Los últimos documentos elaborados por el PSC han dado una muestra de que el avance hacia las exigencias de Junts y ERC se dan por hecho, y quieren participar del botín político para anotarse el tanto y no perder liderazgo político de cara a las próximas elecciones autonómicas. Las referencias a Cataluña como país se multiplican, al igual que su papel como representación internacional, y se remarca la diferenciación entre cuestiones que se deben hablar entre los catalanes, por una lado, y entre los catalanes y el resto de españoles por otro.
El nuevo guión está ya en las mesas del PSC. Y las referencias a una nueva etapa no cesan. El documento elaborado a raíz de la Diada ha dejado buena muestra de ello. "Cataluña vuelve paulatinamente a ponerse en marcha", señala ese documento, dando por hecho que hasta ahora el ritmo de consecución de logros era, cuando menos, más lento.
Todo se justifica por su "apuesta por el diálogo" y se citan como frutos, "especialmente", los obtenidos por la Mesa de Diálogo entre los gobiernos catalán y español –justo la reivindicación separatista en la que se ha escenificado, en la pasada legislatura, que Sánchez estaba dispuesto a tratar de igual a igual a un gobierno regional, en paridad con uno nacional–.
Las alusiones diferenciadas llegan a la misma población en ese texto: "El reencuentro entre catalanes, y entre catalanes y el resto de españoles y la cooperación entre instituciones han podido así empezar a abrir ese camino de nuevo", señala. Es decir, que, según el PSC, debe haber un ámbito de trato sólo para catalanes y otro de los catalanes con "el resto de españoles".
Otra frase esclarecedora de ese documento no oculta, ni el llamamiento a la población, ni la definición como país de Cataluña: "Los y las socialistas que formamos el PSC alentamos a todos los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña a continuar empujando conjuntamente en esta dirección del diálogo y del progreso, y a forjar colectivamente el esfuerzo de poner definitivamente a nuestro país en marcha". No llega a definir en qué dirección debe ir esa "marcha", pero parece obvia a la vista de la dirección de las negociaciones del PSOE con Junts, ERC, Bildu y el PNV.
Y todo esto debe plasmarse, según los socialistas catalanes, "en el marco de instituciones comunes a nivel de España y de Europa", dando por hecho que Cataluña es ya un interlocutor internacional. Y, cómo no, la justificación es la de siempre, la "extrema derecha". Porque, según este partido, es necesaria "la transformación social, justa y solidaria que conjuren el peligro de reacción y repliegue de la extrema derecha y la tentación neoliberal de todos contra todos y que cada uno se espabile".
Esa documentación no deja de hablar de un plan para Cataluña en "un mundo cada vez más global y complejo", para que Cataluña pueda "jugar un papel destacado y al mismo tiempo defender su singularidad política y cultural", para lo que reclaman que Cataluña esté "anclada y participe activamente de estas instituciones".
Todo ello en unos textos en los que las referencias al "país" catalán no cesan y mencionan la "capacidad de nuestro país para lograr un futuro mejor". El nuevo guión está ya incorporado y el PSC descuenta las cesiones. Tanto, que quiere participar de las medallas políticas de estos supuestos logros.