritos al casero, que vivía al lado. Pero le propinó una patada y le tapó la boca, mientras seguía asestándole cuchilladas. "Cuando vi sangre me levanté, eché una sábana y me fui a la escalera pensando que qué había hecho", ha declarado.
Inicialmente, pensó en intentar eliminar las pruebas y ocultar el cadáver. Limpió la vivienda a fondo con lejía y se deshizo del cuchillo en un contenedor que hay en la carretera que sube a la Gorgoracha. Le contó lo que había hecho a un amigo y le pidió que le ayudara. Juntos llegaron a buscar el lugar más idóneo para enterrar el cuerpo sin vida de su novia.
No obstante, Yasmina asegura ahora que él le dijo que se entregará. "Se prestó no a ayudarme sino a estar conmigo", ha aseverado. Él se enfrenta a una petición fiscal de 15 meses de prisión con la eximente incompleta de alteración psíquica, dado que tiene un grado de discapacidad del 54 por ciento, por encubrimiento.
La confesión del crimen
Yasmina acudió a dependencias policiales el 13 de abril de 2021 para confesar el crimen. "Pensé que qué estaba haciendo, que ella no se merecía eso; que al menos tuviera un entierro digno y yo pagar por lo que había hecho", ha relatado ante los miembros del jurado. Se enfrenta a una pena de 17 años y medio de prisión por un delito de asesinato con la agravante de parentesco. Esa es la petición de la Fiscalía.
La defensa de la acusada, por su parte, ha alegado que Yasmina asesinó a su pareja estando bajo los efectos del consumo de cocaína y ansiolíticos, de modo que -ha dicho- actuó presa de un "arrebato o una obcecación". Por ello, reclama su absolución. La asesina ha asegurado además que su intención nunca fue la de hacerle daño. "Es una ironía que yo le haya hecho esto, siempre he querido protegerla".